«El tiempo que vivimos es como un holograma: en él está todo»
Contraportada del diario IDEAL de 29 de octubre de 1952 (click para ampliar) |
El tiempo no existe
Junto al kiosco de prensa, hay un puesto con ejemplares
antiguos de Ideal. En unos segundos, tomo la decisión: los adquiero y eludo el
kiosco. Son tres Ideales de los días 28, 29 y 30 de octubre de 1952. “¿No
compras la prensa de hoy?”, me pregunta perpleja mi mujer. “¡Ya la he comprado!”,
le muestro los viejos ejemplares. Quiero hacer un experimento: los leeré como
si fueran los diarios de hoy domingo 18 de marzo de 2012.
En casa, inicio la lectura a la
hora habitual. Conforme voy pasando páginas, el tiempo se desdibuja. Nada me
indica que me halle en el pasado. Lo mismo que ayer o anteayer, creo
encontrarme en pleno presente. “¿Es posible?”, me pellizco. Cierto, varían
algunos nombres, algunos ropajes, pero la esencia es la misma. ¡La misma
sociedad, las mismas personas, las mismas opiniones, las mismas costumbres!
El presidente francés alega que
deberíamos volver al patrón oro. Se informa del avance imparable de la mujer en
todas las profesiones. Hay una entrevista a un joven pintor granadino que lucha
por salir adelante. Se convoca a los miembros de una organización política para
celebrar una efeméride. Se baraja el nombre de un escritor y ensayista español
para el Premio Nobel. Los dos candidatos a la presidencia norteamericana
compiten entre sí. Se anuncia un recital de piano en el Aula Magna de la
Facultad de Medicina. El 28 de octubre los termómetros marcaron 24,6 grados de
máxima y 10,3 de mínima. Los anunciantes ofrecen coronas para el inminente Día
de los Difuntos. Es inaugurada una Exposición del Libro Histórico Español. La
granadina pensión Navarra es sancionada por colgarse el nombre de hotel. Se
vende un carmen a cincuenta metros de la calle Pavaneras. Un articulista
ironiza con el Bachillerato, preguntándose si debe llamarse “enseñanza media” o
“media enseñanza”. Un bailarín español acusa a su compañera de haberle pegado
en público, y ésta lo tilda de “pedante insoportable”…
¡El hombre es siempre el mismo!
Pueden cambiar los artilugios, pueden cambiar las leyes, puede haber más o
menos libertad, pero lo humano sale a flote de una u otra forma. Tapas aquí, y
salta allí. Obstruyes acá, y emerge allá. Somos los mismos siempre y en todo
momento, con las mismas estructuras, los mismos miedos, los mismos anhelos. Los
cambios son superficiales. Hoy, 20 de marzo de 2012, podríamos estar en 1952.
Si un día Ideal se decidiera a insertar las mismas noticias de antaño sólo que
cambiando los nombres y algunos disfraces, no notaríamos la diferencia.
Aquellos protagonistas pasaron la antorcha a otros protagonistas para que ejercieran
los mismos roles y reprodujeran la misma relación de fuerzas.
Pasaremos y, sin embargo, nada
pasará. El tiempo que vivimos es como un holograma: en él, está todo. Luego el
tiempo no añade nada. Y puesto que no añade nada, no existe. Sólo hay un ubicuo
presente.
GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes 20 de marzo, 2012
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