sábado, 29 de mayo de 2010

SUSANA MOO, PECADORA

Portada del libro de Susana Moo

SUSANA MOO, PECADORA

La masculinidad regresa. Se lleva el hombre. Lo deduzco por los textos de Susano Moo, que acaba de publicar un delicioso librito, “Eva su manzana y el pecado” . En efecto, Susana habla lo que le gusta a Eva. O tal vez a ella. Tanto monta monta tanto. Hombres fornidos, sudorosos, parcos, adustos, audaces, itifálicos, salidos, mirones. Hombres que incluso roncan.

¿Qué ha sido de los machitos feminizados que nos trajeron los 70? ¿Esos que llevaban el cabello más largo que sus compañeras, que eran pasivos, que se desempalmaban por el más fútil contratiempo, cocinitas, bañados en desodorante y Varón Dandy? ¡Pues nada, que resulta que ya no gustan! Tal vez no han gustado nunca. Así que, por más iguales que quieran hacernos, Eva ama las diferencias: una buena nuca, un pecho fornido, unas manos toscas, una polla hinchada. Eva ama el abismo, lo inquietante, la conmoción, el umbral donde las convenciones caen hechas añicos. Al menos, la Eva moderna, la Eva de nuestros días.

Susana Moo es una Eva contemporánea. Amparada en su paraíso gallego, hay pocos que se precien de conocerla. Yo tampoco la conozco. No sé cuál es su nombre real ni su profesión ni su edad. Ni siquiera su sexo. Porque muy bien podría ser un hombre. ¿Qué más da? En todo hombre hay una mujer. Y al revés.

A través del correo electrónico o de Facebook, me llegan mensajes de Susana Moo. Conozco su blog erótico, fresco, atrevido, variado, original, insustituible en este mundo de anafrodisíacos sucedáneos. En cuanto a Susana, ¿para qué conocerla? El misterio es el misterio. El misterio es erótico. ¿Hay mayor erotismo que este libro que me llega de Galicia cuajado de sugerencias?

Susana habla del pecado, de las erecciones nocturnas, de la seducción negra, de los encuentros a ciegas, de la prudente libido de los hombres de la calle, para concluir con un musical, poético y entrañable relato en gallego. ¡Ay, cómo se remueve en uno Rosalía de Castro!

La feminidad de Eva. La ternura de Eva que anhela la dureza de Adán. El imán de Eva que atrae al hierro de Adán. Ni intelectualismos ni adornos ni pavoneo. Un hombre hombre. Los demodés lo tienen duro con Susana Moo. Su edulcorada suavidad sólo provocará risa en ella. Sus rodeos, desdén. Sus trampas, piedad. El hombre que quiera ligarse a Susana tiene que ser él mismo, dejarse de circunloquios woodyallenianos, callar para siempre eso de “¿subes a tomarte una copa?” y… simplemente let it be.

Para una mujer mujer, un hombre hombre. Para una mujer audaz, un hombre audaz. Así que, en realidad, Susana Moo ha escrito el vademécum del hombre moderno. ¿Quieres saber cómo tienes que ser? Chico, lee a Susana Moo. Su librito. O sumérgete de lleno en su blog . Lamento que no la vayas a conocer. Aunque tal vez un día se siente de incógnito ante ti en el taburete de un bar. ¿Tanto que alardeas de hombre, podrás demostrarlo entonces? Hazte adicto de su blog, porque puede que un día te veas retratado en él y te tires de los pelos. ¡Dios mío, era Susana Moo y reaccioné como el negrazo de su relato!

-Me largo, chica… Hasta la vista.

Y se fue el negrazo. ¡Se fue sin dar palo al agua!

No, no es éste el hombre que le gusta a Susana. El hombre que le gusta a Eva. A las Evas. ¿Quieres saberlo? La incógnita y misteriosa dona escribe un blog que es más útil que cuantas obscenidades puedas encontrarte aquí y allá. Éste sirve. Es provechoso. Sabes dónde comienza un hombre y se acaba una mujer.

Susana Moo, ¿mujer o varón? Ambas cosas. Todas. O sea, Eva, la manzana ¡y encima el pecado!

martes, 25 de mayo de 2010

EL PERFUMADOR DE ESPAÑA

Mar Moreno (ABC de Sevilla)

EL PERFUMADOR DE ESPAÑA

Diarrea. Diarrea mental. Y también de la otra. Allá donde la espalda de Zapatero pierde su honesto nombre, apesta. Pero claro, para los monaguillos, cuando su líder da de vientre, sale gloria bendita. Por eso llegan las monjas de Zapatero, devotas de San Correcto, a decirnos que esta gloria bendita le viene de perlas al país. Ahí está la consejera de Presidencia de la Junta andaluza afirmando que es una suerte que España esté gobernada por ellos. Y esa niñata, rebelde convencional, Leire Pajín, diciendo perogrulladas como que “cuando la cosa vuelva a ir bien, el Gobierno volverá a reconocer con hechos el trabajo de los españoles”. ¡Faltaría más!

Donde ayer decían digo hoy dicen Diego y se quedan tan campantes, porque estas sacerdotas saben muy bien cuál es su tarea: la de dar lustre y esplendor a las deposiciones de Zapatero. ¿Acaso no han hecho siempre las monjas los trabajos de profilaxis?

También hay sacerdotos dedicados a la misma labor, porque el cura que desea llegar a las alturas debe ser suave y perfumar los cuartos de baño. El país apesta y, por ello, se han lanzado a una cruzada para disfrazarlo. Vamos a padecer una de las campañas más sistemáticas, machaconas y violentas de las que jamás hayamos tenido noticia. ¡Lo que caga Zapatero es gloria bendita, y punto!

Saldrán a los escenarios, irán a las plazas públicas, coparán los telediarios, se inmiscuirán en las páginas de los periódicos, para echar garrafas de colonia. ¿Quién dice que el país huele a mierda? ¿Pero no aspiráis los gratos aromas a rosas y jazmín?

Zapatero, el gran perfumador de España. ¡Gracias, Zapatero! Lo que los malvados llaman diarrea son en verdad ínclitos perfumes. ¡Qué igualdarios y autonomitarios y prosperitarios somos gracias a tu simpar inteligencia de mosquito y a tu ambición de triceratops, oh Zapatero!

El Vaticano zapatil, echado a la calle para evangelizar. Los sacerdotos y sacerdotas con cruces de San Político Correcto rezando que ¡ya hemos salido de la crisis! Acallando con su guirigay que, si no hubiéramos tenido este líder, la crisis habría pasado ya y ninguna de estas medidas habría sido necesaria. Pandemónium para ocultar que, durante seis años, su única obsesión ha sido que el alma de los españoles sea ortodoxamente correcta, mientras abandonaban todo lo demás a su suerte. “¡Tenéis que decir mayores en lugar de abuelos!”, clamaban mientras tomaban a manos llenas para sus celestiales políticas. Y mientras vendían la cuarta parte del oro del Banco de España por bonos basura. Y mientras multiplicaban los cargos de adoradores del líder. Y mientras secesionaban el país con lunáticos estatutos.

Por más que quieran perfumar el ambiente, España hiede. El culo de Zapatero pende sobre los españoles. ¡Y su milagrosa receta es que nos pongamos pinzas en las narices!

GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, 25 de mayo, 2010

martes, 18 de mayo de 2010

LA POESÍA NO NOS HACE MEJORES

José Manuel Caballero Bonald en la entrega a los niños de los
premios del Festival Internacional de Poesía de Granada
(foto Miguel Ángel Molina, EFE)

LA POESÍA NO NOS HACE MEJORES

En los libros de poemas “encontraremos el camino que nos hará más libres y mejores”, les dijo José Manuel Caballero Bonald a los niños en una entrega de premios del Festival de Poesía de Granada. Lo siento por los niños.

No, la poesía no nos hace libres. Ni mejores. La poesía abre el sentido del ritmo, de la maravilla, del asombro, de la belleza en nosotros, ¿pero qué tiene que ver con la libertad y la bondad? Terrible impregnar el arte de buenismo. En la gala del Lorca, Bonald reiteró: “La poesía es un buen sistema para defendernos de lo que nos impide ser más íntegros y felices”. O sea, la poesía como terapeuta. Como señorita Rottenmeier. ¡Mojigata visión!

Si consultamos las biografías de ilustres poetas, reparamos en que no eran mejores que sus conciudadanos; no eran mejores que el tendero, que el médico, el ebanista o el profesor. Por el contrario, algunos eran peores. Y es que la poesía parece tener una atracción fatal para las pasiones y los sentimientos desbocados. Conozco a muchos poetas y no son diferentes de otros mortales. Los hay que escriben irresistibles versos pero su ética es dudosa. Los hay que pergeñan un ripio detrás de otro, pero son grandes personas.

Si los poemas nos hicieran más libres y mejores, en Granada, con cien poetas por centímetro cuadrado, seríamos súper libres. Nuestra libertad no tendría parangón. No habría acto innoble ni nimia coerción que no denunciaran los poetas.

¡Lamentablemente no es así! Granada es una ciudad donde la libertad no se estila. Granada es una ciudad donde las grandes mentiras se degluten en silencio, donde los poetas callan porque saben que, si hablan, serán abismados en los infiernos del ninguneo. Hacen leña del árbol caído, eso sí, pero jamás se atreven con el árbol frondoso.

¡Ay con el señor Caballero Bonald! ¡Si al menos no hubiera sido mendaz con los niños! A los mayores, puede decirles lo que le plazca. Los mayores buscan mentiras. ¡Pero los niños! ¿Qué pasará cuando se pongan a leer poemas creyendo que serán libres y mejores?

La libertad y la excelencia se encuentran por otros caminos. Dar ejemplo es uno de ellos. Si el señor Caballero Bonald les hubiera dicho la verdad a los niños, los niños apreciarían la verdad. La libertad y la excelencia tienen que ver con los actos, no con las palabras. Caballero Bonald conculcó con palabras los actos que anhela. ¿Cómo saldrán los niños de esta contradicción? Perderán la poesía. Y perderán la libertad. Y con ella, la excelencia.

La poesía no nos hace libres ni mejores. Para eso están las organizaciones democráticas, la moral y la religión. La poesía nos hace sentir la vida. Y la vida es la vida. Ni libre ni presa. Ni divina ni abominable. Vida. Simplemente vida. Poesía.

GREGORIO MORALES VILLENA
Diario IDEAL, 18 de mayo, 2010


martes, 11 de mayo de 2010

EL DOBLE EXILIO DEL CIENTÍFICO GRANADINO

Emilio Herrera, en una imagen de juventud

EL DOBLE EXILIO DEL CIENTÍFICO GRANADINO

Es como si no hubiera existido. El parque de las Ciencias de Granada celebra su 15 aniversario, pero aún no le ha levantado el veto a Emilio Herrera, prodigioso matemático, aeronauta, conocedor hasta los tuétanos de la ciencia de su tiempo. Vidente también de la ciencia del futuro, hasta el punto de que predijo los vuelos espaciales e inventó el primer traje para cosmonautas. Trabajador en la francesa Office National d´Etudes et de Recherches Aeronautiques, fue Einstein quien lo recomendó para el puesto. Hombre intrépido, salvó por primera vez en avión el estrecho de Gibraltar. Ya exiliado en Francia, desde la mítica Radio París, divulgó la ciencia contemporánea con prodigiosa sencillez.

Lo recordaba el jueves pasado su tocayo, Emilio Atienza, en el Aula de Cultura de Ideal, donde presentó los programas de radio que ha recuperado con la meticulosidad de un arqueólogo y la pasión de un Indiana Jones. Herrera, el audaz, el intrépido, el hombre de moralidad insobornable. Como dijo Atienza: "No sé qué es lo que más me ha seducido de él, si su capacidad científica o su capacidad ética".

Herrera nació y se educó en Granada. Fue uno de los aguerridos pioneros de la aeronáutica, a cuya investigación contribuyó decisivamente. La Guerra Civil lo obligó a exiliarse a Francia, donde llegó a ser presidente de la República en el exilio. España volvió a acogerlo en 1993, cuando Granada lo homenajeó con motivo del traslado de sus restos. Entonces estuvo hasta Pedro Duque, que luego sería el primer astronauta español. Y ahora, 17 años después, es el Parque de las Ciencias quien debe abrazarlo en un homenaje permanente.

Triste que Emilio Herrera no sea profeta en el escaparate de la ciencia local. Acabo de estar en la ciudad norteamericana de Dayton, de donde son los hermanos Wright, otros pioneros de la aviación. Los Wright están por todos sitios. Constituyen el primer reclamo turístico de la ciudad. Dayton posee uno de los museos de aviación más importantes del mundo. Pero aquí, en Granada, el hombre que entendió la teoría de la relatividad y que se carteó con Einstein, ausente.

No quiero creer que sea a propósito. Comprendo que en 15 años no se puede hacer todo. Me constan la probidad y el esfuerzo de Ernesto Páramo, director del Parque. Pero ahora es el momento de que Herrera regrese a donde debió estar desde el comienzo

En España, no sólo es delito pensar de otra manera, sino pensar profundamente. Con Emilio Herrera, lo primero fue subsanado. Sólo queda lo segundo. Granada es ciudad de talento. Sólo que está ciega para reconocer su propio talento. Acostumbrada a buscar fuera lo que tiene dentro, ignora sistemáticamente a sus hijos. En el espíritu exacto del parque de las Ciencias está lograr que no vuelva a ser así.

GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, 11 de mayo de 2010

martes, 4 de mayo de 2010

PUERTA REAL 4 - V - 2010


LAS MOTOS DE ZAPATERO

Los letreros luminosos de la circunvalación de Granada rezaban este finde: “Conductor, piensa en las motos”. ¡Vaya, hombre!, me digo. ¡Ahora me imponen hasta en qué pensar! ¿Y si no quiero? Si deseo, por ejemplo, pensar en los camiones, o en la Sierra, o en el amor, ¿me pondrán una multa? Me temo que, al igual que alcoholímetros, tengan ahora pensamentímetros.


Ya decía yo que este gobierno quiere inmiscuirse hasta en el alma. ¡Ahora nos ordenan pensar en motos! Tal vez así nos alejan de la política. Tal vez así buscan que no nos demos cuenta del declive de España. Quieren que pensemos en motos porque son imagen de soltura y libertad. ¡Conductor, aunque el país se abata, tú piensa en motos! Como en los tiempos de Franco, cuando dictaban que pensáramos en el fútbol. “¿Que no hay partidos en España?”, se indignaban los jerarcas. “Consultad la liga, chicos”. Lo mismo ahora: “¿Qué no hay libertad en España? Pensad en las motos, tíos”.

O sea, que en España tenemos libertad. La libertad de pensar en motos. Por lo demás, hasta el más leve pensamiento heterodoxo está penado. Quieren que pensemos en motos y que, si por casualidad, se nos ocurre pensar en otra cosa, el miedo nos atenace. No pretenden convencer, sino apabullar. Por eso, no enseñan, sino que publicitan. No educan, sino que punen.

Imagina por unos segundos que el autor de tan ingenioso eslogan esté tratando de decir “Conductor, sé respetuoso con las motos”. ¡Entonces es que no sabe escribir! Entonces es que se trata de un aventajado alumno de una de las 18 leyes de Educación que acribillan el país. Para semejante lumbrera, “pensar” es sinónimo de “andarse con cuidado”. El franquismo hacía la misma identificación. Cuidado con las motos, sí, ¡pero no con los motoristas! Las motos, chico, circulan solas.

Incultura del Gobierno de España. ¡Con lo fácil que habría sido decir “Conductor, respeta a los motoristas”. No hay nada gratuito, sin embargo. De la frase se desprende subliminalmente que desean que no pensemos en nada. O sólo en los deportes, en el fútbol, en la salsa rosa. Y que lo demás se lo dejemos a Zapatero el Prócer. El eslogan es la perfecta definición del Presidente del Gobierno: “Ciudadanos, yo sólo pienso en motos”.

Lamentablemente Zapatero no sabe conducir y se ve obligado a invocar a San Político Correcto para que lo haga. Por eso el país no huele a gasolina, sino a incienso. Y las calles están infestadas de parados, indigentes y pobres.

El Gran Líder que habita en la Moncloa confunde a España con una motocicleta a la que conduce un espectro. Luego el choque resulta inminente. ¡Conductor, cuando te digan que pienses en motos, tú piensa en Zapatero, y a lo mejor logras que no se estrelle contra ti!


Diario IDEAL, martes, 4 de mayo de 2010