Tribu india
LA TRIBU
El presidente Griñán quiere que su partido sea una tribu. Por eso, le ha dado por decir a diestro y siniestro que “debemos tener sentimiento de tribu”. De esta forma, se carga la historia de Occidente para retrotraernos a la noche de los tiempos.
¡Mira que invocar el sentimiento de tribu! En las tribus, todo está dominado por el grupo. Cualquier individualidad se ve como un pecado. Cuando alguien saca los pies del tiesto, se le retira la palabra, se le expulsa, se le abandona a su suerte. No hay algo más coercitivo que el sentimiento de tribu. ¡Y esto es lo que quiere para su partido el señor Griñán! Con razón se ha cargado las primarias en Andalucía.
Dirán que el señor Griñán emplea lo de tribu como metáfora, pero las palabras no son gratuitas. En su lugar podría hablar de objetivos, de ideales, de utopías, de ideas compartidas. Pero no, el prócer habla de tribu. Busca no la convicción, sino la adhesión. No la confrontación de opiniones y proyectos, sino la imposición. Y, claro, él sería el indiscutido líder, el reyezuelo de esa tribu.
Terrible confundir un partido con una tribu. Sin duda ha ocurrido hasta ahora, pero este hombre, con la ingenuidad que da un poder concedido graciosamente por su antecesor, ha sido quien lo ha formulado. Ahora sí que podemos hacernos una idea de lo que significa estar en su formación: bloqueo crítico, servilismo y batalla permanente contra otras tribus.
Después de elogiar el sentimiento de tribu, míster Griñán suele pedir a sus militantes que salgan a la calle a partirse la cara. Lo mismo pide la señorita Leire Pajín. No hay mitin donde no enardezca a los afiliados a defender beligerantemente las más abstrusas decisiones. A lo largo y ancho de España, los afiliados son considerados súbditos, jamás miembros. Son las obreras del hormiguero.
En la tribu, transgredir el espíritu grupal es un delito de lesa majestad. Como no existe la individualidad, lo que hace alguien recae inmediatamente sobre los demás. De ahí que la vergüenza ajena esté a la orden del día. España ha sido siempre una tribu, y por eso es el único país del mundo donde se tiene vergüenza ajena. Pero ahora Griñán quiere que el PSOE sea una tribu dentro de la tribu. ¡Por los cielos!
El subconsciente traiciona. El subconsciente de Griñán manifiesta a las claras su pobre idea de la política, de su partido y, sobre todo, de quienes militan en él. Occidente tardó muchos siglos en salir de las tribus para llegar a las luces y a la razón. ¡Y ahora este político quiere anularlas!
¿Qué ha pasado entre nosotros cuando la máxima genialidad de un señor consiste en apelar al “sentimiento de tribu”? Compruebo con escalofríos que, en efecto, las cavernas están más cercanas de lo que pensaba.
GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes 10 de agosto, 2010
Diario IDEAL, martes 10 de agosto, 2010
¡Magnifico, Gregorio!....¡Que mediocridad y que decadencia nos gobierna!.
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