martes, 27 de julio de 2010

EL JAMÓN AL PODER (Puerta Real 27-VII-2010)

José Torres Hurtado, alcalde de Granada

EL JAMÓN AL PODER

La izquierda ha llamado cateto al alcalde de Granada, y él ha respondido “¿Y qué? ¡Los catetos somos gente estupenda!”. Un mate en toda regla. ¿Es malo ser cateto? Sancho Panza era cateto ¡y fíjate cómo gobernó la Ínsula!

Incomprensible que ser cateto constituya una mácula para la izquierda. Se supone que es la voz de los relegados, de los minusvalorados. ¿Muchos de ellos no son catetos? Gran parte de los españoles vive en villas y es por tanto villana. También hay catetos en la ciudad, unos de nacimiento, otros emigrados o gente desfavorecida que no ha podido salir del lumpen o ha vuelto a él. ¿Y para la izquierda esto constituye un ludibrio?

Con una simple respuesta, el Alcalde ha puesto a la izquierda frente a sus contradicciones. Le acusan de fomentar una Granada cateta y no cosmopolita. ¿Pero el cosmopolitismo no es de derechas? Extraño que se defienda a los desheredados pero se postule una ciudad de pudientes.

¿No tendrían los catetos sitio en una Granada internacional? ¿Los desdeñaríamos, nos reiríamos de ellos? Debemos suponer que quienes han llamado cateto al alcalde son cosmopolitas, pero entonces, o son de derechas o menosprecian lo que dicen defender.

Es propio de la derecha vivir entre contradicciones, pero la izquierda debería ser coherente. El alcalde de Granada no es cateto. Eso es un honor en estos tiempos que corren, americanizados como estamos hasta los tuétanos. El alcalde es simplemente rancio. Sancho Panza era cateto, un redomado cateto, pero su gobierno fue novedoso y hasta revolucionario. Las viejas normas se hicieron trizas con sus originales dictámenes. Pero el alcalde de Granada está a años luz de él, aunque físicamente dé el tipo.

Torres Hurtado es un excelente alcalde... de la España franquista. En su fiebre urbanizadora propia de los 70, ha acabado con las superficies edificables de la ciudad. Es autoritario, hasta el punto de que sólo él ha multado a los granadinos más que todos los alcaldes de la democracia juntos. Ha convertido la ciudad en una trampa “murtal” para automovilistas. Ignora la historia de Granada, sus monumentos emblemáticos, los avatares significativos, las figuras descollantes, los hitos de la cultura o del pensamiento. Si se le hiciera un examen, sacaría un desnudo cero. Ha convertido a las instituciones que no son de su partido en enemigas de la ciudad, esgrimiendo un victimismo idéntico al de Benavides en Almuñécar. Finalmente, jamás ha propuesto nada original, que levante la ciudad en torno a un gran proyecto. Bajo su mandato, Granada ha decaído hacia lo viejo y lo peregrino.

¡Por los dioses, que lo sustituya un cateto! O, al menos, que la izquierda ponga a catetos como cabezas de lista. En esta España de Zapatero, no queda otra esperanza. ¡El jamón al poder! Pero tocino rancio, no, ¡por piedad!

Diario IDEAL, martes, 27 de julio, 2010

martes, 20 de julio de 2010

VINILA Y LAS HOMBRAS (Puerta Real, 20-VII-2010)

Vinila von Bismarck (izquierda) y Dita von Tease (derecha)

VINILA Y LAS HOMBRAS

Vinila von Bismarck no es Dita von Tease, la musa yanqui de pícaras noches, sino la musa granadina de ebrias madrugadas. Vinila es una musa atrevida, huraña y provocativa que alegra los saraos patrios en teatros, discotecas y cabarets, y que baila, canta, se sube al trapecio y hace estriptis.

La Tease existió antes que Vinila, pero bueno, en nuestro país, siempre se copia, ¿no? Aquí no puede haber nada que no haya habido antes en otro lugar. De Dita von Tease, la americana, nació Vinila von Bismarck, la granadina. Ambas aman las mismas modas de Mari Castaña, la misma música retro, las mismas míticas vampiresas y el mismo glamour posbélico. Tan sólo hay una diferencia: La Tease es una mujer y Vinila es una hombra.

Como las viejas diosas de calendario, la Tease tiene un rostro dulce, sonríe amable, acogedora y sensual; tiene unos pechos entre eróticos y maternos, que tan pronto pueden servir para alimentar a una camada como para satisfacer la más lujuriosa imaginación; su maquillaje camp no resulta exagerado y tiene gusto, armonía y temple. Vinila, por el contrario, no sonríe casi nunca. Usualmente pone cara de pocos amigos y esgrime un gesto hosco, desafiante, crispado. No parece una mujer de los 50, sino la plasmación del modelo femenino que auspicia el gobierno de España.

La simpatía, la dulzura, lo acogedor, lo maternal, son para Zapatero machismo puro, y por eso, bajo su mandato, ha crecido una generación de hombras. Hasta para ser mujer Vinila emplea procedimientos masculinos. ¿Qué hacen los tíos cuando quieren disfrazarse de mujer? ¡Maquillarse hasta el corvejón! Vinila da una imagen kitsch sólo digna de Canal Sur.

La americana se mueve suavemente, con picardía, con sofisticación y voluptuosidad. La española se mueve convulsa, dislocada, tajante, seca. Es el burlesque pasado por Mª Teresa Fernández de la Vega.

La Tease agrada a los hombres, los subyuga, los seduce, los envuelve en belleza, tentación y feminidad. Vinila corta a los hombres, los desdeña, los ataja, los abate, los pone a los pies. La americana pertenece a la historia del Music hall. La española, al ministerio de Igualdad.

La Tease esgrime como inmensa bandera el poder femenino. Vinila esgrime como banderilla torera el poder de las hombras. Que es el mismo que el de los hombres, y es, por tanto, el poder de la lógica hipertrofiada y de la fuerza idiota.

Hay otras mujeres, pero todas están en otros países. A las pocas españolas que aún se sienten féminas, las embarga la culpabilidad. Si Zapatero pierde las elecciones, tal vez broten mujeres hasta debajo de las piedras. Desde luego, los zapatos que vende el señor Rodríguez son gorilas para monjas. Y es que Zapatero no ama a las mujeres. Para él, la Tease es el Infierno, y Vinila… ¡el gobierno de España!

Diario IDEAL, martes, 20 de julio de 2010

martes, 13 de julio de 2010

EUROPA Y LO INVISIBLE (Puerta Real, 13-V-2010)

Mequita mayor de Granada

EUROPA Y LO INVISIBLE

“Nada puede detener al Islam en Europa”, ha dicho un historiador en el encuentro anual islámico que ha tenido lugar en la mezquita mayor de Granada. Tal vez sea así. Mientras las iglesias se vacían, crecen quienes se convierten al Islam o piensan que se trata de una alternativa al desencanto de lo políticamente correcto. La Iglesia, con su incapacidad de implicar a los fieles y sus escándalos de pederastia, está muy lejos de tomar la antorcha de ese desencanto. La situación debe de ser tan crucial que hasta se ha visto obligada a promover el film “La última cima”, una edulcorada y triunfalista loa del sacerdocio. Tampoco es oro todo lo que reluce en el Islam. En Pakistán, los talibanes acosan al sufismo. En Suecia, se tenido que crear una asociación de mujeres para defender a las apóstatas, a las que la sharia (ley musulmana) condena a muerte.

Tal vez estamos viendo el fin de las religiones tal y como las conocemos. Entender la religión en un sentido táctico, de avance y retroceso, de replegamiento y conquista, es un error. ¿Qué importa que una religión se extienda más o menos por el mundo? Lo único necesario es que se extienda a las personas. Y con que hubiera una persona realmente espiritual en cada continente, con eso bastaría.

El sufismo lo sabía muy bien. Leo a Ibn Arabi, a Rumi, y me maravilla su extrema modernidad. “El que no puede ver lo Desconocido no merece ser llamado Hombre”, escribe Rumi. Y, en efecto, lo invisible existe, lo invisible tiene poder, lo invisible conforma nuestras vidas, y, si no, que se lo pregunten a los físicos cuánticos. Hoy día hasta se considera que los pensamientos son cosas, de modo que cualquier hecho que imaginamos plasma nuestra existencia.

Hay un solo mundo invisible y muchos caminos para llegar a él. Cada religión representa un camino. Cada camino resalta unas cosas y relega otras, pero todos tratan de conducir al mismo lugar. Y casi todos se extravían con el poder y el dinero. No hay religión que no haya conculcado sus principios, ya sea con las llamas de la Inquisición, con las bombas de los kamikazes o las guerras sanguinarias.

Lo colectivo es peligroso. Nada nos viene dado, sino que debemos encontrarlo por nosotros mismos. Inútil apuntarse a una religión como uno se apunta a un partido político. Las religiones organizadas estallan siempre víctimas de sus contradicciones y del deseo de poder de sus líderes.

Europa no será islámica ni cristiana ni hinduista… Será simplemente espiritual. Para empezar, el ochenta por ciento de los europeos cree que existe algo que nos trasciende. Los europeos, tan materialistas en otras épocas, han comenzado a amar lo invisible. Y cada cual lo busca a su forma. ¡No hay otra manera de hacerlo!


Diario IDEAL, 13 de julio, 2010

martes, 6 de julio de 2010

MÍSTER VETO Y DON GRIÑÁN (Puerta Real, VI-VII-2010)


MÍSTER VETO Y DON GRIÑÁN

Hola, soy Mr. Veto. Yo corto el curso natural de las cosas. Donde algo discurre, yo me interpongo. Yo proscribo nombres, sajo iniciativas, aplasto ideas, masacro planes. La Junta me ama. Por todas partes me tienden sillones, me ofrecen sonrisas, me requiebran. Saben que conmigo al lado, el Gran Jefe estará satisfecho. Soy un obediente trabajador que labora, no por los andaluces -¡dejémonos de ingenuidades!-, sino para que Griñán maneje todos los hilos. ¡Zas, cortado por lo sano! Griñán, en vez de consultar a su almohada, me consulta a mí.

-Mr. Veto, ¿qué hago con la fusión de Caja Granada?

-¡Mándame para allá! –le impreco enardecido-. ¡Nada logrará que se unan los impíos!

-Pero la ministra de Economía ha terciado…

-Tú, sí a todo… ¡y déjame hacer a mí!

Y es que yo sé saciar a los dóciles para devorar a los díscolos. Juego con la vanidad y los apetitos. Degrado aquí para ensalzar allá. Soy ladino, falaz, suave, irresistible. Donde yo me inmiscuyo, Griñán gana. Soy la savia de la administración andaluza. Yo pergeño las listas negras, yo descuelgo el teléfono para decir “¡A ese ni agua!”, yo desdeño y ridiculizo a los meritorios, yo alabo a los mendaces -que son los más dúctiles-, yo ensalzo a los soberbios, yo les regalo el oído a los narcisistas, yo me opongo a los veraces.

“¡En la Junta, sólo incienso!”, ordeno Y todo lo que no es incienso, lo veto. En la Junta, sólo los amigos de los amigos. O en todo caso, los amigos de los amigos de los amigos. ¡Pero los demás, fuera! Y, en la Junta, una sola opinión: la del jefe. ¿Qué después éste se da un batacazo? No importa. No es su culpa. Ya me encargo yo de demostrar que la culpa es de otro. De un funcionario, de un delegado, de la prensa… ¡y hasta de los mismos andaluces!

Os lo diré claramente: ¡Por supuesto que los andaluces están vetados en la Junta! ¡Faltaría más! Seamos sinceros: lo importante es el Poder. Yo apoyo incondicionalmente a nuestro general, yo lo caldeo cuando, por ejemplo, se pone malo con la lectura de la prensa granadina.

-¡Griñán, estrella los diarios contra la pared! –rujo rabioso-. ¿A qué director quieres que vete? ¿A qué periodista? ¿A qué escritor? Ya sabes cómo me reciben en el Centro Andaluz de las Letras.

Y el jefe se sincera. Me va diciendo nombres y nombres, y yo “¡vetado, vetado!”. Y me va diciendo afiliados, militantes, candidatos, y yo “¡vetado, vetado, vetado!”. Finalmente pronuncia con amargura ese maldito marchamo, ¡“Caja Granada!”, y yo “¡fusión vetada, súper vetada, archi vetada!”.

¡Mira que nos hemos hecho amigos Griñán y yo! Somos don Quijote y Sancho en versión Junta. Don Griñán de Andalucía y don Veto de la Panzá.

Diario IDEAL, martes, 6 de julio, 2010