«Han convertido una
legítima indignación en hindignasión»
Edificio de la calle Duquesa ocupado por el 15M de Granada entre los días 19 de octubre y 23 de noviembre. Foto: G. Molero |
Los hindignados
Míralos. Han convertido
una legítima indignación en hindignasión. Resultan patéticos. Su empeño de que
las entidades oficiales les den un edificio para sus “actividades lúdicas” no
es sino el gesto del nene que lo espera todo de papá. Ahí están, como los
gorrillas: mendicando una limosna. Y si no la consiguen, amenazan y allanan.
Hasta se han atrevido a calificar de “dudosa legalidad” el procedimiento mediante
el que se llevó a cabo su desalojo de la antigua sede de Educación, que han
tenido ocupada un mes. Sin embargo, irrumpir en un edificio que no les
pertenece, negar la entrada a sus legítimos propietarios y llevar material de
obra, ¡eso sí es legal! ¿Ellos incumplir la ley? ¡No, no!
Critican a la Universidad por subir las tasas pero ellos quieren un
edificio que la Universidad mantiene con sus tasas. Señalan la mercantilización
de la institución, pero ellos exigen un bien mercantil. Denuncian que no se
cubren las bajas, pero ellos no asisten a clase. ¡La Ley del Embudo se ha hecho
para algo!
Como están en una lucha y son
inteligentes, se sirven de los métodos del mal para conseguir el bien. Lo mismo
han hecho las grandes figuras de la historia: Stalin, Hitler, Ceaucescu… o, sin
ir más lejos, Felipe González y sus GAL. Si estos hindignados llegaran al
poder, no habría norma ni protocolo ni ley que se les resistiera. Se las
saltarían todas en nombre de su bondad.
Así que aquí están, luchando para que papá universidad les dé una casita donde
plantar su ludoteca. Hacen bien. ¿Acaso no les ha dicho el pacifista de
Rubalcaba que peleen? Pues ellos pelean, aunque en su ingenuidad sistemática
creen que hay peleas pacíficas y peleas violentas. Las primeras son las suyas,
claro.
Si papá Rector les concede la coqueta casita de la que se han encaprichado,
serán buenos, muy buenos. Crearán “un espacio de vecinos abierto a los
granadinos, con actividades enfocadas a la cultura y a la política”. ¡Por los
cielos, nos van a salvar! Lo mismo podrían hacer participando masivamente en
los foros de la ciudad; inundando con su presencia inteligente las vacías salas
de exposiciones y conferencias; escuchando, opinando, debatiendo; podrían escribir
a los periódicos, participar en programas de radio y televisión; podrían ahincarse
en el estudio y sacar las mejores notas de su Facultad; podrían hacer algo de
todo esto, pero no, ¡no, no pueden hacer nada sin su chalecito!
¡Pobres! Creen que tienen en sus manos el futuro, pero no se percatan de
que, en realidad, son el triste ejemplo de una España pueril, que lo espera
todo del Estado y nada de sus individuos; y que no son diferentes de los
políticos que dicen no les representan. Son más de lo mismo. Aquello contra lo
que protestaron los manifestantes del 15M. Son el triste pasado que nos ha
traído este triste presente.
GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 29 de diciembre, 2011