martes, 27 de septiembre de 2011

ALERTA ROJA POR ESPEJISMOS

«En los próximos dos meses se esperan bancos de
espejismos en toda la Península, Baleares y Canarias» 

Mientras bancos de espejismos se ciernen sobre la península Ibérica, Baleares y Canarias, Alfredo Pérez Rubalcaba devora a los españoles
 
Alerta roja por espejismos 

En los próximos dos meses se esperan bancos de espejismos en toda la península Ibérica, Baleares y Canarias. Debido a la gran tormenta que se cernirá sobre el sur de Europa el 20 de noviembre, el aire se irá progresivamente calentando con mensajes llenos de promesas que se refractarán a lo largo y ancho del reino de España, haciendo emerger no sólo refrescantes oasis, sino edénicos paraísos con efebos y huríes, mundos de impoluta igualdad y universos donde todos los deseos se verán cumplidos. Los efectos de dichos espejismos serán potencialmente peligrosos para la ciudadanía, por lo que debe extremarse la precaución bajo riesgo de vertiginosos desencantos, abismales traumas y crueles despertares.
Las entelequias tienen su origen en varios y virulentos volcanes situados en el Desierto de la Ética, que genera un aire de temperaturas tan altas que los rayos solares no pueden remontar las capas inferiores de la mentira. Tales espejismos irán en progresión y vendrán acompañados de rachas de viento huracanado que bramarán palabras tan hermosas como justicia, trabajo, educación, bienestar y otras al uso. La población debe pensar que son puros efectos del vendaval y que, en realidad, sólo traen desencanto y destrucción.
En los cielos nubosos, parecerán dibujarse batallas donde un gigante al que llaman PSOE combatirá por sus siervos de la gleba con otro gigante al que llaman PP, también en lucha por sus siervos, y con ellos o contra ellos, otros jayanes iguales o más belicosos aún. Parecerán escucharse horrendos berridos y hediondas acusaciones, dará la impresión de que se perpetran delaciones y puñaladas, pero son meras apariencias. ¡La población no debe incorporarse bajo ningún concepto a ninguna de estas troupes!  Una vez pasada la tormenta, tales gigantes se desharán melifluamente en el aire.
La Agencia Estatal de Meteorología hace hincapié en que todos estos espejismos son causados por la insana atmósfera que ha producido la obsoleta industria de un tal José Luis Rodríguez Zapatero y sus aprendices de brujo, cuyos pestilentes gases no sólo atufan hasta extremos inadmisibles el país, sino que cierran la visión del cielo, haciendo de pantalla que refleja todo tipo de ensoñaciones, delirios, jactancias, egoísmos y avasallamientos.
Según señala la Agencia, la única solución es el desmontaje de la maquinaria anquilosada, cosa por otra parte imposible si se toman por veraces los pronosticados espejismos. Por ello se encarece a la población a que no crea absolutamente en nada de lo que los cielos o sus mensajeros (prensa, televisiones, Internet…) pongan ante ella en estos dos meses. Así la purulenta atmósfera irá quedando despejada y la grisalla de la impostura, en la que todo espejismo tiene su asiento, será barrida.
Las Agencia Estatal ha decretado alerta roja hasta el próximo 20 de noviembre, por lo que la población debe aplicar todas y cada una de las medidas de seguridad escrupulosamente referidas.

GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes 27 de septiembre, 2011 

martes, 20 de septiembre de 2011

LA LUCHA

«La lucha erige en héroe a 
aquel contra el que se lucha»
Si no luchas, el combate se vuelve inútil. En la foto, Gregorio Morales no considera siquiera la amenaza del luchador que cree amenazarlo
 La lucha

Míralos, luchando agónicamente los unos contra los otros. Hablan continuamente de paz, pero no dejan de luchar. Los padres luchan por sus hijos. La televisión por la audiencia. El enamorado por su pasión. El perseguido por su libertad. El idealista por sus sueños. La Banca por el beneficio. El PP contra el PSOE. El PSOE contra el PP. Los laicos contra el Papa. El Papa contra los ateos.
Todos están luchando. Conciben la vida como una continua lucha. Una lucha que no es metafórica ¡ojalá!, sino que lleva aparejados todos los elementos del combate: la parcialidad, la zancadilla, el chovinismo, la inquina, la delación, el sofisma, la calumnia, y la violencia soterrada o patente.
Cuando no está en nuestras manos infligir el golpe brutal, le subrogamos el papel a la Justicia, exigiéndole penas ad hoc en las que ejemplarmente sean apabullados nuestros enemigos. Aquí está Fulanito, proponiendo el enésimo cambio de ley para amartillar mejor a su presa.
Qué fragor al rastrear las noticias de cada día. ¡Todos están luchando! Vivimos en una sociedad enferma. Una sociedad que no concibe nada sino llenando de desahuciados la cuneta. Una sociedad a la que no se le alcanza que algo te pueda ser regalado. Una sociedad torpe y ciega que busca que pagues por todo, por lo que amas y por lo que no amas, que tengas que echar a alguien para ocupar su banco en el parque, y, a su vez, seas penado por haberlo hecho, ya que si tú has luchado, él también ha luchado.
Todo es una amarga, confusa, cretina lucha de los unos contra los otros. Una lucha inútil, pues toda lucha potencia al adversario. Si estoy en contra de un líder político, potencio a ese líder. Si estoy en contra de la violencia feminista o machista, potencio la una o la otra, o las dos a la vez. La lucha erige en héroe a aquel contra el que se lucha. Un héroe vacuo, por otra parte, puesto que su único mérito es ser víctima. La lucha yerra siempre sus objetivos y crea por todas partes héroes de pacotilla.
No hay lucha que no nos hiera, además. Toda lucha es en realidad contra nosotros mismos. Puedo estar pisoteando el cadáver de mi enemigo, pero, en realidad, me estoy pisoteando a mí mismo, ya que todo el rencor abrigado es a mí a quien lastima. Por eso, en esta sociedad de la lucha, se rinde culto a la enfermedad y a la desgracia. No puede ser de otra forma: si todos luchamos, todos estamos heridos; todos estamos enfermos. La enfermedad es el Dios de los verdugos y de las víctimas.
¡No luches! Trabaja por lo que amas. Como no luchas, los belicosos no podrán entablar combate contigo. Y entonces llegará la paz. Esa que todos luchan por encontrar pero que no encuentran precisamente porque luchan.

GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 20 de septiembre, 2011 

domingo, 18 de septiembre de 2011

UNA DENUNCIA HISTÓRICA

«Denunciamos el estado de arbitrariedad
de los poderes públicos»

Firmantes del llamado "Manifiesto de Granada" (1994). De izda. a dcha. y de arriba hacia abajo: Juan Goytisolo, Gregorio Morales, Fernando de Villena, Antonio Enrique, José Lupiáñez, Antonio Gala, Enrique Morón y Ricardo Bellveser
Una denuncia histórica

Cuando la gente de la cultura callaba sirviéndose a manos llenas de las subvenciones dadas pródigamente por ayuntamientos, diputaciones, autonomías y ministerios, 60 escritores alzaron su voz en una fecha tan lejana como ¡1994! causando impacto en la dócil opinión pública. El breve texto en el que denunciaban esta corrupción y desmesura fue conocido como Manifiesto de Granada y se publicó en la prensa nacional, dando origen a un encontrado debate. Reproduzco aquel Manifiesto con sus firmantes. ¡No, no todos callaron!

MANIFIESTO DE GRANADA
La literatura española contemporánea ha llegado a una situación  de peligroso anquilosamiento, entre otras cosas por el silencio en que se ha tenido a una gran parte de escritores, relegados por causas tan ajenas a la verdadera literatura como sectarismos políticos, imposiciones estéticas o dudosos intereses personales. Es hora de destruir el laberinto que ha enrarecido y mixtificado nuestro panorama durante las últimas décadas poniendo justicia e imparcialidad en esta inmensa herida. ¿Qué se puede ganar descartando a unos si no es el mayor medro de otros? No estamos tan sobrados de buenas obras como para permitirnos quemar gran parte de ellas. Invitamos a la crítica independiente, aquella que, a la larga, descubre lo mejor de una literatura, a volver, en un movimiento de justicia, sobre ellas. A menudo es en el lado de la sombra donde anida el futuro y la renovación de las estructuras. El éxito inmediato que se ha impuesto en los últimos años es un doloroso síntoma de que no se están ofreciendo ni alternativas ni novedades al mundo en que vivimos.
No somos un grupo ni una generación, y nuestros credos son tan diferentes como los de la sociedad; no nos unimos para pedir la cabeza de nadie, pero sí la demolición de los caminos viciosos que han permitido esta sangría: Premios amañados, cenáculos auspiciados por el poder, consignas de dudosos jefes literarios, patentes de corso para impartir prestigio, críticos sectarios... Denunciamos especialmente el estado de arbitrariedad de los poderes públicos en orden a subvenciones que provocan el tráfico de influencias en manos de particulares. Exigimos a los gestores públicos en el Ministerio de Cultura, consejerías autonómicas, universidades, diputaciones y ayuntamientos, que reflexionen acerca de que gran parte del malestar existente en la cultura radica en su modo sesgado de actuar, favoreciendo con criterios políticos a determinados grupos, los cuales se sirven de los impuestos de los ciudadanos para imponer sus intereses, aplastando y condenando al silencio a los que representan diferentes alternativas. Por ello nos reafirmamos en los valores constitucionales y exigimos su estricto cumplimiento a quienes están obligados a velar por ellos.
Sin demora debe desaparecer de todos los ámbitos cualquier discriminación. Un escritor sólo puede y debe ser juzgado por la calidad de lo que escribe, lo que no ha sucedido en la literatura española actual. Aunque somos conscientes de que las estéticas exclusivistas que han actuado de gendarmes de la cultura conllevan en su proceder su propio desprestigio, no toleraremos por más tiempo semejante situación.
Granada, junio, 1994
Firman (por orden alfabético): José Asenjo Sedano. Ricardo Bellveser. José Barranquí. José Carlos Cataño. Carlos Clementson. Miguel Angel Diéguez. Emilio Durán. Antonio Enrique. Nicolás Extremera.  Domingo F. Faílde. José Fernández Castro. Antonio Gala. Manuel García Viñó. José Gaitán. Juan Goytisolo. Carmelo Guillén Acosta. Miguel Herráez. Francisco Izquierdo. Manuel Jurado López. José G. Ladrón de Guevara. Juan León. Jacinto López Gorgé. José Lupiáñez. Manuel Mantero. Gregorio Morales. Enrique Morón. Mª Antonia Ortega. Pedro J. de la Peña. José Polo. Eduardo Pons Prades. Antonio Porpetta. Vicente Presa. Carlos Rigual. Antonina Rodrigo. Antonio Rodríguez Jiménez. Pedro Rodríguez Pacheco. José Antonio Sáez. Andrés Sorel. Eduardo Tijeras. Javier Tomeo. Alberto Torés. Miguel Veyrat. Manuel Villar Raso. Fernando de Villena.

martes, 13 de septiembre de 2011

EN LA PALMA DE LA MANO

«Prefiero la ciudad de los cielos a la de
los rascacielos. El aeropuerto me lleva a
la última. Las montañas, a la primera» 
 
 Varias sierras en la palma de la mano

En la palma de la mano 

Lo más bello de Granada, la Granada intemporal, aquella por la que no ha pasado el tiempo, cabe en la palma de la mano. ¡Qué prodigio abarcar de una sola mirada lo más hermoso de una tierra!
La maravilla sucedió el pasado miércoles transitando la cañada del Sereno, en la Sierra de Huétor. A la izquierda, Sierra Nevada, maciza, añil, desnuda contra el cielo azul. Nunca como desde aquí he divisado tan nítidamente su inmensa y grácil extensión, con sus emblemáticos Veleta, Mulhacén, Alcazaba… Finales de un tórrido verano y aún había nieve en los ventisqueros. Al fondo, a la derecha, lila, desvaída como un suave dibujo a pastel, la Sierra de Tejeda, con el Lucero y el puerto de Frigiliana, ruta hacia Málaga. A mis espaldas, rodeándome entre tupidos bosques, la Sierra de Huétor y la de la Alfaguara y la de Arana…
¡Todo ante mí, en una única ojeada! Sin rastros de civilización, sin gente, con el puro sonido de la montaña. La belleza es tan irresistible que siento deseos de saltar, de gritar, de expresar la plenitud que me embarga. No hay palabras.
¡Es tan bella Granada! Llevo años recorriendo sus sendas, subiendo a sus montañas, vadeando sus ríos, bebiendo su nieve, y aún me quedan una infinidad de rutas que hacer. Es un mundo entero, un fantástico laberinto, un descubrimiento permanente.
¿Qué necesidad tengo de nada más? ¡Aquí está todo! Siento piedad de quienes buscan lo mismo en pobladas ciudades. Yo fui uno de ellos. Todas las sensaciones, todas las experiencias, todos los alicientes que puedas encontrar en Madrid o en Nueva York, ¡están ya en la montaña! Pero ni Madrid ni Nueva York tienen lo que tiene la montaña. El éxtasis que prodigan las sierras supera con creces cuanto se pueda concebir.
Es hermoso reconocer en la Gran Manzana los edificios que has visto en películas, toparte en un restaurante con la actriz famosa, hablar en un cóctel con el escritor súper ventas, tener al alcance de la noche garitos singulares e inquietantes, pero nada iguala el placer de atravesar montañas y encontrarte en cada recodo una perspectiva nueva, un nuevo olor, un nuevo sonido. Hay algo que vibra en ti cuando domas los montes, los haces tuyos, los nombras, los reconoces y sientes que las bestias antes hostiles te acogen con amor.
Las sierras de Granada están cerradas para muchos y abiertas para pocos porque te exigen esfuerzo, valor, pericia, espíritu aventurero y capacidad de maravilla. Es fácil tomar un avión para Nueva York. Es difícil subir al Picón de Jeres. ¡Pero la perspectiva que ves desde el Empire State es una ridiculez comparada con la del Picón!
Yo he acabado comprendiéndolo: prefiero la ciudad de los cielos a la de los rascacielos. El aeropuerto me lleva a la segunda. Las montañas de Granada, a la primera.
  
GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 13 de septiembre, 2011

martes, 6 de septiembre de 2011

¡VAMOS ALLÁ!

«Con su audacia, Juan Carlos Gómez no
morirá jamás. Pues el destino está en la mente.
Y una mente sana es un destino sano»

Estado en que quedó la avioneta de Juan Carlos Gómez tras el aterrizaje forzoso en Arenas del Rey el 2 de septiembre de 2011 (Foto EL PAÍS)
 ¡Vamos allá!

Qué hermoso lema para vivir: “¡Vamos allá!”. El piloto del Infoca Juan Carlos Gómez estaba a punto de estrellarse con su avioneta el pasado viernes. Estaba a punto de morir. Pero en aquellos segundos decisivos, no se resignó, no se entregó a lo inevitable, no se dejó ganar por el fatalismo. Determinó que saldría de aquello. “¡Vamos allá!”, se dijo. Y se estampó de la mejor manera que pudo contra las hermosas faldas de la Resinera, en Arenas del Rey. Salió por su propio pie, aunque herido. Y ahora, inmovilizado en la cama del hospital, sigue diciendo: “¡Vamos allá!”.
Qué gran pericia la de este hombre que ya ha salvado la vida dos veces más, una tras caer al Mediterráneo y lograr salir de una cabina sumergida. Pericia para vivir. Cuando ante los obstáculos, las limitaciones, las enfermedades y las crisis no decimos “¡vamos allá!”, la muerte se posee de nosotros. Vivir en el miedo, en el rencor o en el victimismo es muerte. ¡Cuántas personas no viven muertas!
Cuando hago como que leo el periódico en la barra del bar, escucho a los parroquianos contar una enfermedad detrás de otra. Cada cual regodeándose en sus males, amparándose en ellos para justificar su inania o su fracaso o su desamor. Rivalizando por ganar en la carrera de los desahuciados. ¡Los camareros no pueden más! Cuando regresan a casa, no tienen el cuerpo cansado, sino la psique.
Juan Carlos Gómez representa lo opuesto: es un ejemplo de superación, de arrojo, de valor. Él niega ser un héroe porque es un verdadero héroe. Pero no es un héroe por haberse salvado de aparatosos accidentes. Lo es por su forma de pensar. Una forma que rebate el culto a la desgracia de la sociedad en que vivimos. Parece que para que nos quieran más debemos ser infelices o estar enfermos. El padecimiento se usa como un arma arrojadiza para culpar a otros. Siempre hay alguien que tiene la culpa de nuestros males, confirmando así lo perversa que es la sociedad.
Sólo los héroes invierten la cuestión. “No he estado a punto de morir, mis heridas sanarán, no soy un héroe, sino simplemente una persona que ante los obstáculos sigue adelante”, clama Juan Carlos Gómez con su comportamiento. Veo su foto y se me aparece un hombre fuerte, optimista, viril, positivo… ¡Qué ejemplo para plañideros! Con su audacia, este hombre no morirá jamás mientras inspire a bocanadas la vida. Pues el destino está en la mente. Y una mente sana es un destino sano.
Debemos grabar sus palabras en nuestro entrecejo. Pase lo que pase, nada ni nadie puede quitarnos la plenitud. Dejemos el miedo para los políticos y los agoreros, y quedémonos con el ensalmo de Juan Carlos: ¡Vamos allá! Para quien sigue adelante, no hay problema que no quede lejos ni meta que no pueda alcanzar.
GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes 6 de septiembre, 2011