«Hoy, Día de los Enemigos del Libro»
Esta casa en ruinas en Lanjarón es un libro abierto |
Libros
¡Y cómo nos atosigan los
volúmenes! Encontrar un libro es tan difícil como para Diógenes encontrar un
hombre. Quieren que confundamos los libros con volúmenes, porque los primeros
son peligrosos, y los segundos, inocuos. Nos quieren hacer rebajar el
pensamiento con la cultura, porque el primero es subversivo, y la segunda, amable.
Los malos escritores tienen
siempre en su boca la palabra cultura, pero los escritores de raza abominan de
ella. No existe la cultura, sólo el pensamiento, y dado que no hay pensamiento
real que no sea heterodoxo, todo libro pone en solfa la cultura. Estamos
rodeados de escritores de volúmenes como estamos rodeados de amantes de la
cultura, pero cuesta encontrar escritores de libros. Yo le exijo a un libro que
me abra las puertas de lo desconocido. Le exijo que sea como un microscopio de
barrido, como el todopoderoso telescopio ALMA, como el acelerador europeo que
ha descubierto la partícula de Higgs. Quiero que a cada instante, en cada
párrafo, en cada línea, se me revelen ignotas interacciones, insospechadas
trayectorias, inauditas estructuras, explicaciones
de belleza sin igual.
Cuando necesito conocimiento, voy
a los volúmenes, pero cuando quiero arriesgarme, cuando me corroe el ansia de
explorar, cuando el guerrero que vive en mí desea tener aventuras, voy a los
libros. Lamentablemente sus grandes enemigos están conjurados y se manifiestan
hoy, Día del Libro, celebrando los volúmenes para solapar los libros, esas
humildes páginas llenas de vértigo, desbocadas, sublimes e insondables. Toda la
cohorte de turiferarios de los volúmenes, ocultando con tinta de calamar la
invisible pero indeleble tinta de los libros. Los satisfechos, los instalados,
alabando los volúmenes complacientes en detrimento de los libros plagados de
insatisfacción, de singularidad, de soledad, de sufrimiento, de compasión. El aplaudido
erudito ante el difamado manco que escribe sobre un loco de atar. El prestigioso
académico ante un hombre vejado, repudiado, que escribe sobre un maestro y su
bella Margarita. El laureado crítico ante el desheredado y alcohólico que
escribe de un cuervo que responde al inquietante nombre de Nunca Jamás.
¡Tómatelo como una aventura,
pues! Huye hoy de los volúmenes. Busca libros. Libros desnudos. Lúcidos,
desestabilizadores, rebeldes, temerarios libros.
GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 23 de abril, 2013