«¡Fuera
flores subversivas! Tanques, sí; ¡flores, no!»
Las hermanas Pepi y Magdalena, las dos últimas floristas de la plaza Bib-Rambla (foto José A. Cano/Granadaimedia) |
Tanques, sí
Una sola floristería queda en la plaza Bib-Rambla, triste y
abandonada en una esquina. Las demás llevan meses cerradas. Por lo visto, sus concesionarios
se han ido jubilando y el Ayuntamiento pasa de readjudicarlas. Puede que
incluso se haya propuesto eliminarlas con la mendaz excusa de que ya no son
rentables. Dado que la última florista se jubilará también dentro de poco,
habrá acabado entonces una tradición centenaria.
Pero ¿qué importa? Sólo se trata
de flores. Una minucia para que se ocupe de ella un equipo de gobierno que anda
empeñado en cosas grandiosas, como su megabús o la estación de AVE. ¡Esto sí
que es importante! Las flores son algo sensiblero y romanticón y, además,
alegran la vida, y el objetivo de estos concejales es incomodarnos lo máximo.
¡Si hasta pugnan por ello! El alcalde, por ser el munícipe que más multas ha
puesto de toda España, lo que ha logrado con creces, por lo que ya nadie lo
podrá apear del Guinness de los Récords. La señora Telesfora, en clara y leal
competencia, obligará a los granadinos a esperar tres autobuses donde antes
esperaban uno. Y para redondear el vudú, toda la corporación al unísono sacará
la estación de tren del centro, de modo que la gente tenga aún más difícil escaparse
de la ciudad. Y es que, si no, ¿a quién van multar? Por eso se han cuidado de
que esté convenientemente distanciada del metro, una bagatela que se
solucionará tomando cuatro o cinco autobuses de los de doña Telesfora.
Comprensible entonces que se
hayan olvidado de las flores, dejando que la plaza se quede tristona, con sólo
el olor de las churrerías y los limpiabotas. Las plantas multicolores, la
vegetación exuberante extendida por la solería, el olor a rosas, jazmines y
celindas, ¡que pasen a la historia!
El alcalde franquista que quiso y
no logró hacer desaparecer las floristerías, descenderá de los cielos a ponerle
una medalla a Torres Hurtado. “¡Muy bien, Pepe!”, escucharemos su ultraterrena voz.
Ahora pondrán cualquier negociete de chirimbolos turísticos y todo será un poco
más liso y más cansino, que es lo que le gusta a esta gente de orden que ve
heterodoxia y ataque en el más mínimo movimiento. Y es que las flores no sólo
son bellas, alegran y confortan, sino que son extremadamente peligrosas, o si
no ¿qué ocurrió en la primavera de Praga? La gente se enfrentaba con rosas a
los tanques rusos y, por mucho que éstos aplastaran, al final vencieron las
rosas.
Comprensible que este equipo le
tenga miedo a las floristerías. ¿Qué ocurriría si cuando se inaugure el mastodonte
de Alta Capacidad los granadinos lo torearan con rosas? Entonces el bendito
sueño de la señora Telesfora, su gran hazaña que debería ser copiada en el
mundo mundial, quedaría hecho añicos. ¡Y eso no, no, no! Luego hay que cerrar las
floristerías. ¡Fuera flores subversivas! Tanques, sí; ¡flores, no!
GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 2 de abril, 2013
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