El secretario general de la Unesco, Federico Mayor Zaragoza,
escribe los primeros versos del que pretende ser el poema
más largo del mundo (Miguel Ángel Molina, EFE).
El poema más largo
El domingo escribieron en la Alhambra el poema más largo y, precisamente por ello, no escribieron ninguno. No existe el verso más largo, sino el más hondo. El domingo, en la Alhambra, sustituyeron la hondura por la superficie. La soledad de la poesía, por el rumor de la muchedumbre. Cambiaron la emoción por el lucimiento, la reflexión por el sarao, la inspiración por la publicidad.
¡Y encima hablan de paz! Este tópico de pensar que la poesía es el espíritu santo constituye un pesado fardo. Se han escrito hermosos versos de paz, y hermosos versos bélicos. “¡Al arma!, ¡al arma!, ¡mueran los carlistas!”, escribió Espronceda en su famoso “¡Guerra!”.
La poesía ha servido para el amor y para el combate, para la amistad y para la traición, para la audacia y para la cobardía. La poesía es tan compleja como el hombre porque, en magistral expresión de Blas de Otero, es fieramente humana.
La poesía no está sujeta a nada ni a nadie. Es libre. La poesía es la expresión de nuestras emociones y sentimientos más íntimos: los celos, la alegría, la belleza, el odio, la generosidad, la avaricia, el sexo, la desidia, la vanagloria… La poesía es necesaria porque es el arma perfecta para comunicar lo incomunicable.
Nada que ver con el poema más largo del mundo. ¿Qué poetas son ésos que tienen que ser convocados y que salen a escribir poesía donde les dicen y según las normas que les dicen? ¡Ay, para ello prefiero las pintadas insumisas! Para ello, prefiero a Narzeo Antino, el poeta del Albaicín, de bellos e ilustres versos, y de terribles e hirientes sátiras, que ha sido juzgado por pintar otros versos más combativos, no precisamente de paz, en las paredes del castizo barrio.
Frente al buenismo, ¡que me den poetas así! El buenismo es indigesto, repele, produce náuseas. El domingo, en la Alhambra, la poesía fue asesinada una vez más. La poesía es asesinada en todas partes, pero no lo debía ser en la tierra que vio ejecutado a su mejor poeta. Un poeta que jamás habría participado en este poema, porque él buscaba “toda la luz que cabe dentro de un ojo”, “una cápsula de aire donde nos duele todo el mundo”. Sabía que la verdad estaba en lo ínfimo.
¿De qué sirven estas movilizaciones? ¿Qué es lo que consiguen? La respuesta es “¡nada!”. Tal vez inflar el ego de los organizadores. Y que algunos ingenuos participantes crean haber colaborado realmente en la escritura del poema más largo del mundo. ¡Más les valdría haber utilizado el esfuerzo en leer!
El valor de un verso es contrario a su longitud, y directamente proporcional a su concentración. “Dentro de ti llevas la luz misteriosa de todos los secretos”, escribió Amado Nervo en un poema corto y, sin embargo, más infinito que el de la Alhambra.
Diario IDEAL, martes, 5 de julio, 2011
Apoyo tu iniciativa.
ResponderEliminarUtilizar la poesía para promover la movilización de las masas, no me parece deseable.
Un abrazo
lo comparto en facebook
Hola, estoy de acuerdo contigo en que se rompe el purismo en el acto de escribir; ya no son sentimientos ni imágenes lo que se transmite, solo palabras entrelazadas que al final pierden cualquier clase de sentido.
ResponderEliminarAdemás, de todos los egos y publicidad involucrados.
pero, y si lo vemos no como tanto un poema sino como la suma de muchas manos escribiendo una al lado de otra? aun cuando no haya un tema común, es posible que el ruido de la muchedumbre se convierta en solo murmullo y aún cuando hubiera gente con agendas secretas, le veo más cosas positivas que negativas