«Eugenio Nasarre (PP) es el
Poncio Pilato de
Granada»
Poncio Pilato
Eugenio Nasarre, tercer
candidato al Congreso por la lista del PP, es el Poncio Pilato de Granada. Como
el prefecto romano, nada tiene que ver con nuestra provincia pero acabará
representándola. Este gobernador de quita y pon, que ha sido parlamentario por
Madrid y ahora lo es por Jaén, lo será por Granada tras el 20-N. ¡Rendidos al
imperio!
Un hombre que no sabe nada de la provincia, que difícilmente habrá estado
en ella una docena de veces, que no conoce ni su problemática ni su
idiosincrasia ni sus aspiraciones ¡representándola! ¿Qué más da? ¡Ave, Cesar,
morituri te salutant!
Claro que Eugenio Nasarre no tendrá que llevar a Madrid la voz de Granada,
sino traer a Granada la voz de Madrid, como todo prefecto que se precie, igual
que Poncio Pilato llevó a Judea la voz de Roma. ¡Pero al menos vivía en Judea!
Eugenio Nasarre no ha vivido jamás en Granada. Ni vivirá.
¡Qué divertida paradoja! Seguro que el señor Nasarre se lava frecuentemente
las manos y de ahí su versatilidad provincial. Para ser diputado por Jaén,
debió de lavarse las manos del aroma de los madroños madrileños. Para ser
diputado por Granada, deberá lavarse las manos del polvo de los olivares
jiennenses. Poncio Pilato siempre se lava las manos.
Aguardo con expectación al periodista que entreviste al señor Nasarre. Una
entrevista en directo y a lo BBC, no a lo Televisión Española ni a lo Canal
Sur: a ver qué nos dice de Granada, de su historia, de su problemática, de sus
aspiraciones, de su cultura, de sus calles. Fallará. Fallará estrepitosamente.
Aunque se lo estudie, porque me apuesto a que le hacen estudiar algo. Si no, el
bochorno será tan rojo que los propios rojos se quedarán a la altura de una
zapatilla.
¿Y éste es el partido que quiere izar los intereses de Granada? ¿El que le
achaca a la oposición ser dócil y servil con las autoridades nacionales? Si un
partido se pliega a meter un paracaidista en su candidatura, lo que
manifiestamente repugna a la militancia y a los electores, ¿a qué no se plegará
en el futuro? ¿Qué intereses no pisoteará para dar satisfacción a sus jefes?
Los símbolos no son gratuitos. Cuando se comienza acatando una imposición
humillante, resulta claro qué sucederá en el porvenir. Granada será una
provincia más del imperio. Sometida a las prácticas del imperio. Sojuzgada por
intereses ajenos, traicionada por pactos espurios, vendida por platos de
lentejas, anestesiada con cartas a Herodes. Como hasta ahora, pero más. Pues
Poncio Pilato ignora siempre las necesidades locales para imponer los deseos
del César.
“¡No soy responsable de Granada!”, clamará Poncio Pilato desde el cómodo
coso madrileño. Y quienes lo han colado en la candidatura le responderán: “¡Que
su futuro caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!”. Y Pilato se lava
plácidamente las manos mientras Granada va camino del Gólgota.
GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 25 de octubre, 2011
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