«No
me abandona la sensación de haber conocido a Fabián Vidal, de haber convivido y
trabajado con él»
Fabián Vidal, pseudónimo periodístico y literario de Enrique Fajardo, director de La Voz (1920-1936) |
Fabián Vidal
Alto, esmirriado, asmático, con una inconfundible nube en
el ojo izquierdo, era el único que trabajaba en la redacción mientras los demás
remoloneaban. Experto en lo que entonces se llamaba «engordar telegramas» –hacer
enjundiosas noticias de lacónicas informaciones telegráficas–, lector de todos
los periódicos, de cuantos originales llegaban, solidario, compasivo, diligente,
de asombrosa humildad y con una pluma implacable, debeladora del caciquismo
nacional... Era Fabián Vidal, pseudónimo de Enrique Fajardo, el periodista
granadino de alma republicana que trabajó casi dos décadas en el diario
monárquico La Correspondencia de España
y cuya figura me fascina, justo porque reúne las características opuestas a la
ramplonería, levedad y traición perpetua en que vivimos. Admirable que le
ofrecieran la dirección de La Corres
y se negase por no darle una puñalada a Leopoldo Romeo, «su» director, del que
afirmaba «lo había aprendido todo», pero que era una persona zafia,
irrespetuosa, que se burlaba de sus redactores, el primero, Fabián Vidal, al
que tiraba de las orejas y cuyo acento granadino remedaba.
Vidal escribió la gran crónica
de la Primera Guerra Mundial... desde su mesa de La Correspondencia y únicamente con los cables de las agencias y un
atlas, pero lo hizo tan bien que el Estado francés le concedió la Legión de
Honor, distinción celebrada por sus amigos en El Palace, en un multitudinario
homenaje al que asistió el todo Madrid periodístico.
Como la España de entonces era,
pese a todo, un país más moderno que el actual y la valía personal abría
puertas, este hombre humilde que rechazaba los halagos y del que se mofaban los
ociosos, pasó a dirigir en 1920 el diario La
Voz, compañero vespertino de El Sol, y, en 1931, fue diputado constituyente
por Granada. En la dirección de La Voz
estuvo hasta el fin de la Guerra Civil, cuando logró escapar a México donde,
deprimido, con escasos recursos y casi ciego, decidió poner fin a su vida en
1948.
No me abandona la sensación de
haber conocido a Fabián Vidal, de haber convivido y trabajado con él, de haber
conocido a su prima granadina, con la que se casó, y a su hermano, Luis
Fajardo, alcalde de Granada en 1936 por Izquierda Republicana. Lo siento como
un amigo fraternal, con conversaciones, ilusiones, objetivos comunes... Le
profeso un inexplicable cariño y siento la necesidad de encontrármelo por la
calle y darle un fuerte abrazo.
Salvo una semblanza de Juana
María González publicada por la Asociación de la Prensa en 2007, Fabián Vidal
está olvidado en Granada. Ni siquiera figura en el diccionario de autores
granadinos de la Academia de Buena Letras. Habría que revivir su memoria,
primero por lo que significó en el periodismo español, y luego, como el
testimonio vivo de unas virtudes que necesitamos desesperadamente. La Asociación
de la Prensa, IDEAL, la Academia de
Buenas Letras, la Alhambra misma, deberían tributarle un homenaje, la última
aunque no fuese sino porque, para todos y, entre ellos, Cansinos Assens, era el
“periodista nazarí”. Una exposición de su vida y obra, publicación de libros,
conferencias...
Celebrar la contribución
granadina al acervo cultural español es señalar metas de hasta dónde se puede
llegar rompiendo la maldición fatalista, es poner movimiento en la postración
presente y señalar a las nuevas generaciones que la excelencia traspasa las
fronteras, incluida la peor de todas: el rancio localismo provinciano.
GREGORIO MORALES VILLENA
Diario IDEAL, martes, 6 de enero, 2015
Magnífico retrato de "Fabián Vidal" que, en efecto, suscita el deseo de conocerlo. Sólo una pluma semejante en calidad de la del gran periodista granadino ha podido ofrecernos una evocación tan viva, realista y sugerente. Enhorabuena, feliz año y un fuerte abrazo. F. Gil Craviotto
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLeyendo los artículos de Antonio Machado en La Vanguardia (1936 y 37), empecé a ver y leer las columnas que había al lado y descubrí a Fabián Vidal. Los valores que desprende son dignos de admiración en estos tiempos en los que la verdad anda tan escondida.
EliminarLes invito a leer "19 de julio de 1936- 19 de julio de 1938" http://hemeroteca.lavanguardia.com/preview/1938/07/06/pagina-3/33128223/pdf.html
Un saludo