martes, 30 de diciembre de 2014

2015 ES UN MITO

«Pasamos en sentido perpendicular a la eternidad» 

El tiempo es una sensación ilusoria producto de no poder vislumbrar la eternidad en toda su dimensión sino pasando a través de ella, en cortes sucesivos, y aprehendiendo por tanto ínfimas partes que dan la sensación de que "los sucesos pasan"
Gráfico: Lo Real Invisible 

2015 es un mito 

Llega un nuevo año... ¿Pero es un nuevo año o un cambio de nombre? Al presente le hemos llamado 2014. Y ahora le llamamos 2015. Así tenemos la ilusión de que el tiempo fluye... Pero los únicos que fluimos somos nosotros. El tiempo no existe o está detenido o es un eterno presente. Pasamos por ese presente, una y otra vez, en un continuo camino, como un haz de luz que se cruzara con otro. La intersección de los dos haces, la del presente eterno y la de nuestro devenir interior, eso es el tiempo. Un relato subjetivo, la memoria de un imaginario camino que no se mueve jamás.
El presente desnudo nos produce tanto pavor que hemos tratado de neutralizarlo con dos pueriles fábulas: el pasado y el futuro. Pero tampoco existen. Llevamos el tiempo con nosotros y, si no existiéramos, no existiría el tiempo. Sólo el presente, como ahora, como siempre.
«¡Eh, existen edades geológicas –argumentaría alguien–, estratos, movimiento de los continentes, cambios en el cielo...». Mitos igualmente. Cierto que unos pueden ser considerados científicos y otros fantásticos, pero todos son historias construidas por el hombre desde el eterno presente. Lo que consideramos sucesivo es simultáneo. Y por eso, en el mismo nivel, justo ahora, están estallando los volcanes y la Tierra se llena de anhídrido carbónico y las bacterias liberan cantidades ingentes de oxígeno desde el fondo de los mares y las plantas se poseen de los continentes y absorben el anhídrido y los dinosaurios campan a sus anchas y el hombre surge sobre la Tierra y hay 7000 millones de habitantes... Y el apocalipsis. Y la nada. Y de nuevo la existencia. Todo sucediendo en un segundo infinito y ubicuo.
Salvo que nosotros, que pasamos en sentido perpendicular a la eternidad, únicamente podemos percibir el todo de modo sucesivo, estando condenados a franquear el presente con la ficción de que se desgrana ante nosotros... Los mitos, la ciencia misma, son el relato de nuestras ilusiones, la proyección de nuestra imposibilidad de vislumbrar completo ese segundo pánico al que sólo podemos tocar en uno de sus puntos y siempre gastándonos, consumiéndonos...
Pero esto es también una ficción. Si somos ahora es porque hemos sido y seremos siempre. La infancia, la juventud, la vejez, son un espejismo. Hoy está conmigo el niño que fui como en el niño que fui estaba el adulto que soy. El camino que he hecho es un camino imaginario o, en todo caso, invisible, sólo he andado hacia mí mismo y cuanto he conocido han sido mis paisajes interiores.
Comenzamos un nuevo mito al que llamamos 2015 y nos creemos un año más viejos y pensamos que el mundo envejece con nosotros y nos hacemos nuevos propósitos y celebramos efemérides y centenarios, porque la humanidad es ingenua y los mitos resultan encantadores, pero en los sueños, que son la voz de la verdad, seguiremos apareciendo como niños, jóvenes y adultos simultáneamente, venceremos las leyes del tiempo humano, iremos a la época de los saurios o volaremos a las más lejanas galaxias... He aquí la realidad. Pero en cualquier caso, es hermoso el cuento de creer que llega un nuevo año, es divertido cambiarle el nombre al presente, me gusta la sonoridad de 2015. ¡Luego yo también iré a la plaza del Carmen a tomar las uvas!

GREGORIO MORALES VILLENA
Diario IDEAL, martes 30 de diciembre, 2014

martes, 23 de diciembre de 2014

EL AGUINALDO

«Venían modestos y esperanzados a pedir el aguinaldo» 

Tarjetita con la que el barrendero felicitaba la Navidad

El aguinaldo 

No había porteros automáticos. Llamaban a casa y abrías sin preguntar. No tenías miedo. Abrías y era el barrendero, o el sereno, el cartero, el repartidor de IDEAL, el regador del distrito… que te deseaban “felices pascuas” con una tarjetita en la mano. Venían modestos y esperanzados a pedir el aguinaldo, que era de rigor, y mi madre iba y abría una caja de caramelos donde guardaba el dinero y les daba una gratificación. Y así un año tras otro… ¿hasta cuándo?
Tengo muchas de aquellas tarjetitas en mi mano, porque para mi madre eran un presente valiosísimo y durante toda la Navidad las exhibía sobre el repostero junto a los christmas que nos enviaban. Las barajo. “El sereno del distrito les desea felices pascuas y próspero año nuevo”. Y en el dorso, un ingenuo poema: “En toda y tanta porfía/ sólo inalterable habrá,/ el Sereno a quien el Cuerpo/ infunde continuidad./ Firme en el deber de su cargo,/ atento a cualquier llamar,/ en la noche ardiente o fría/ su ayuda no ha de fallar”. Y el repartidor de IDEAL, todos los años con su sucinta e idéntica tarjeta, porque ya se sabe, en casa del herrero, cuchara de palo. Y el barrendero, elegante en la imagen, casi un actor, también con su cándido poema: “Nunca acaban mis servicios/ pues hay gente descuidada/ que arroja por la calzada/ las mondas, los desperdicios,/ los papeles, las colillas…/ Y yo, tras las angarillas/ de agua, lo barro todo;/ quito inmundicias y el lodo/ sin que el ánimo me falle/ y, gracias a mi escobón,/ podéis andar por la calle/ como si fuera un salón”. Y el tendero, con el cuerno de la abundancia pintado junto al portal de Belén y su letrilla correspondiente: “Que siempre os alumbre/ en un largo andar/ la luz de la Estrella/ de la Navidad”.
¿Cuándo fue la última vez? El reguero de felicitantes fue desapareciendo hasta que una imprecisa navidad de los 70 no hubo ninguno y luego otra y otra… y hasta yo mismo me olvidé de la vieja costumbre. Pero de pronto, en una polvorienta carpeta, han aparecido los ilusionados papelitos y, de súbito, me han embargado las vísperas de las nochebuenas de mi niñez, el ambiente pletórico que se vivía en casa, la ilusión desbordante, la plenitud de aquellos quince días extraordinarios con el mundo suspenso y el corazón henchido… No había consumismo y quizá por ello el espíritu de la Navidad no se centraba en las cosas, sino en las personas.
¡Maravillosas navidades aquellas! Tan maravillosas que su fuerza me ha acompañado hasta hoy y no se disipará incluso aunque cumpla cien años. Más aún, a veces se extiende misteriosamente fuera de sus fronteras, y puedo tener la misma plenitud en febrero o en agosto o en septiembre, y, en ocasiones, dura tres, cuatro meses, en una suerte de caudaloso e interminable río. ¡Es que sembraron tanto! Sembraron mis padres, sembraron los prodigiosos mitos, sembraron aquellas personas que, como mensajeros de Osiris, requerían su pequeño óbolo, dichosos por el nacimiento del Dios…
He tenido suerte. Unas breves monedas de entonces me han proporcionado inagotables intereses, y así, mientras los gongs fraternos de los aguinaldos resuenan aún en mis oídos, la Navidad me embarga con intensidad infantil en este nuevo solsticio de invierno. ¡Cierto que recibes lo que das!

GREGORIO MORALES VILLENA
Diario IDEAL, martes, 23 de diciembre, 2014 

martes, 16 de diciembre de 2014

CERCO AL CENTRO

«La LAC resulta risible y delata una mentalidad naif y aldeana» 

Telesfora Ruiz, concejal de Movilidad, y José Torres Hurtado, alcalde de Granada, han eliminado los autobuses del centro de la ciudad para jugar con un cochecito al que llaman pomposamente LAC 

Cerco al centro 

Los señores Hurtado y Telesfora, alcalde de Granada y concejal de Movilidad respectivamente, deberían ser juzgados por el desastre que han producido a Granada con sus decisiones abstrusas, cambiantes, erráticas. Deberían ser juzgados porque han destruido el corazón de una ciudad moderna, su movilidad, para implantar un capricho cateto, un autobús grandioso y cortoplacista, candado contra la movilidad general, que, por su desproporción histriónica y microscópico trayecto, resulta risible y delata una mentalidad naif y aldeana.
El plan de Movilidad, a pesar de los parches posteriores, sigue siendo un plan delirante, una puñalada al desarrollo de la ciudad, un robo del transporte público. Han puesto dos autobuses de largo recorrido para acallar el clamor contra su arbitrariedad, pero el paso natural sigue siendo el centro, Reyes Católicos y Gran Vía, constituyendo un dislate desviarlos por el Palacio de Congresos y Camino de Ronda. Pero el dislate, si cabe, es más grande ahora que antes, porque, aunque por fin es posible atravesar la ciudad en un solo autobús por más que sea a través de caminos torcidos, no ocurre lo mismo con el centro, donde hay que hacer dos o tres transbordos. Si te encuentras en Puerta Real y quieres ir a la Chana o a la Bola de Oro, tienes que hacer dos. Si estás en el Salón y quieres subir a Cartuja, tres…
Se ha cavado así un foso en torno al centro, se le ha marcado como territorio inhóspito, non grato. La gente toma los autobuses de largo recorrido y elude cuanto puede esta estulta LAC de pomposo nombre, como todos los sueños de gloria palurda. Por eso este año hay mucha menos gente en el centro. Paseas un día normal por las calles de Granada, víspera de Navidad, y tienes la sensación de encontrarte en un pueblo abandonado. La gente ha sido raptada para perderla por laberintos y aledaños. Los comerciantes lo están notando. Personas que han invertido su dinero en levantar comercios confiando en el flujo ciudadano natural y que de pronto ven las calles ralas, medio vacías, como si la peste se hubiera cebado en la población. Lo que unido al descenso del número de viajeros con la consiguiente deuda municipal, es un desastre absoluto para Granada.
El mejor sistema de transporte, el único eficiente, es el que había antes de la suicida reforma y habrá que volver a él si no se quiere producir más daño a la ciudad, reutilizando los dinosaurios LACs para las líneas de más kilometraje y viajeros. Pero es perentoriamente necesario un transporte que dé una coz a los transbordos, que lleve pronto a los ciudadanos a sus destinos y que no hunda el centro en la miseria.
¡Hay que restañar pues los navajazos al transporte público asestados por el desquiciado tándem Hurtado/Telesfora! Claro que deberían ser juzgados por tan nefasto despropósito, por el tiempo atracado a los granadinos, por el gasto desorbitado que están produciendo, por las molestias causadas a los ciudadanos, por la ruina inducida a los comerciantes. No se puede jugar con la población. No se pueden hacer experimentos con su bienestar. No se puede arrebatarle el tiempo o causarle ruina por divertirse instaurando avenados caprichos. Por supuesto que deberían ser juzgados. Desgraciadamente  las leyes no contemplan los juicios por mal gobierno. ¡Espero al menos que dictaminen las urnas!

GREGORIO MORALES VILLENA
Diario IDEAL, martes, 16 de diciembre, 2014

martes, 9 de diciembre de 2014

ALHAMBRA PRUSIANA

«¡Qué lejos del espíritu sutil y diplomático de los sultanes nazaríes!» 

Imposible franquear el límite donde me encuentro y acercarse a la Fuente de los Leones, en la visita a la Alhambra que guié el 30 de noviembre de 2014. Foto: El Marcapáginas
Alhambra prusiana 

«¡No se paren, sigan andando!», nos imprecaban militarmente los vigilantes de la Alhambra el pasado domingo 30 de noviembre cuando serví de guía a una expedición de la Universidad de Mayores del Colegio de Doctores y Licenciados de Madrid más un grupo de jóvenes estudiantes puertorriqueños. Ya nos habían toreado al comienzo, prohibiéndonos franquear la puerta colectiva, al considerar que nuestros pases eran personales, de modo que tuvimos que dirigirnos a la entrada individual donde, tras hacer una larga cola, nos dividieron por estimar que éramos numerosos, dejando pasar sólo a la mitad del grupo y metiendo lotes de personas en medio con el fin de que los “segregados” no pudieran unírsenos, a cuyo objetivo nos vigilaron celosamente durante el trayecto con cámaras y walkie-talkies. Si te detenías en algún sitio, te conminaban a circular, como los viejos policías franquistas en las concentraciones ciudadanas.
Todo lleno de estrechos pasajes acordonados por los que sólo se cabía de uno en uno, conducidos como rebaño sumiso por las galerías de un toril. El ambiente enrarecido apuntaba a una estulta mano de hierro, de esas que implantan por el miedo el contagioso espíritu del esclavo, consistente en que “si a mí me joden, yo te jodo a ti”. Hasta los guías profesionales estaban embargados de este mal espíritu, haciendo que, por ejemplo, en la subida al Generalife, una cicerone joven nos reprochara de malos modos estar parados ante la Torre de la Cautiva, para añadir a voz en grito mientras se alejaba con sus turistas: “¡Ah, vosotros sois ese grupo que tanto está incordiando!”.
¡Qué lejos del espíritu sutil y diplomático de los sultanes nazaríes! ¡Qué remotas la cortesía y adaptabilidad europeas! A años luz de la probidad que se le debe al público, porque, encima, la visita es un timo: resulta imposible aproximarse siquiera a un metro de la Fuente de los Leones, la Sala de los Abencerrajes se ha limitado a un exiguo pasaje que impide detenerse y contemplar la maravillosa bóveda, la de las Dos Hermanas está tapiada, en la de los Reyes no se pueden ver las pinturas, los baños están cerrados… Visita apócrifa, adulterada, fraudulenta, puesto que en ningún letrero se precave a los turistas de lo que no van a ver. ¡Con la típica picaresca española, se les hace creer que tienen a su disposición la Alhambra completa!
El amargo espíritu que lo embargaba todo hizo que un grupo de más de 50 viajeros ilustrados y que sabían muy bien lo que venían a ver, se llevara una pésima imagen de la Organización alhambreña y de Granada. Entre el tándem nefasto que gobierna bajo la colina, los Hurtado-Telesfora, que han logrado la ciudad más triste, sancionadora y de peor transporte público de España, y la manu militari que dispone arriba, tratando a los turistas como ovejas destinadas al matadero, Granada se ofrece al mundo como ciudad cateta, suspicaz, suicida. Es la malafollá elevada al cubo, que deviene en desdén gratuito, obstinación supina, intransigencia inútil, satanización de lo anodino. Espíritu prusiano ¡encima no destinado a la grandeza, sino a la pequeñez! Versión cañí de Europa, deformación grotesca de los usos occidentales. El espíritu de Cisneros sobre el de Boabdil, o lo que es lo mismo: militarización de la Alhambra y de los turistas; fusilamiento contra las tapias de la imagen de Granada.

GREGORIO MORALES VILLENA
Diario IDEAL, martes, 9 de diciembre, 2014

martes, 2 de diciembre de 2014

ANTONINA

«Satisface constatar que una vida como la de Antonina Rodrigo ha sido y es bella» 

Antonina Rodrigo, nueva miembro correspondiente por Barcelona de la Academia de Buenas Letras de Granada (Imagen: montaje sobre una foto de Zapping TV

Antonina 

Siempre que pienso en la escritora granadino-barcelonesa Antonina Rodrigo, me la imagino como la heroína de Delacroix, la Libertad guiando al pueblo, salvo que ella va envuelta en una bandera republicana a modo de peplo, aunando su figura clásica a su mente inconformista. Por eso fue elegida por Mariana Pineda para que le prestara su voz, ¡y anda que no nos ha hablado y dicho cosas! A través de Antonina Rodrigo, Mariana se ha buscado a sí misma y ha buscado a muchas de las Marianas de la Historia, en una larga parábola que demuestra que, si lo subversivo es real, no puede ser acallado. La subversión de ETA era falsa, el asesinato no es subversión sino crimen, y por eso, conforme pasa el tiempo, los antiguos “héroes” son vistos por el pueblo vasco como criminales. La subversión de Mariana Pineda era verdad y, por ello, según ha transcurrido el tiempo, su hazaña se ha engrandecido y, con ella, la libertad, y asimismo, el liderazgo de la mujer.
Antonina Rodrigo es lo que hoy habría sido Mariana Pineda y es también lo que serán tantas mujeres brillantes, sagaces, leales, heterodoxas, con las que convivimos. De ahí que su ingreso ayer en la Academia de Buenas Letras de Granada como correspondiente por Barcelona fuera uno de esos hitos que dignifican una institución, la hacen más sólida y veraz.
¡Parece tan fácil! La verdad gana siempre, aunque sea por largo y tortuoso camino, dejando derrengada la mentira. ¿Por qué no elegirla entonces? Porque para quienes se pierden en los espejismos la verdad parece débil, y la mentira, poderosa, imbatible. Hay pues que ser sabio para elegir la verdad invisible o desvalida a la mentira rotunda y avasalladora. Ayer, en el salón de actos de la Facultad de Derecho, mientras la laica Antonina leía su discurso desde un púlpito trocado de clerical en republicano, ganó la verdad, ganaron la audacia y la valentía de Antonina/Mariana, ganaron la perspicacia y el arte de Margarita Xirgu, la compasión y empatía de García Lorca, las voces aguerridas de mujeres ignoradas, ganaron los académicos y el público, ganó la Literatura, y, con ella, las letras granadinas, que ahora tienen su conexión directa con la Ciudad de los Libros, una ciudad que, en su bilingüismo, ha hecho portentos por el castellano, una Barcelona puerta de Europa que no debe cerrarse nunca, pues perjudicaría a diestro y siniestro, ya que el destino de la luz es ir y venir y, cuando queda tapiada, se vuelve oscuridad.
Antonina Rodrigo se ha convertido en los goznes de esa puerta que se abre en ambos sentidos y cuyo objetivo es que circule la energía de las ideas que son verdad y que, al serlo, representan el ideal y la justicia. Eduardo Castro la respaldó con la elegancia y precisión de un Rafael, dibujando armoniosamente ante los asistentes la larga trayectoria vital de la nueva académica, su nacimiento albaicinero, su marcha a la ciudad condal en los años 70, su unión sentimental con el anarquista Eduardo Pons Prades, sus primeros libros…
Satisface constatar que una vida como la de Antonina ha sido y es bella, lo que únicamente ocurre cuando se es fiel a la verdad. Como dijo Keats: “La belleza es la verdad, la verdad es belleza”. ¿Qué decir sino que el acto de ayer fue deslumbrantemente bello?

GREGORIO MORALES VILLENA
Diario IDEAL, martes, 2 de diciembre, 2014