«¡Ahora sí dejarán a Mayte Olalla hacer la primera comunión por más que ya no pueda ser sor Municipio!»
Mayte Olalla, concejal de UPyD en el Ayuntamiento de Granada (2011-2015), junto a Rosa Díez Foto: Granadaenlared.com |
Adiós a Mayte
Mayte Olalla irrumpió en el Ayuntamiento de Granada
provocando una revolución. Sus declaraciones iniciales fueron como fogonazos,
proyectaron luz sobre sombras chinescas, trajeron el perfume de lo nuevo y
honesto a lo rancio y marrullero, y, claro, unos y otros se rasgaron las
vestiduras, vejaron a la mensajera y la extrañaron de sus vidas. ¡Hasta le hicieron
una campaña con la que lograron que verdades como puños fuesen consideradas
algo atrabiliario, la opinión estentórea y ridícula de una parvenue! Y Mayte,
que es una persona amable a la que le gusta estar a bien con sus compañeros,
cayó en la trampa y se desdijo y pidió perdón... ¡Craso error!
Desde entonces no fue la misma.
Desde entonces, se convirtió en una concejal prudente, morigerada, pudibunda.
Ejerció, claro, la oposición, pero ahora sin esa fuerza, sin esa heterodoxia
que escandalizaba a los hipócritas, olvidando que, si algo no escandaliza, no
es verdad. Mayte Olalla, la que escandalizó tanto en las primeras semanas de su
concejalía, dejó de escandalizar, es decir, envolvió la verdad en algodones, la
empaquetó con papel acolchado, y la flamante heroína se convirtió en una
recluta que podía haber pertenecido a cualquiera de los otros partidos.
Y como la gente lo percibe así,
parece ser, si las últimas encuestas aciertan, que la van a votar muy poco. La
gente ama lo que ella fue al comienzo. La gente quiere la verdad desnuda, manifestaciones
que enconen a los hipócritas, que los saquen de sus casillas, que rompan su
sistema de amañado fair play, de silencio en lo importante y disensión en lo
superfluo, que digan las verdades del barquero en lugar de edulcorarlas a lo
Walt Disney. Lo mismo que ha hecho el primer Podemos, que no es el Podemos de
ahora, y por eso desciende imparablemente en intención de voto.
¡Mayte Olalla llegó a estar
excomulgada por la corporación en pleno, lo que no se han atrevido a hacer
siquiera con el peor alcalde que Granada ha tenido en 500 años! Lo cual era un
honor y el indicio de su importancia. Claro que este tipo de honores, que dan
sus frutos a la larga, son amargos al comienzo, hay que enfrentarse a las
descalificaciones de tirios y troyanos, hay que transigir con la mala imagen que
proyecta una prensa tibia, pero el camino inicial de la verdad es la soledad,
la animadversión sañuda, la crítica despiadada. Si no se les hace caso, se
llega a la meta.
Mayte Olalla prefirió hacerles
caso y se convirtió en una chica ejemplar (para el sistema), se tragó toda su
fuerza y su iconoclastia, se devoró cruentamente a sí misma y, desde entonces,
como he dicho, podría haber sido una concejal más del PSOE o de IU y no habría
desentonado. ¡Hasta se sumó a la oposición general al Atrio! O sea, está del
lado bueno, bendito, hurtadiano del espectro. ¡Ahora sí la dejarán hacer la
primera comunión por más que ya no pueda ser sor Municipio!
Mayte se ha dejado subsumir por
la ortodoxia política y por eso precisamente se extingue, desaparece del
elenco, no es necesaria ni lo ha sido en la mayor parte de la legislatura. ¡Qué
pena ver volatilizadas tantas expectativas! ¿Ocurrirá lo mismo con Ciudadanos y
Vamos Granada? No, si escandalizan. Es el precio de la verdad. Duro precio.
Único camino.
GREGORIO MORALES VILLENA
Diario IDEAL, martes 12 de mayo, 2015
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