José Antonio Griñán y Mª del Mar Moreno durante el
pleno del 14 de abril de 2011 en que el PSOE vetó una
comisión de investigación sobre los ERE ya pagados
Aplaudidores
Los diputados españoles son meros aplaudidores, pero nunca se ha visto esto tan claro como en la sesión del parlamento andaluz del pasado jueves, cuando la clac de Griñán tumbó la propuesta de investigar los expedientes de regulación de empleo (ERE) cobrados desde 2001.
A quienes hicieron esto, ¿no los habrá sacudido un pequeño temblor? ¿Es posible que para ni uno solo de tales diputados la conciencia haya sido más fuerte que la sumisión? ¿Cómo puede ser que todos voten al unísono en un asunto tan peliagudo? Me temo que han incumplido una vez más el precepto constitucional que prohíbe el mandato imperativo. La unanimidad deja colegir que obedecían perrunamente al jefe.
¿Para qué necesitamos entonces parlamentarios? Bastaría con una comisión en la que estuvieran los jefes de partido, cuyo voto tendría un peso proporcional a los sufragios obtenidos. ¡Anda que no sería ahorro quitarse el gravamen de 18 parlamentos!
En las actuales circunstancias, los diputados sobran. Son sólo correas de transmisión de sus superiores. No se diferencian en nada de los diputados de Cortes franquistas. Aquéllos obedecían a su jefe. Éstos obedecen a su jefe. Y, al hacerlo, corroen la democracia, desautorizan las instituciones, quiebran la confianza de los representados y minan el sistema.
¿Cómo puede uno llamarse de izquierdas y luego votar en contra de que se investigue algo que tiene visos de estar podrido, muy podrido? Si en los ERE que están en trámite de cobro hay gravísimas irregularidades, entre ellas 72 beneficiarios metidos de extranjis, ¿qué no habrá en los ya apoquinados?
Inimaginable que el bochorno no haya embargado a alguno de quienes se opusieron a la investigación. El miedo, los intereses, el conformismo, la desidia, han podido con ellos. Saben que no se deben a los ciudadanos, sino al líder. Que no se deben a su conciencia, sino a su bolsillo. Saben que no han sido elegidos por sus méritos, sino en una lista atada y bien atada, y por las siglas que la encabezaban. Por lo tanto obedecen ciegamente a las siglas. Para ellos, la verdad es agorera y los incomoda profundamente. ¡Que los dejen en su plácido sueño! No quieren defender el erario público. No quieren representar a los ciudadanos. Sólo quieren, a toda costa, sea como sea, conservar el poder.
El rostro que han ofrecido estos diputados es el del parlamentarismo español. Ahí los tienes, presumiendo de progresistas, a cuestas con sus aes y oes paritarios, pero cuando se trata de una igualdad real, esencial, como es investigar una malversación de fondos públicos, entonces no, entonces corren un tupido velo. Son rijosos en lo accesorio, laxos en lo crucial.
Actúan como hábiles prestidigitadores: con la mano izquierda dirigen la atención a un sitio mientras manipulan libremente con la derecha. Y luego usan ambas para aplaudir. ¡Nunca una clac estuvo tan bien pagada!
Diario IDEAL, martes, 19 de abril, 2011
¿Vergüenza?, ¡pero si era verde y se la comió un burro!, ¿qué vergüenza van a tener si ya cobran?
ResponderEliminarSr. Morales: Estamos llegando otra vez al viejo dicho que decía "Que el vallado se va a comer la finca", ¿para qué tanta burocracia y tanto representate popular?, ¿para qué tanto palacio y tanto coche?, ¿de dónde sale el dinero?, ¿la gestión de gobernar tiene que ser tan cara?. Un saludo. (Tabarrico)
ResponderEliminar¿Es que hemos tenido que llegar hasta los ERES para descubrir ésto?
ResponderEliminarEsto no es nuevo, este sistema de "democracia a la española", ha disfrazado con la palabrería de la libertad y demás a una clase política feudal y dictatorial. No veo grandes diferencias, solo que aquellos lo imponían por la fuerza y éstos tienen que mentir un poco más. Efectivamente, hace mucho que sobran todos.
Ni siquiera tenían que haber empezado, pero los españoles tampoco tenemos la conciencia política suficiente, para sacudirnos de encima ésta pesadilla y crear una democracia honrada, liberal y participativa. (Aunque solo fuera honrada ya salíamos ganando)
No es cuestión de un ERE hoy, en España es cuestión de ERRE que ERRE secularmente.