martes, 27 de diciembre de 2011

PITAGORINA Y BARBAZUL

«El objetivo de Pitagorina y Barbazul es que pasemos de Andersen a los hermanos Grimm»

De izquierda a derecha,Teresa Jiménez, Carmen Chacón, José Antonio Griñán y Alfredo Pérez Rubalcaba

Pitagorina y Barbazul

No les ha bastado con el sastrecillo valiente, que se dedicaba a cazar moscar para solucionar los problemas de España. Cuando descubiertas sus pueriles tretas, el remendón se ha quedado sin clientela, Pitagorina y Barbazul quieren hacer su trabajo.
¡Pobre PSOE! Lo suyo son los cuentos infantiles. En Andalucía, estamos regidos por el lobo de Caperucita, quien, disfrazado de mimosa abuela, muñe una trampa tras otra para seguir emboscado y jalarse a los electores: ya impide a los alcaldes ser parlamentarios, ya oculta datos de los EREs fraudulentos, ya deja de pagar para cuadrar ficticiamente la deuda, ya convierte con hilos de oro a los sindicatos en cristobicas… En Granada, la Reina de las Nieves intenta con gélidos besos que sus ejércitos olviden la derrota y vivan con ella una helada luna de miel. ¡Y encima Pitagorina y Barbazul se han declarado la guerra!
A Pitagorina, la insufla su orgullo de empollona. ¡Ella, que ha realizado estudios en varias universidades extranjeras! ¡Y que fue elegida por el sastrecillo valiente como figurante de su película de sobremesa! Cree que lleva el rigor consigo y que por ello será una magnífica presidente del Gobierno. Imbuida por las probas ideas de género que pergeñaron las costureras del sastrecillo, cree que su sexo le añade peso en la balanza. ¡Para nada se le ocurre pensar que fuera presa de las cuotas!
Barbazul va de ingenioso y seductor mientras cierra con siete llaves la habitación secreta donde hieden sus cadáveres. Piensa que su astucia, urdida en conciliábulos, reservados, cubículos y lóbregas esquinas, es aplicable al gobierno de España. Confunde sus chascarrillos con la inteligencia. Envuelve sus delaciones en el papel celofán de la bonhomía. Desdeña que un inocente pague en la cárcel por los asesinatos que ni imaginó ni planeó ni cometió.
Y ahora, como un ensayo de lo que habrán de hacer si le birlan el puesto a Matasiete, se han enzarzado en estruendosa lid. Pitagorina utiliza la crítica y la culpabilidad. Barbazul, las artimañas y la chulería. Parecen distintos, ¡pero para nada! Son iguales en el ego inmenso que los sustenta. En su cósmica ambición. Y en compartir los patrones del sastrecillo. ¡No tienen otros! Lo único que se les ocurre para parecer distintos es hipertrofiar los figurines del remendón. Si él mató a siete de una vez, ellos matarán a cuarenta (millones, se entiende). Si el sastrecillo fragmentó el Estado ocho veces, ellos lo harán dieciocho. Si llenó las cárceles de presos políticos por género, ellos enchironarán también al género chico y al dramático. Si el sastrecillo ganó negociaciones dejándose devorar por la fiera, ellos le echarán como pasto a los españoles. ¿Acaso no los consideran moscas cojoneras?
Nunca como desde la entronización de Matasiete España ha sido un país tan de fábula. El objetivo de Pitagorina y Barbazul es que pasemos de Andersen a los hermanos Grimm.

GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 27 de diciembre, 2011

martes, 20 de diciembre de 2011

JUGAR A LOS INDIOS


«¡Qué jugada maestra y qué trampa para IU, PSOE y UPyD!»

Calle Joe Strummer en Níjar, Almería
 Jugar a los indios

En mi anterior columna, daba por sentado que le dedicarían una calle a Joe Strummer por una única referencia a Granada en una única canción. Y así va a ser, según el concejal de Cultura Juan García Montero. Los vernáculos actúan siempre así. De hecho el cantante de los Clash tiene ya una calle en Níjar, aunque allí se comprenda, porque adquirió una casa en el cabo de Gata y rodó en Almería “Straight to Hell”. Esta segunda calle en Granada no deja de ser un palurdo remedo.
El PP se opuso hace unos meses a la concesión. Al menos, IDEAL daba el 13 de enero la noticia de que IU la iba a solicitar a la Comisión de Honores y Distinciones. ¿Qué pasó? El PP no debía estar muy por la labor, ya que el concejal socialista Chema Rueda afirmó por las mismas fechas que no le daría “el gusto al PP de que rechace una moción tan joven y rebelde”.
¿Qué ha ocurrido en un año para semejante cambio estando como están casi los mismos concejales? La clave es la Biblioteca del Zaidín. Cerrarla ha sido un craso error. En unos meses, el órgano de gobierno de la corporación se ha desgastado hasta extremos inauditos. Su falta de sensibilidad no sólo ha puesto a los vecinos en pie de guerra, sino a numerosos y significados intelectuales de Granada y España. El alcalde y los concejales del PP han visto cómo su prestigio menguaba de forma galopante, más aún el del responsable de Cultura, que se vio obligado a rebatir con precarios argumentos las contundentes y nada tibias razones de Muñoz Molina.
¡Había que hacer algo y rápido! Y he aquí que la desnortada oposición ha venido a servírselo en bandeja: ¡Una calle para Strummer! Al acceder a tan discutible iniciativa, el gobierno municipal se sacude la caspicia acumulada tras la enajenación de una biblioteca pública. Por arte de birlibirloque, un ayuntamiento autoritario, el que peor trata a sus ciudadanos de toda España, queda nimbado por el halo de la modernidad. El gobierno que más fosas cava contra el entendimiento con sus adversarios, ofrece de súbito una pía imagen de concordia. Con tan inocua dádiva, se hace acreedor de alabanzas a diestro y siniestro, pudiendo escamotear así los grandes temas que realmente importan. Si no se llevan a cabo, ya no será responsabilidad suya, sino de la oposición, ¡porque mira que ellos son modernos y abiertos!
¡Qué faena maestra y qué trampa para IU, PSOE y UPyD! Pero no sólo pierde la oposición. Pierden los granadinos, llevados a esta catetez déjà vu, y, sobre todo, pierden los zaidineros: la solidaridad que necesitan para recuperar su biblioteca trocada por una calle para Strummer. Es decir, el oro por cuentas de colores. Mientras el kiosquillo se derrumba, los concejales juegan a los indios.

GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 20 de diciembre, 2011 

martes, 13 de diciembre de 2011

GRANADA CHICHO

«En Granada se erige como estandarte a un precario letrista por una manida canción»

A la izquierda, Joe Strummer en el mirador de San Nicolás, con la Alhambra al fondo. A la derecha, portada de la novela de Paul Hecht "El cuentista" 


Granada Chicho

 ¿Por qué una calle en Granada para Joe Strummer, el vocalista de la extinta banda británica The Clash? Cierto, residió esporádicamente en la ciudad, tuvo amigos locales y se refiere ligeramente a Granada y a Lorca en “Spanish Bombs”, una canción hermosa pero de letra lamentable, con lapsus como poner Costa Rica donde debería poner Costa Brava, y anacronismos como volar a España en plena Guerra Civil en un DC-9, cuyos primeros modelos datan de 1965.
¿Basta esto para dedicarle una calle? ¿Se trata además del mejor homenaje? Sin duda, a Strummer, rockero, díscolo, atrabiliario, le repugnaría la idea. ¿Por qué no reconocerlo como se reconoce a los artistas? Con un concierto de sus amigos; con un certamen que lleve su nombre; con una canción que celebre su memoria. ¡Pero una calle! No es lo que Strummer merece ni tampoco lo que merece Granada.
            ¡Estamos tan cerca aún de la España que retrató Larra! En uno de sus magistrales artículos, muestra la estulticia de los contemporáneos, que tildan inmediatamente de insigne escritor a quien sólo ha pergeñado unas cuartillas. Aquí viene un chico extranjero, cantante de un grupo de culto, compone una canción que nos menta, y ya le están reclamando una avenida. Sin embargo, tenemos al hombre que escribió “El cuentista”, la mejor novela sobre Granada, la más irresistiblemente bella y que mejor hace justicia a la ciudad, el neoyorquino Paul Hecht (1927-1996), y me apuesto a que ni siquiera hay diez justos que lo conozcan. Va la diferencia de un país berlusconizado que ensalza una cancioncilla y su rebeldía inocua a un país culto que se reconoce en el pensamiento singular y maduro, el único que mueve montañas.
            Hecht narra con pericia e inteligencia un solo día de la vida de Granada: el 10 de diciembre de 1988. ¡Pero en él está todo! Sus calles, sus gentes, su espíritu, su historia… Nunca he leído nada que me llegue tanto al corazón, que muestre a Granada sin halagarla, que la gloríe sin hipérboles, que la ame sin empalago, que recupere su pasado sin arqueología, que la proyecte sin provincianismos.
            Paul Hecht se apasionó por España en las clases del sefardí José Benarbete en el Brooklyn College de la Universidad de Nueva York, viajó a Andalucía, vivió en Granada en el Albaicín, se doctoró con una tesis sobre la influencia del flamenco en Machado y Lorca, fue amigo de Enrique Morente, dio clases de literatura en el Centro de Lenguas Modernas, y murió, como siempre había querido, “en el Albaicín, cara a cara con la Alhambra”.
            Pero fieles a la liviandad que nos caracteriza, ha sido olvidado y apuñalada su obra maestra. En su lugar, se erige como estandarte a un precario letrista por una frágil y manida referencia a Granada. Típico de las ciudades Mama Chicho. Berlusconi creó esta cultureta pachanguera y amnésica, y nosotros las alimentamos agradecidos.
 
GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 13 de diciembre, 2011 

martes, 6 de diciembre de 2011

ASQUEROSA

«El futuro de España se debate en Asquerosa»

El bellísimo pueblo de Asquerosa (Granada), hoy Valderrubio (foto: Pedro Retamar)

Asquerosa

El futuro de España se debate en Asquerosa, ese bello pueblo que tenía un nombre fragante (según dicen, Agua de Rosas o “Acuarosa”), pero al que el tiempo hizo la jugarreta de convertir en lo contrario. Absurdamente rebautizado en los años 40 como Valderrubio, el topónimo Asquerosa se ha seguido manteniendo y hasta es pronunciado con orgullo.
            Desgraciadamente hay algo que no huele bien en la localidad. Es como si lo ajado de la política española se hubiera concentrado en ella. El pasado 1 de diciembre la visitó el consejero de Gobernación de la Junta para anunciar su próxima segregación de Pinos Puente, municipio al que pertenece. ¡He aquí una muestra perfecta de la torpeza de estos políticos que no entienden que las cosas han cambiado y que ya no sirven sus viejos patrones! Cuando todo en Europa va a la concentración de municipios, aquí se les divide. Cuando resulta obvia la locura de tener más de ocho mil localidades que suman la barbaridad de sesenta y cinco mil concejales, la Junta de Andalucía se pone anteojeras. Como si no ocurriera nada, como si estuviéramos tan boyantes que pudiéramos permitirnos cuantos ayuntamientos y ediles deseáramos.
            Hay un experimento escalofriante: se acostumbra a una rata a cavar para encontrar comida; luego se le retira. ¡Pero la rata sigue cavando y cavando hasta morir! No es capaz de entender que ya no hay alimento y por tanto cesar en su esfuerzo baldío, sino que sigue haciendo lo que siempre hizo, y lo paga con la vida. Estos políticos vetustos hacen lo mismo: están acostumbrados a servirse generosamente del dinero público, a no planificar racionalmente, a creerse demócratas por hacerse eco de peticiones desafortunadas, y esperar luego ser votados por aquellos a quienes han favorecido en detrimento del interés general. No otra cosa es lo que está ocurriendo en Valderrubio. Cuando vi la imagen del consejero con las autoridades locales, tan felices ellas, como si estuvieran haciendo alta política, creí que el túnel del tiempo me había conducido al pasado. ¿De verdad estábamos en 2011 y en una de las crisis más graves de Europa?
            No nos merecemos estos políticos. Estos robots que siguen cavando y cavando porque siempre lo han hecho y ya no saben parar ni tampoco se percatan de que están perjudicando al pueblo. Que no entienden que lo que hay que hacer es ahorrar, planificar, quitar duplicidades, abolir cargos, unir municipios. En Italia, ¡tan berlusconizada! desaparecerán las provincias con menos de trescientos mil habitantes. ¡Son treinta!
            Por eso Asquerosa se erige como un símbolo de España, el lugar donde combaten el pasado y el futuro, nuestros políticos anquilosados y los políticos que habrán de venir; el lugar donde lidian la inercia de una España mentecata y la sabiduría que siempre han esgrimido los heterodoxos españoles. En Asquerosa se mezclan el tufo pestilente y la fragancia floral. 

GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 6 de diciembre, 2011