«Por más
ropas que se le cuelguen, la desnuda belleza del cuerpo sigue latiendo debajo»
Portada del libro de Isabelo Herreros "La conquista del cuerpo" (Editorial Planeta) |
La conquista del cuerpo
Extraño destino el del cuerpo, que se desinhibe, se esconde,
se desnuda y otra vez se cela… Isabelo Herreros nos lo muestra en su libro “La
conquista del cuerpo” (Planeta), un ilustrado ensayo de cómo la carne brotó
jubilosa con el advenimiento de la Segunda República: piscinas con señoritas en
bikini, campos nudistas para ambos sexos, espectáculos con los senos al aire,
novelas descocadas, publicaciones plenas de desnudos, filmes con chicas al
natural, concursos de evas edénicas, competiciones deportivas con sucinta
indumentaria… Isabelo Herreros asiste maravillado a la caída de la ropa en los
años 30. Es como el viajero que goza íntimamente del paisaje. Hay que frotarse
los ojos ante la visión de que, en un tiempo lejano, hubo tanta libertad
Ante este panorama, uno no puede
evitar el lamento por lo que sucedería después con el franquismo: el aire libre
sustituido por el palio, los bañadores proscritos, las piernas turgentes embutidas
en pololos, los espectáculos de bellas coristas devenidos zafia astracanada, la
literatura erótica trocada en panfleto moralizador, el sexo libre
desnaturalizado por el prostíbulo…
De 1931 a 1939, se ganó el
cuerpo. De 1940 a 1975, se lo perdió. En 1976, volvió a recuperarse. En los
años 90, volvió a perderse, no por los vestidos, sino por la generalización de
la cirugía estética, que viene a ser otra forma de tapar el cuerpo. Tal vez la
crisis económica vuelva a traernos una nueva conquista.
El seductor
libro de Isabelo huye de todas las mojigaterías, incluida la actual, que se
disfraza bajo lo políticamente correcto. El autor hace un canto a la epidermis
como símbolo de la libertad sin ataduras, de la claridad, del desvaimiento de
la superstición. En este sentido, es jacobino y revolucionario. El desnudo es
sensual ¡faltaría más! y es también un arma de combate político. Por eso
ocurrió durante la República. Y feneció con la Dictadura.
El ensayo
de Isabelo Herreros es un apasionado homenaje a la mujer. Sigue la pista de las
pioneras, las heterodoxas, las rupturistas, las creadoras, las políticos… Quizá
ha sido el período de la historia española en que la mujer ha sido más libre.
Mucho más, por supuesto, que en la triste España de Zapatero, donde se
convirtió en un pretexto para justificar el izquierdismo mesiánico de un líder
insignificante, siendo utilizada como florero a su pesar.
Isabelo
Herreros ha escrito un modélico manual de intrahistoria. Sabemos más de los
años republicanos por la cotidianidad que por los hechos señeros. Viendo cómo
vivían los españoles de aquel tiempo, comprendemos la esperanza que anidó en lo
más hondo de sus corazones. Y uno querría esa esperanza para el presente. Una
esperanza que no se viera frustrada por otro giro del péndulo. Afortunadamente,
por más ropas que se le cuelguen, la desnuda belleza del cuerpo sigue latiendo
debajo. Y el destino de todo lo postizo es hacerse añicos.
GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 1 de mayo, 2012
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