martes, 21 de junio de 2011

CENTRO DE ESPAÑA

Dos clamores frente a frente en el centro de Granada
el domingo 19 de junio: el de los indignados (izquierda)
y el de los celebrantes del ascenso del Granada C.F. a
Primera. Fotos de Pepe Torres y M.A. Molina.

Centro de España
El domingo se juntaron dos clamores en Granada. Miles de ciudadanos estallaban de felicidad, gritaban eufóricos, daban vivas, enarbolaban banderas rojiblancas. Otros hervían de indignación, reclamaban reformas, pedían democracia real, esgrimían reflexivas banderas. Los primeros se habían echado a la calle porque un equipo de fútbol, el Granada C.F., había ascendido a primera. Los segundos, porque los partidos han gripado la democracia. Los primeros no se alegraban de su propia victoria, sino de la victoria de 11 hombres; no se gloriaban de lo que habían conseguido por sí mismos, sino de lo que habían conseguido otros; no ponían el destino en sus propias manos, sino en los pies de otros. Los segundos perseguían alegrarse de sus propios triunfos y lograr que éstos les pertenecieran.
La dicha de los primeros ocultaba la gravedad del momento, el paro despiadado, los privilegios políticos, la enajenación democrática; era como si viviéramos en el mejor de los mundos posibles. La indignación de los segundos ponía al descubierto la oprimente realidad, la penuria de miles de familias, la prepotencia política, la dictadura de los partidos, el país de opereta.
La alegría de los primeros, grata a los políticos engolfados en sí mismos; la que le gustaba al franquismo, que en los días conflictivos como el 1 de mayo televisaba grandes partidos que mantenían a las masas en el hogar; la que les ha gustado a los tiranuelos, a los impostores. La indignación de los segundos, la que temía el franquismo y la que temen sus herederos sociológicos; la que hace temblar a los corruptos, a los paternalistas, a los apócrifos.
Durante un momento que pareció eterno, ambos clamores coincidieron en la plaza del Carmen. El pasado y el futuro mano a mano. Fue como un choque de épocas. Fue como un aleph que reunió en un tiempo todos los tiempos. Por una parte, quienes hacían señores de su alegría a 11 hombres. Por otra parte, quienes deseaban ser señores de su alegría.
Los primeros representaban un país donde el mérito es asentimiento, aclamación, espectáculo, masa. Los segundos, un país donde el mérito es personal y reside en el trabajo, en el estudio, en el pensamiento, en la excelencia. Los primeros eran una cansina desesperanza. Los segundos, la única esperanza posible.
Nunca como el domingo en Granada estuvieron representadas tan claramente las dos Españas: la de charanga y pandereta, y la de la rabia y de la idea, que dijo Machado. Puerta Real fue como muchas otras veces el centro de España.
El presidente de la Junta, José Antonio Griñán, recibirá hoy a los jugadores del Granada. Pero no recibirá a ninguno de los miles de indignados que el domingo abarrotaron la ciudad. Resulta obvio: un clamor maquilla las miserias; el otro, las desvela. Quienes no aman a su pueblo relegan a Machado y ensalzan a la señorita Pepis.

Diario IDEAL, martes, 21 de junio, 2011

2 comentarios:

  1. ¿que pasa que los aficcionados del granada son tontos? ¿o menos listos que los indignados? no se si os dais cuenta, pero cada vez soys mas llorones, y empezais a echar la culpa a los demas.
    Seguid asi y no conseguireis nada.
    RECORDAD, QUE LA DEMOCRACIA, NOS DA EL DERECHO DE MANIFESTARNOS A TODOS, SEA PARA UNA COSA U OTRA.

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  2. Y como la democracia nos da derecho a manifestarnos a todos, por eso se manifiesta el articulista y usa su libertad de expresión para decir lo que le parecen una y otra manifestación. No pide que se prohiban. ¡Para nada! Simplemente manifiesta lo que le parece cada una. Es libre, como libres fueron los que se manifestaron en un sentido o en otro. Libertad de manifestación. Libertad de expresión. Así de simple.

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