«Acabo de cambiar mis Juegos Reunidos por el
libro de Susana Moo»
Portada del libro de Susana Moo, "Microrrelatos eróticos" (Red-Ediciones, 2011) |
Yo juego a Susana Moo
Susana Moo ama que la
miren haciendo el amor. ¡Ay que ver cómo se pone! Por eso tiene webcams por
toda su casa, ¡porque, vade retro, qué trivialidad entregarse sólo a Eros en el
dormitorio! Eso es sólo para los amantes remilgados. Susana Moo lleva también
una webcam, a modo de horquilla, en su larga y seductora cabellera, de modo que
podamos asistir en directo a sus devaneos, que son muchos, incontrolados e
imprevisibles, y con los tipos más dispares, que curiosamente no suelen parecerse
a Brad Pitt, sino a Rubalcaba.
Sólo hay un pequeño problema para los voyeurs: que las webcams de la coprolálica
Susana no filtran imágenes, sino palabras. Así que el morboso que desee
contemplarla no tiene más remedio que leerse las frases que proyectan sus
cámaras.
Pero yo guardo un secreto: Susana no sabe que hay un instrumento que vuelve
a convertir sus frases en imágenes. Yo lo poseo y ¡ay! vaya cortos que se
proyectan en mi supertelevisor led hd de 72 pulgadas. Por eso soy el único que
conoce el rostro de Susana tan bien como sus pies. ¡Pero no lo revelaré! El
instrumento está al alcance de todos y se vende en la web imaginacion.com.
Ahora Susana ha hecho una antología con estos cortos. La
llama “Microrrelatos eróticos”, y en ella está lo mejor de sus andanzas. ¡Y
mira que son granadas! Esta chica lo mira todo con lúbricos ojos. ¡La Tierra
entera es sexual para ella! Puede haber miles de personas, una jauría humana, y
me apuesto a que distinguiría los ojos de Susana Moo entre todos. Pues
automáticamente los cuerpos masculinos pasarían a estar desnudos para ella. Ella
no sería una mujer más entre la masa, ¡sino a una mujer rodeada de apetecidos
penes! Y en sus ojos se agitarían maremotos y tempestades. ¿Cómo no
distinguirla? Susana Moo piensa como Quevedo que el hombre es un ser pegado a
su nariz, salvo que ella sitúa el órgano un poquitín más abajo.
¡Pero que se abstengan los espontáneos! No todo es jauja.
Susana Moo no se va con cualquiera. No es promiscua, sino inmensamente curiosa,
y por eso mismo resulta imprevisible. Sólo se irá con quien suscite su interés,
aquel que tenga un pequeño misterio que desvelar, una rareza que descubrir, una
nueva cualidad que tasar, una insólita perversidad que perpetrar. No es una
ninfómana, sino una científica. Explora apasionadamente, pero explora para conocer.
Querría beberse de un solo sorbo todo el sexo y el erotismo del mundo. Y a este
paso, puede que lo logre. ¡Y eso que el erotismo es más vasto que todas las
galaxias juntas!
El libro de Susana Moo es como un álbum de fotografías
donde nos muestra orgullosa sus hitos más esclarecidos: aquí se pone cachonda
en un funeral, allí desea que la calienten con palabras, en este lugar descubre
un teorema para despejar el tamaño de la méntula, en el otro ordeña mimosamente
a su partenaire para prepararse el desayuno, en aquel paladea lascivamente los
orgasmos de sus vecinos… ¡Pero es que no para!
Hay que reconocer que Susana Moo es buena cineasta. En
sus encuadres, encuentras siempre una perspectiva inusual, un ángulo nuevo, una
interpretación ingeniosa. Tiñe sus fotografías con toques de humor, irónicos,
cáusticos, tentadores… A veces es francamente obscena y otras tan afrodisíaca
que se recomienda no leer el libro en lugar público, o bien leerlo en compañía.
“Amor, vamos a jugar a Susana Moo”. Y abres el libro al azar y haces lo que te
toque esa noche. “Amor, me ha salido ‘Semen como cosmético’. ¡Guau! Ya sabes”.
Vamos, que el libro se disfruta desde el primer momento. Nunca una compra será
tan bien amortizada.
Si no existiera Susana Moo, habría que inventarla. ¡Pero
afortunadamente existe! Su foto debería presidir los dormitorios de España.
Bueno, quiero decir, sus pies. ¿Acaso no son una invitación a ir por los más inusuales
derroteros de la sofisticación y el éxtasis? El libro de Susana Moo debería
encontrarse tentadoramente al acecho en el cajón de la mesilla de noche de
todos los hoteles. ¿Qué mejor cosa leer antes de irse a dormir? ¡Y encima uno
puede contactar con la autora vía Internet! “Susana, te he leído y me deshago.
Una palabra tuya y estallaré como un big-bang”. Y Susana Moo le escribe la palabra.
Y luego a dormir tan ricamente.
Acabo de cambiar mis
Juegos Reunidos por el libro de Susana Moo.
GREGORIO MORALES
¡Yo también quiero jugar! ¿Dónde está ese maravilloso libro? Si lo dice un experto en literatura erótica como tú...
ResponderEliminarPincha donde pone "Microrrelatos eróticos" o ve directamente a este link
ResponderEliminarhttp://www.erotomanias.com/comprar-libro/
Después de leer tu crítica, no sé quién es más afrodisíaco, si tú o Susana Moo. Ella descubre facetas ignoradas del sexo, es provocativa, llama a las cosas por su nombre... ¡pero tú lo tiñes todo de sensualidad y deseo! Haces aún más erótica a la ya de por sí erótica Mis Moo. Eso sí, entran ganas de leer el libro... con tu reseña entre sus perinas, quiero decir, entre sus páginas, ja, ja, ja...
ResponderEliminarLa verdad es que no conozco a esa tal Sussana Moo, ¿quien sera esa señora? Y con esa vida tal inusual que vive, tengo la impresión que no debe ser de este planeta...Tampoco se ¿que es lo que hay detrás de esos Micro relatos eróticos?, pero gracias al tubo perspectivo de tu mirada creo ya imaginarme como es...En el mundillo en donde me desarrollo es imposible de ver una tal Sussana Moo,¿Porque esos seres viven en otro lugar diferente al mio?..Dichosos aquellos mortales que conocen a Sussana Moo, me imagino que nunca salen de sus sueños ni del planeta a donde ella los lleva...
ResponderEliminar¡No, Rober Dark, no viven en otro mundo diferente al tuyo! Están ahí, a tu lado, disfrazados de pundonorosos trabajadores. ¿Quién te dice que esa chica tan modosita a la que saludas todos los días no es Susana Moo? ¡Tienes que vencer las apariencias! Hay muchos mundos eróticos, pero todos están en éste, en el tuyo.
ResponderEliminarNormalita del montón, rober-dark.
ResponderEliminarComo bien dice el maestro (¡qué bien lo dice!)
Me calza un zapato realmente favorecedor (como señala Alberto).
¡Gracias!
¡De normalita, nada! En su vida corriente, Supermán va disfrazado de Clark Kent. ¡Pero debajo de sus gafas y de su traje impecable, está el hombre de acero! Tras un disfraz parecido, de niña buena y gentil, está Susana Moo, la carnal, la erotómana. Sólo hay que tener la perspicacia de Luisa Lane para descubrirla. Cuando nadie la ve, se despoja de su disfraz y, en posesión de todo su poder, sale a erotizar a los hombres de medio mundo. Yo la prefiero a Supermán.
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