Ochún, una de las diosas de la Santería. Foto: JOSANCABALLERO'S BLOG |
Idolatría
La
Medicina moderna es a veces tan supersticiosa como la santería. Como ésta,
tiene sus ídolos, a los que reverencia con temor. Las divinidades de la
santería esgrimen los nombres y figuras más atrabiliarios, como los de la Medicina,
que se llaman Corazón, Hígado, Próstata, Mamas, Alzheimer… Al igual que los
antiguos diosecillos, éstos tienen también instituido un día en el que se les
rinde culto especialmente, cuando sus sacerdotes acoquinan a la población
conminándola a prosternarse y seguir sus preceptos so pena de espantosa muerte.
Así ocurre un amanecer sí y otro también, como el pasado jueves, en que se
celebró el ínclito Día Mundial del Riñón, en plena Puerta Real de Granada y con
asistencia ceremonial de un babalao de la Junta, y, claro, los oficiantes
proclamaron ante medios y público que había que adorar al exvoto, cuidarse de
no caer en su ira y respetar escrupulosamente sus mandamientos.
Temor
y temblor, como en las tribus primitivas, como en las ordalías medievales, como
en las comuniones místicas paleolíticas. ¡No, no somos diferentes de las etnias
de campanario en que creció el hombre! Se dice que antes de Mahoma se adoraban
360 ídolos en La Meca, uno por cada día del año. Hoy, en el mundo occidental,
se adoran 365 ídolos, uno por cada día del año. ¿Dónde radica el oscurantismo? El
único Dios existente es sustituido por multitud de diosecillos, y la
misericordia del único Dios es trocada por tótems airados que infunden pavor.
¿Pero
cuál es ese “único Dios”? Resulta claro: es la psique, el cerebro, la mente.
¡En ellos está todo! Y está la salud. Porque el cuerpo no es un mero mecanismo
compuesto de engranajes y ruedas dentadas como un reloj suizo, sino más bien
una nave con un capitán a bordo, y este capitán es el que decide consciente o
inconscientemente el rumbo, quien elige los puertos y el destino. La salud es
algo integral, no el producto de que pongamos cirios y recemos jaculatorias a
las efigies que enarbolan los brujos del estetoscopio. Una mente correcta tiene
una salud correcta. Una mente correcta es serena y se alimenta bien. Una mente
correcta no comete continuos excesos. Una mente correcta no padece estrés,
puerta de todas las enfermedades.
En
lugar de impotentes estatuillas, habría que erigir el Día de la Salud Integral,
y ésta debería ser una fiesta semanal para no olvidar que somos uno y no una
multitud fragmentada de pequeñas bestias a las que hay reverencialmente que
apaciguar. Como la energía física, la psíquica no desaparece, sólo se
transforma, y la idolatría se ha uncido hoy subrepticiamente a los caminos de
la medicina científica. Al no poder ser nombrada o reconocida, no se la puede
aislar y actúa sobre el pueblo con la misma efectividad de los viejos démones,
a menudo amparada en el ardid del progreso.
¡No
caigas pues en tan subliminales miasmas! Vive plenamente, con confianza, sin
miedo. Tómate los dictámenes del clero blanco como los augurios de la sibila de
Delfos, es decir, como algo sibilino que no va contigo, sino con quien lo
proclama. Y lleva una vida equilibrada y, para ello, cultiva tu interior. Es
ahí donde radica tu salud. Si eres fuerte en lo inmaterial, los pagados ídolos
te obedecerán sumisamente. ¡Mandas tú, no ellos!
GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 18 de marzo, 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comenta este texto