miércoles, 27 de junio de 2012

REY Y MENDIGO

«Todos se afanan por llamar mi atención, por satisfacerme, por servirme» 
Murillo, "Niños comiendo melón y uvas" (hacia 1650)
 Rey y mendigo

Todos se afanan por llamar mi atención, por satisfacerme, por servirme. Todos anhelan que sea el mejor, que viva mejor que nadie, que me rodee de lo mejor. Si me telefonean, es para ofrecerme maravillas. Si cojo un diario o pongo la televisión, me inundan de extasiantes posibilidades. Si voy a una librería o a un supermercado, todo clama para cautivarme. Soy el centro del mundo.
Si participo en una celebración, en una fiesta, en un sarao, todos quieren seducirme. Si abro el buzón, si entro en el correo electrónico, legiones se ponen a mis pies. Todos quieren darme algo. Si abro Facebook o Twitter, me llueven las invitaciones, los ensalmos, las frases singulares, las imágenes tentadoras. Todos buscan mi reconocimiento. Sin mí, nada tiene sentido.
El mundo se me prosterna para que yo le confiera realidad. Los mensajes de los políticos me van dirigidos. Todos quieren regalarme algo. Cuando hablan en las tribunas o en las pantallas, hablan para mí. Cuando se pelean los unos con los otros, lo hacen para que yo los declare victoriosos. Todos me buscan, todos me demandan.
Entonces, ¿para qué preocuparme? Me tratan así justamente porque soy anónimo, porque no soy nada. En cuanto fuese algo, me convertiría en uno más de quienes buscan el reconocimiento. Mientras no sea nada ni haga nada, soy el rey. Pero si soy algo, de rey me convierto en pedigüeño.
Supongamos que me abro una página en Facebook. Estoy postulando que se hagan amigos míos, que me busquen, que me llenen el muro con “me gusta”, “compartir” o “comentarios”. Pongamos que publico un libro. Deseo que se distribuya, que lo compren, que me hagan críticas, que se discuta. Si organizo una presentación, demando asistencia, espaldarazo, elogios, firmas…
¡Y, sin embargo, no siendo nada lo soy todo porque no pido nada! ¡Extraña paradoja! Pasamos nuestra vida luchando por ser algo y así nos trabajamos formar parte del ejército que busca denodadamente la atención del rey, ése que no es nada ni tiene nada ni alardea de nada. Aquél ante el que se postran los que son algo para que sus variopintas ofertas no caigan en el reino de lo espectral.
Quien no es nada es rey precisamente por no ser monárquico, ya que, como  muy bien expresa Saint-Exupery en su bellísimo “Principito”, no se puede ser rey sin súbditos, sin seguidores, y quien necesita seguidores pasa inmediatamente de rey a mendigo. Sólo podemos ser lo que no somos. Para ser escritor, hay que desdeñar la literatura. Para amar,  hay que no ser amado. Para que te escuchen, quédate en silencio. No existe escapatoria. Si te postulas para algo, no eres ese algo. ¿Para qué, pues, inquietarse? Sólo dejando el mundo, se es dueño del mundo. Sólo el indigente posee la Tierra. Y quien cree poseer la Tierra no es sino un miserable mendigo.

GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 26 de junio, 2012 

miércoles, 20 de junio de 2012

ESPEJOS

«La España de hoy es el espejo de la China de ayer»

Salvador Dalí, "Mi mujer contemplándose a sí misma", 1945

Espejos

Todo lo que vivimos ha sido vivido ya. Creemos en las novedades, pero el ser humano es el mismo y seguirá siendo el mismo aunque esté en el siglo L. Sólo existe un número limitado de combinaciones que, al alternarse, van dando la ilusión de cambio. Da igual el lugar, la época, la técnica, el sistema político. Estructuras idénticas se repiten de un siglo a otro, de una edad a otra. Para demostrarlo, reproduzco unas citas del “Jin Ping Mei”, novela china coetánea del “Quijote”, en traducción de la profesora de la Universidad de Granada Alicia Relinque:
«La degradación de la educación y la cultura y la descomposición de las costumbres populares son consecuencia de un sistema de selección incapaz de reclutar letrados de verdadero talento, lo que priva a la educación y a la cultura de su sostén».
«Busca un apoyo seguro si una carrera pretendes, para medrar en el cargo del poderoso dependes. Despósate en un clan de viles para que todos te teman, arrímate bien al fuerte, ¿quién osará maldecirte? ».
«No hay que permitir a los jóvenes que sean arrogantes ni perezosos… Si tales cosas se les permiten, acabarán metiéndose en líos, provocando problemas, llevando a sus familias a la descomposición y la ruina. En familias que lo consienten, los hijos acaban ante los tribunales y, en el peor de los casos, mueren y destruyen la familia; en el mejor, los golpean y los encierran».
«Eran los tiempos de desgobierno del emperador Huizong en el Imperio; ministros infames ocupaban cargos, y calumniadores y aduladores llenaban la corte. En palacio, cuatro ministros felones, Gao, Yang, Tang y Cai, vendían puestos y mercadeaban con la justicia; aceptaban sobornos públicamente, promocionaban a los funcionarios con sus balanzas en la mano, confirmando las prebendas mientras determinaban su precio. Quienes traficaban con sus relaciones y buscaban favores alcanzaban a todo galope las más preciadas posiciones; mientras que los dignos, los capaces, los honestos y los rectos pasaban años sin ser nombrados. Y así decayeron las buenas costumbres, y los oficiales bribones y los funcionarios corruptos se extendieron por el mundo; las levas se multiplicaron y los impuestos se agravaron; el pueblo se empobreció y aparecieron salteadores. El Imperio estaba sumido en el caos, y todo porque traidores y rufianes se habían hecho con las más altas jerarquías».
¿Es posible que hayan transcurrido 400 años? La Historia es un sistema de espejos. Aquí y ahora se refractan las imágenes que tuvieron lugar en el pasado. O el pasado reproduce las imágenes de ahora. No existe el tiempo. No existen las distancias. Sólo existe el corazón humano, idéntico a si mismo, tanto ahora como hace 100.000 años. Y sólo hay dos permutaciones: la sabiduría o el desastre. La primera conduce a países como Estados Unidos o Alemania. La segunda, a la España de hoy. Por eso es el espejo de la China de ayer.

GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 19 de junio, 2012 

miércoles, 13 de junio de 2012

¡ALÓ, AQUÍ CHINA!

«El Jin Ping Mei es el  Quijote pasado por Oriente»

Ximen Qing, protagonista del Jin Ping Mei con una de sus numerosas amantes. Ilustración de un álbum del siglo XVIII contenida en la traducción de Alicia Relinque publicada en dos volúmenes por Atalanta
 ¡Aló, aquí China!

No hay que moverse para viajar. Cierto que muchos lo hacen, pero por lo general no salen de sí mismos. Recorren sus rutas en grupos, dirigidos por guías, durmiendo en asépticos hoteles, comiendo en restaurantes internacionales, y su viaje resulta a fin de cuentas como ver un documental en televisión. Otros, sin embargo, se quedan en la ciudad y de este modo viajan a los más remotos confines. En las urbes de hoy, está el mundo entero.
Existe por ejemplo una Granada china. China hasta los tuétanos. No sólo porque los súbditos del país más populoso del mundo imperan progresivamente en la vida comercial, en las tiendas de moda, en los restaurantes, en las abacerías que no cierran nunca. ¡Es que en Granada vive Alicia Relinque!
Alicia estudió en la Universidad de Pekín, luego hizo sinología en París, y ahora es profesora de chino de nuestra universidad. Como la chica temeraria que es, ha tenido el atrevimiento de traducir al español una de las novelas magnas de la literatura china, el Jin Ping Mei, tres mil páginas a disposición de los aventureros que no temen las selvas. Relinque ha dedicado seis titánicos años, sin descansar un solo día, a esta traducción, que es una maravilla de fluidez y perfecto castellano.
El único editor que podía atreverse con semejante libro era Jacobo Siruela, un aguerrido entre las pusilánimes letras españolas, y así ha dado a la imprenta en su sello Atalanta dos gruesos volúmenes en papel biblia. Es la primera traducción completa del Jin Ping Mei a una lengua occidental. Previamente sólo se habían publicado resúmenes. Yo leí hace muchos años uno de ellos y creía que me había hecho una idea de la novela. ¡Ingenuo de mí! Tras bucear en las páginas de Relinque, me apercibo del espejismo. No me había aproximado ni a años luz.
Con Alicia Relinque, China está en Granada. Ella tiene la ardiente e indesmayable capacidad de los orientales para el trabajo. Habla en chino. Y encima nos ha traído un trozo de China tan palpitante como el Jin Ping Mei, que es como nuestro Quijote pasado por el oriente. Escrita a la par que Cervantes componía su obra maestra, al sumergirte en sus páginas haces un viaje a la China esencial, imperecedera, lo que demuestra que un libro es el medio de transporte más eficiente: no sólo te conduce más rápido que un avión; también es una nave del tiempo. Como además te saca de la profiláctica clase business para plantarte en pleno corazón de las pasiones humanas, no eres el mismo cuando acabas el viaje. Yo me he bebido sus tres mil páginas en una quincena, y confieso que ahora “nihil humanun mihi alienun est”.
Cada país refleja una parte nuestra. Si China está en Andalucía, Andalucía está en esta novela china. ¿O no? La constatación, en la próxima columna.

GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 21 de junio, 2012 

miércoles, 6 de junio de 2012

PARQUE ANTINATURAL

«Si todos los caminos llevan a Roma, en el Parque de Huétor van a un funcionario de la Junta»
Sierra Nevada desde el Majalijar, el pico más alto (1889 metros) del parque natural de la Sierra de Huétor, Granada (click en la foto para ampliar)
Parque antinatural

En España, hay muchos parques naturales, pero el de la Sierra de Huétor, en Granada, es un parque antinatural. Tanto que resulta imposible ascender a su montaña más alta, el Majalijar, porque los caminos están cerrados… por un particular.
            El Majalijar es un escarpado pico de casi 2000 metros que domina en 360º la Sierra de Huétor, Sierra Arana, Sierra Nevada, Sierra Elvira y la vega del río Cubillas. Desde su cima, tienes la sensación de planear en el aire.
            Al Majalijar se puede ascender desde Cogollos Vega, por el Camino de las Acequias, o desde Pradonegro, en Huétor Santillán, por la Cañada del Moro. Pues bien, ambas vías están cerradas por el mismo propietario, un funcionario de la consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía.
Antinatural que la dirección del Parque no haga nada por recuperar unas sendas por donde se ha transitado desde tiempos inmemoriales. ¡Aviados estaríamos si se decapitasen todos los caminos que pasan por fincas privadas! Sin embargo, para la dirección del Parque, es uno de los precarios argumentos con que justificar la arbitrariedad del propietario, a los que añade otros igual de débiles, como que las cercas llevan tiempo puestas, o que existen para proteger a los caminantes de las reses que pastan en la dehesa… Sofismas, porque las fincas tienen sus propias vallas independientes de las que cercenan el camino.
¿Cómo es posible que un parque se alinee con quien le ha usurpado una arteria vital? Lo de “usurpación” no es una palabra mía, sino del Ayuntamiento de Cogollos Vega que, en el 2009, instruyó una providencia contra Bernardino García Sierra, el propietario de los terrenos, por “cierre y usurpación del Camino de las Acequias”. Desgraciadamente el requerimiento para “reponer a su primitivo estado el bien usurpado, procediendo a la eliminación total de la cancela metálica que impide el libre tránsito” no se ha llevado a cabo aún. En un acta de 2010, la Corporación señala las maniobras dilatorias del propietario. Su Muro de Berlín continúa, pues, en pie, como un símbolo del desprecio de las clases dirigentes españolas por los bienes comunitarios.
No existe parque en el mundo que deje guillotinar sus vías. Los senderistas que van al Majalijar deben emular a los inmigrantes sin papeles. Tras saltar la verja, si deciden descender en dirección a Cogollos Vega, vuelven a encontrarse encajonados por otra cerca aún más sólida, la del Moralejo, una trampa que sólo puede haber concebido quien confunde a la gente con ganado.
En el estado actual, si hubiera un incendio en el corazón del Parque, los retenes tendrían cortado el paso. No, no puede ser natural un enclave que no sólo se deja arrebatar la joya de su corona, sino que se expone inerme al peligro de las llamas. Si todos los caminos llevan a Roma, en el Parque de Huétor conducen al señor García Sierra.

GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 5 de junio, 2012