martes, 29 de noviembre de 2011

LOS HINDIGNADOS

«Han convertido una legítima indignación en hindignasión»
Edificio de la calle Duquesa ocupado por el 15M de Granada entre los días 19 de octubre y 23 de noviembre. Foto: G. Molero 
Los hindignados

Míralos. Han convertido una legítima indignación en hindignasión. Resultan patéticos. Su empeño de que las entidades oficiales les den un edificio para sus “actividades lúdicas” no es sino el gesto del nene que lo espera todo de papá. Ahí están, como los gorrillas: mendicando una limosna. Y si no la consiguen, amenazan y allanan.
Hasta se han atrevido a calificar de “dudosa legalidad” el procedimiento mediante el que se llevó a cabo su desalojo de la antigua sede de Educación, que han tenido ocupada un mes. Sin embargo, irrumpir en un edificio que no les pertenece, negar la entrada a sus legítimos propietarios y llevar material de obra, ¡eso sí es legal! ¿Ellos incumplir la ley? ¡No, no!
Critican a la Universidad por subir las tasas pero ellos quieren un edificio que la Universidad mantiene con sus tasas. Señalan la mercantilización de la institución, pero ellos exigen un bien mercantil. Denuncian que no se cubren las bajas, pero ellos no asisten a clase. ¡La Ley del Embudo se ha hecho para algo!
 Como están en una lucha y son inteligentes, se sirven de los métodos del mal para conseguir el bien. Lo mismo han hecho las grandes figuras de la historia: Stalin, Hitler, Ceaucescu… o, sin ir más lejos, Felipe González y sus GAL. Si estos hindignados llegaran al poder, no habría norma ni protocolo ni ley que se les resistiera. Se las saltarían todas en nombre de su bondad.
Así que aquí están, luchando para que papá universidad les dé una casita donde plantar su ludoteca. Hacen bien. ¿Acaso no les ha dicho el pacifista de Rubalcaba que peleen? Pues ellos pelean, aunque en su ingenuidad sistemática creen que hay peleas pacíficas y peleas violentas. Las primeras son las suyas, claro.
Si papá Rector les concede la coqueta casita de la que se han encaprichado, serán buenos, muy buenos. Crearán “un espacio de vecinos abierto a los granadinos, con actividades enfocadas a la cultura y a la política”. ¡Por los cielos, nos van a salvar! Lo mismo podrían hacer participando masivamente en los foros de la ciudad; inundando con su presencia inteligente las vacías salas de exposiciones y conferencias; escuchando, opinando, debatiendo; podrían escribir a los periódicos, participar en programas de radio y televisión; podrían ahincarse en el estudio y sacar las mejores notas de su Facultad; podrían hacer algo de todo esto, pero no, ¡no, no pueden hacer nada sin su chalecito!
¡Pobres! Creen que tienen en sus manos el futuro, pero no se percatan de que, en realidad, son el triste ejemplo de una España pueril, que lo espera todo del Estado y nada de sus individuos; y que no son diferentes de los políticos que dicen no les representan. Son más de lo mismo. Aquello contra lo que protestaron los manifestantes del 15M. Son el triste pasado que nos ha traído este triste presente.

GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 29 de diciembre, 2011 

domingo, 27 de noviembre de 2011

LEONARDO VILLENA, ENTRE DON QUIJOTE Y SANCHO

«Leonardo Villena es Sancho y don Quijote a la par»

En la vida y en la obra de Leonardo Villena, se mezclan don Quijote y Sancho
Leonardo Villena, entre don Quijote y Sancho

¿Cómo es posible?, me pregunto una y otra vez. Veamos: Leonardo Villena es un hombre entrañable, cachazudo, socarrón… ¿pero quién se puede imaginar que es un avezado escritor? Leonardo Villena tiene toda la pinta de un compañero de farra, de esos que te encuentras todas las noches en el bar de la parroquia, y con el que degustas tapas y vasos de vino en torno a una apasionada conversación. ¿Pero cómo entender que el manuscrito que pone en tu mano lo haya escrito él? ¿En qué horas secretas lo ha pergeñado?
Lees a escritores e intelectuales consagrados y te dejan indiferente. Lees a Leonardo Villena y no puedes soltar el libro. ¡Ahí está la vida! Yo acabo de aventurarme en un texto inédito suyo, “Electra sale de paseo”, y se me ha quedado prendido a la piel. ¡Cómo he lamentado que sólo tenga 140 páginas!
No comprendo que este hombre cordial, parlanchín y que ama los buenos caldos, memorice como una cámara holográfica hasta el más mínimo detalle de cuanto le rodea. Menos aun entiendo que el político que tanto lucha por la independencia de Andalucía Oriental, que aparece por arte de magia en los más diversos eventos para aguar la fiesta oficialoide, el que a veces enarbola en solitario pancartas y otras reparte octavillas mientras es mirado con displicencia por los políticos encumbrados, pueda luego penetrar de una forma tan verídica en el corazón humano.
Yo creo que los verdaderos escritores deben de amar la vida igual que él. A veces me lo imagino como un Arcipreste de Hita, como un goliardo nómada y nocherniego que, sin embargo, escribe “El Libro de Buen Amor”. Leonardo Villena ha escrito muchos libros, algunos inmensos, y siempre que los lees, piensas que lleva un príncipe dentro. Es como si en el interior de Sancho habitara don Quijote.
Leonardo Villena es Sancho y don Quijote a la par. Por el primero, goza de la vida, la paladea, hace fiesta de todo, idolatra su Padul natal, sabe del campo, de las siembras, de las cosechas y de los refranes. Por el segundo, tiene un espíritu idealista, desprendido y solidario, y a veces también ve gigantes en molinos de viento y malvados en un rebaño de ovejas. Mientras vive aventuras quijotescas, escribe páginas tan reales como la vida.
Pero España es una madrastra y no ama a sus quijotes. ¿Cómo iban a hacer fortuna las obras Leonardo? Esta turbadora novela iba a ser publicada por el Ayuntamiento de Lanjarón. “¿Pero tú crees, Leonardo, que un Ayuntamiento te va a publicar este libro heterodoxo? –le digo-. ¿Crees que la belleza y la buena literatura les importan algo?”. Las mentes funcionariles no quieren ahondar en Sancho porque temen llegar a don Quijote. La prueba de esta España estulta y mojigata que nos ha dejado Zapatero es que don Quijote produce pavor. Leonardo Villena aterra a las almas púdicas y celestiales, por su tipo, por su vozarrón, por su conversación desbordante, por sus tendencias políticas… y porque sospechosamente escribe con mucho tino. ¡Y eso ya es demasiado!
Los sapos se convierten en príncipes en los cuentos infantiles, no en la realidad. ¡Pero sólo porque nadie se atreve a dar el paso de la princesa! Sin embargo, cuando nadie lo ve, en momentos oscuros, a solas consigo mismo, Leonardo es besado por un hada secreta. Y el vaso de vino que sostiene en la mano se le transforma en pluma. Y sus pensamientos campechanos y joviales devienen embelesadas y sabias historias. Y entonces salen libros como el que acabo de leer. ¡Inexplicable para quien no entienda de magia!

GREGORIO MORALES

martes, 22 de noviembre de 2011

SEXO TONTO

«¿A cuántos orgones llegas en la cama?»

Un acumulador de energía orgónica

Sexo tonto 


¿Estás satisfecho sexualmente? La Universidad de Granada se encarga de estudiarlo. Wilhelm Reich intentó responder a esta pregunta en los años 40, para lo que se sacó de la manga el orgón o unidad de placer. ¿A cuántos orgones llegas en la cama? Reich ideó un instrumento para medirlos, un contador Geiger adaptado, y otro para crearlos, el acumulador de energía orgónica. Pero la Universidad de Granada ¡tan moderna! se sirve en su lugar de viejos libros contables. En el Haber, garabatean el goce que le proporcionas a tu pareja; en el Debe, el que recibes. Y luego hacen el balance.
¡Más decimonónico imposible! Los padres del mecanicismo estarían muy satisfechos. Dos máquinas que se acoplan a distintas energías. La diferencia es la satisfacción. ¡Vamos, ni una pincelada de pensamiento complejo! Hasta un niño podría trabajar en el Departamento de Psicología de la Universidad de Granada.
¿Y con quién están haciendo el estudio? No te asustes. No, no lo hacen en vivo. No ponen a los sujetos a copular con el cuerpo lleno de electrodos. En su lugar, piden a los individuos que rellenen aburridos cuestionarios. ¡Es que si no doña Correcta podría tirarles de las orejas!
Tampoco seleccionan a los sujetos. Al menos, para la parte del estudio cuyo cuestionario está colgado en Internet y puedes rellenar si lo deseas*. ¡Hasta han hecho un llamamiento público! Yo mismo lo he secundado, aunque no he respondido como Gregorio Morales, sino como una chica de 27 años que vive en Frigiliana (Málaga), es bisexual y mantiene varias relaciones simultáneas. ¡Ha sido tan fácil! Te repiten una y otra vez las mismas preguntas porque creen que quien mienta se contradecirá, pero resultan tan palmarias, tan inocentes, tan machaconas, que sólo un calamar podría llevarse a error.
Lógicamente no lo he hecho para jugar con la Universidad ni para confundirla, sino para demostrar lo poco riguroso de estos estudios, la nula representatividad de las encuestas, lo azaroso de las respuestas y, por tanto, la inconsistencia de las conclusiones. ¡Algo que no sirve para nada ni indica nada! Bueno, tal vez se lo pasen bien los investigadores, como los niños que juegan a cowboys. Pero sólo eso. Desde un punto de vista científico, es, como decía la canción de los Dire Straits, “money for nothing”. Dinero dilapidado, ciencia inservible y apócrifa. Wilhelm Reich en versión cañí.
 Investigaciones como ésta rampan por el mundo, no es sólo la Universidad de Granada. Por eso, pueden maquear de rimbombantes patrocinadores. Aunque allende los Pirineos no existe la endogamia universitaria nacional, sí hay una endogamia intelectualoide. Así que la mayoría de los estudios científicos que no entran directamente en la experimentación (física, química, biología…), son abstrusos trabajos plagados de ingenuidad, tautologías y resultados ilusorios. Como éste cuyos hallazgos estoy deseando conocer. ¡Eso sí, que quiten a la chica de Frigiliana!


* El test sobre "Satisfacción sexual" se puede encontrar y responder en la web:


GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes 22 de noviembre, 2011 

domingo, 20 de noviembre de 2011

EL GRAN COLISIONADOR DE XAVERIO

«No te arrepentirás de entrar en la sala porque estás entrando a ti mismo»

Uno de los cuadros de Xaverio que muestra la exposición "Percepciones en clave minimalista. La sabiduría de lo elemental". Sin embargo, la foto no testimonia la realidad del arte de Xaverio. Para disfrutar de la experiencia, hay que verlo directamente

El gran colisionador de Xaverio

Xaverio, Percepciones en clave minimalista. La sabiduría de lo elemental. Sala Ibn Al Jatib, Pabellón Al Ándalus (Fundación del Legado Andalusí Parque de las Ciencias, Avda. de la Ciencia s/n, Granada). Hasta el 11 de diciembre.


Xaverio ha pasado una década alejado del arte y, sin embargo, las obras que expone la Fundación del Legado Andalusí aparecen más nuevas que nunca, prueba irrefutable de que estamos ante el Arte con mayúsculas.
Hay un arte que es fruto de su época y hay épocas que son fruto de su arte. Xaverio pertenece al segundo grupo. No es informado por su tiempo, sino que lo informa. Sus petrales son los genes del acaecer. ¿Petrales? Es que el arte de Xaverio es tan singular que sólo puede ser descrito con palabras singulares.
Los petrales son la esencia de quien no cree en el tiempo y sabe que sus raíces se asientan en un mundo infinitesimal donde presente, pasado y futuro son simultáneos. Cada superficie de Xaverio es una inmersión en el orden plegado, origen del orden aparente. Como un aguerrido buscador de perlas, el artista bucea en el océano subatómico para emerger con los deslumbrantes tesoros que ahora cuelgan en el Parque de las Ciencias.
Ponernos en contacto con esa intuición es la grandeza de esta muestra, que tan sabiamente ha comisariado Concha Hermano, e igual de sabiamente ha auspiciado Paca Pleguezuelos. ¡Pero no son necesarios conceptos! Basta con sentir estos petrales, sin teorías, sin raciocinios, sin argumentos. Basta con ponerse ante los cuadros y dejarse poseer. No te arrepentirás de entrar en la sala Al Jatib porque, en realidad, estás entrando a ti mismo. ¡Y eres tan bello! Los petrales son espejos. Te verás reflejado y comprenderás que eres tan indestructible y tan sublime como el cosmos que desvelan.

GREGORIO MORALES 

martes, 15 de noviembre de 2011

AGONÍA EN EL PRESIDIO

«En quince días, dos presos han muerto en la cárcel de Albolote (Granada) por causas no naturales»

Presidio de Albolote (Granada)
 Agonía en el presidio

¿Qué tragedia personal había tras estos dos hombres? ¿Por qué habían sido condenados? ¿Era la primera vez que los grillaban?
En quince días, dos presos han muerto en la cárcel de Albolote por causas no naturales. La información está envuelta en el misterio. “Todo apunta a que fue por una sobredosis de medicamentos”, explica. ¿Sobredosis de qué medicamentos? ¿Ha sido accidente o suicidio? Otro de los escuetos datos ofrecidos es más siniestro aún: ¡sólo se apercibieron de las muertes durante el recuento! Es decir, dos personas habían fallecido ante la indiferencia general.
            La noticia resulta inquietante. ¿Qué tipo de cárcel es ésta? Apesta a sombría trena, a cruel garigola de épocas pretéritas. ¿Pueden morir dos presos en circunstancias tan extrañas y que no haya una sola fuerza política que pida explicaciones ni periodistas que colapsen de llamadas la centralita del presidio? Debe de ser el ansia que tenemos los españoles de encarcelar a nuestros semejantes por la más mínima falta. Como comentaba un inhumano lector en la noticia digital de IDEAL: “Así hay dos bocas menos que chupan del bote”.
            Con las leyes zapateriles, que imponen cárcel por trivialidades, nadie está libre de la gayola. Ya no existe quien no tenga entre sus amigos o familiares a algún preso político por razón de género. Cientos de miles que están en la cárcel por denuncias falsas o por haber alzado un día más de la cuenta la voz, y resulta que se encuentran algo inconmensurablemente más atroz: la gelidez, el desdén, el relegamiento, el abandono y la crueldad. Lo mismo que la pena intenta paliar, pero elevado a la enésima potencia.
            La única explicación de la autoridad carcelaria es una pueril hipótesis: que “los internos pudieron acumular de manera ilegal alguna medicación que se les estuviera suministrando a causa de una patología o secuela psicológica”. ¡Por los cielos, no puede haber mayor vaguedad! Ni siquiera es seguro lo que se afirma. ¿Estaban tomando o no medicación? ¿De qué secuelas psicológicas hablan? Porque si las hay, ¡entonces puede muy posiblemente haber sido suicidio! El desconocimiento de lo sucedido es tan profundo que los responsables deberían ser fulminantemente cesados.
            Por lo demás, la información miente. En una cárcel saturada, con dos reos por celda, ¿nadie reparó en los moribundos?  En un alarde de inocencia, la nota resalta que uno de ellos estaba en el módulo de ingreso. ¡Pero resulta que en este módulo no se puede permanecer más de cinco días! ¿En tan corto espacio pudor reunir medicamentos suficientes para una sobredosis? La información suscita sombrías sospechas.
            Mañana puedes ser tú. O un familiar o amigo. ¿Es propio de una democracia que un reo pueda morir oscuramente mientras cumple su pena? ¿Y que los responsables se encojan de hombros? No sé las culpas de estos dos hombres, pero sé que eran dos hombres. Y me llega su dolor. Un inmenso dolor.

GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 15 de noviembre, 2011

martes, 8 de noviembre de 2011

CENTRO ARTRÍTICO

«La exposición de Caja Granada convierte al Centro Artístico en Centro Artrítico»

La penosa imagen puesta al frente de una exposición que intenta mostrar "emociones" ("Centro Artístico: Expresión de emociones", 18 de octubre a 11 de diciembre, Centro de Exposiciones de CajaGranada, Acera del Casino 7, Granada)

Centro Artrítico

Hay homenajes que se convierten en rémoras. El que Caja Granada le organiza al Centro Artístico en su sala de la Acera del Casino es uno de ellos. Lo han llamado “Expresión de emociones”, pero el cartel que hace de reclamo exhibe a unos indolentes jubilados en lo que semeja ser un casino de provincias. ¿Dónde están las emociones? Nunca se ha hecho peor justicia a la que fue una de las instituciones pioneras de España.
Dentro es aún peor: nada más penetrar en la sala, una ola de tristeza te embarga. Atufa a rancio. ¡Qué desafortunada exposición! Lo flamante, la luz del descubrimiento, la profundidad de las conciencias, los hallazgos precursores, la fascinante proyección sobre la ciudad, han sido escamoteados por vitrinas atestadas de documentos con nombres más o menos rimbombantes, apolillados legajos con los que neutralizar el vértigo de la creación. ¡Así es como deben de ver el Centro Artístico quienes creen que la excelencia es cultureta y no un estado del espíritu! Quienes son incapaces de vislumbrar ese espíritu en el presente y se agarran como náufragos a los manuales de historia.
Esta es una exposición de covachuela. Una exposición que convierte al Centro Artístico en Centro Artrítico. De ahí la imagen puesta al frente: la tercera edad matando el tiempo. ¡Qué idea tan inexacta de lo que fue aquello! Frente a tanto listín y tantos papeles protocolarios, habría que haber plasmado el hálito que animó a aquellos hombres: la apertura, la lucidez, la singularidad, la osadía y el glamour. Frente a esos ajados lienzos, haber puesto los dibujos de vanguardia, las convocatorias singulares, las fotos efervescentes, los carteles rupturistas. Hay algo de esto, pero en pequeño, como escondido y replegado en las vitrinas. ¡Debería haberse ampliado y sacado fuera! Y todo ello debería haberse situado en el contexto de España, para mostrar hasta qué punto aquellos creadores comandaban el renacimiento cultural patrio. Sin esta referencia, la osadía y la vanguardia quedan solapadas.
Lo mejor, hurtado, para dar una muestra académica y glacial de algo que, en efecto, fue pura emoción. Pero los comisarios, como eruditos a la violeta, la han sacrificado a la honrilla. ¡Qué falta de pasión! Para mostrarla de alguna forma, habría sido necesario, entre otras cosas, recrear el entonces en el ahora, con conferencias, conciertos, recitales, muestras plásticas. En su lugar, nos ofrecen un cadáver. Un cadáver que será pronto enterrado y al que no se podrá recordar siquiera ¡porque no han impreso catálogo! Así que el esfuerzo no servirá ni para dejar una documentación a los estudiosos. Algo baldío. Una perfecta inutilidad. Algo que le da la espoleta definitiva al Centro Artístico, identificado a partir de ahora con un grupo de abuelitos bostezando. La expresión de emociones, transformada en expresión fúnebre. Un entierro en toda regla. Con su larvada tristeza incluida.

GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes 8 de noviembre, 2011