«Cines
del Sur destrozó la deslumbrante película filipina “Thy Womb”»
Cartel de la película filipina "Thy Womb", de Brillante Ma Mendoza, una de las que aspiran a la Alhambra de Oro en el festival de Cines del Sur de Granada |
El cine de la Caraba
Tortura, impotencia y pena sintieron los invitados a la
inauguración del festival Cines del Sur el pasado domingo. Tortura, por la
presentación, cansina, repetitiva, sin imaginación, con dos actores que trataban
de sacar adelante un pésimo guion que quería parecer el ensayo de la
presentación misma. Algo tan tópico y tan mal urdido que los peores escolares
habrían destellado ante ellos.
Y cuando por fin se fueron entre
un suspiro general de alivio y comenzó la proyección de la película filipina
“Thy Womb”, entonces vinieron la impotencia y la pena. ¡Imágenes borrosas,
opacas, sin nitidez! En la época del HD, la proyección parecía haber salido de
la noche de los tiempos, con fotogramas desenfocados y difusos, sin precisión,
y colores tan desvaídos que a veces todo parecía sepia, y otras, gris. Era
como, si en vez de actores, hubiese fantasmas en la pantalla. Ni siquiera en
los primeros planos se distinguían los detalles, no hablemos de los planos
medios, donde los personajes parecían caprichosas manchas de tinta.
“Thy Womb” es una película fascinante,
exótica, llena de cromatismo y contrastes, y lo sé porque Internet me ha
permitido verla. Durante toda la proyección en el Isabel la Católica, sin
embargo, no pude dejar de preguntarme aturdido, escandalizado a veces, otras
aterrado, cómo un festival que se supone defiende y ama el cine ha podido autorizar
una proyección en estas condiciones. Simplemente Cines del Sur se cargó la
película, haciéndole un flaco favor a los espectadores, al cine y al director
del film. ¡Menos mal que el hombre no estaba entre el público! Sin embargo, sí
había tres miembros del jurado y, si han aceptado calificar una película
proyectada de este modo, simplemente es que el festival no tiene credibilidad.
Lo mejor de “Thy Womb” son los
paisajes marinos, los palafitos donde viven los pescadores protagonistas, sus
mercados flotantes y sus ceremonias nupciales, siendo el argumento un mero
esqueleto para mostrar tanta y tan extraña belleza. Pero con las imágenes gangrenadas,
desvaídas, sucias, la película no se sostenía y resultaba de un colosal
aburrimiento. El público se removía en los asientos inquieto y miraba a sus
móviles como tabla de salvación, hasta que se inició un ininterrumpido reguero de
gente que escapaba del tormento.
Puede que el festival cuente con
pocos medios, pero, para hacer una cosa así, es mejor no hacer nada. ¡En estas
condiciones, no! Dados los pésimos y obsoletos medios con que parece contar el
Isabel la Católica, que nadie en la dirección se hubiera anticipado al
previsible estropicio que se hizo con “Thy Womb” puede hacer pensar en que la
manga ancha, el todo vale, la falta de calidad, son cosas del sur. De pronto,
lo que parecía un festival alternativo, multiétnico y singular, cobra un tinte
macabro. ¿Esto es Cines del Sur? Mejor llamarle Sineh der Suh.
Lo único digno, lo único que
estuvo a la altura que se le supone a un festival, fue la chica que, en un
inciso del tedioso prolegómeno, danzó sobre velos colgantes. Estilizada,
hermosa, tensa, audaz, bellísima. El resto, propio de aquella atracción de
feria andaluza que anunciaba a la Caraba, y que no era sino una escuálida burra
que “antes araba, pero ya no ara”. El domingo, la Caraba fue Cines del Sur.
GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 11 de junio, 2013
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