martes, 6 de julio de 2010

MÍSTER VETO Y DON GRIÑÁN (Puerta Real, VI-VII-2010)


MÍSTER VETO Y DON GRIÑÁN

Hola, soy Mr. Veto. Yo corto el curso natural de las cosas. Donde algo discurre, yo me interpongo. Yo proscribo nombres, sajo iniciativas, aplasto ideas, masacro planes. La Junta me ama. Por todas partes me tienden sillones, me ofrecen sonrisas, me requiebran. Saben que conmigo al lado, el Gran Jefe estará satisfecho. Soy un obediente trabajador que labora, no por los andaluces -¡dejémonos de ingenuidades!-, sino para que Griñán maneje todos los hilos. ¡Zas, cortado por lo sano! Griñán, en vez de consultar a su almohada, me consulta a mí.

-Mr. Veto, ¿qué hago con la fusión de Caja Granada?

-¡Mándame para allá! –le impreco enardecido-. ¡Nada logrará que se unan los impíos!

-Pero la ministra de Economía ha terciado…

-Tú, sí a todo… ¡y déjame hacer a mí!

Y es que yo sé saciar a los dóciles para devorar a los díscolos. Juego con la vanidad y los apetitos. Degrado aquí para ensalzar allá. Soy ladino, falaz, suave, irresistible. Donde yo me inmiscuyo, Griñán gana. Soy la savia de la administración andaluza. Yo pergeño las listas negras, yo descuelgo el teléfono para decir “¡A ese ni agua!”, yo desdeño y ridiculizo a los meritorios, yo alabo a los mendaces -que son los más dúctiles-, yo ensalzo a los soberbios, yo les regalo el oído a los narcisistas, yo me opongo a los veraces.

“¡En la Junta, sólo incienso!”, ordeno Y todo lo que no es incienso, lo veto. En la Junta, sólo los amigos de los amigos. O en todo caso, los amigos de los amigos de los amigos. ¡Pero los demás, fuera! Y, en la Junta, una sola opinión: la del jefe. ¿Qué después éste se da un batacazo? No importa. No es su culpa. Ya me encargo yo de demostrar que la culpa es de otro. De un funcionario, de un delegado, de la prensa… ¡y hasta de los mismos andaluces!

Os lo diré claramente: ¡Por supuesto que los andaluces están vetados en la Junta! ¡Faltaría más! Seamos sinceros: lo importante es el Poder. Yo apoyo incondicionalmente a nuestro general, yo lo caldeo cuando, por ejemplo, se pone malo con la lectura de la prensa granadina.

-¡Griñán, estrella los diarios contra la pared! –rujo rabioso-. ¿A qué director quieres que vete? ¿A qué periodista? ¿A qué escritor? Ya sabes cómo me reciben en el Centro Andaluz de las Letras.

Y el jefe se sincera. Me va diciendo nombres y nombres, y yo “¡vetado, vetado!”. Y me va diciendo afiliados, militantes, candidatos, y yo “¡vetado, vetado, vetado!”. Finalmente pronuncia con amargura ese maldito marchamo, ¡“Caja Granada!”, y yo “¡fusión vetada, súper vetada, archi vetada!”.

¡Mira que nos hemos hecho amigos Griñán y yo! Somos don Quijote y Sancho en versión Junta. Don Griñán de Andalucía y don Veto de la Panzá.

Diario IDEAL, martes, 6 de julio, 2010

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