«A
enemigos así, puente de plata para que se arrimen»
Pancartas contra la Toma en la celebración del 2 de enero de 2013 (foto Libertad Digital) |
Puente de plata
¡Yo quiero enemigos como los de la Toma de Granada! Son como
la banda de tambores y cornetas de las procesiones. Sin su ruido, parecerían un
triste cortejo. ¡Y este ruido está traspasando las fronteras y haciendo que la
Toma se haga famosa en todo el mundo! También ha movido a la Diputación y al
Ayuntamiento a proponerla como Bien de Interés Cultural. ¡Anda que no están logrando nada!
Las adhesiones, los ditirambos,
las loas, se las pasa la gente por el forro, pero el rasgarse de vestiduras
chupa cámara, y los opositores de la Toma se rasgan mejor que nadie los hábitos
talares, como clérigos que son, es decir, primero declaran un folclórico acto
impío y luego espurrean culpabilidad sobre quienes lo protagonizan.
Han lanzado anatema contra la
Toma, y la izquierda ortodoxa se apresura a secundarlos prosternándose a sus
pies. Y es que el espíritu antañón de probidad y conciencia espercojada que
embargó el Imperio de los Austrias se ha
refugiado en la siniestra española, que es la derecha de la derecha de la
izquierda europea, y por eso es nacionalista y por eso se llena de mala
conciencia ante las proscripciones de los monagos, y no le importa dislocar ni
criminalizar la historia, inventándose en su lugar una mitología buenista que lógicamente
debe conducirnos a la pureza civil.
¡Yo quiero tales enemigos, que me
hagan esta grandiosa publicidad! Pongamos por caso que publico una novela y no
les gusta y me recriminan y me excomulgan, ¡nunca podría estarles lo
suficientemente agradecido! Que tan simpares prestes se peguen a tu
conferencia, a tu acto, a tu trabajo, a tu libro, para denigrarlos, para
reventarlos, para ponerlos en el candelero de las infamias, ¡así es como se
potencian y marcan las cosas para que nadie en el futuro se olvide de ellas! Todo
lo que hoy creemos imprescindible nació en el escándalo: “Madame Bovary”, la
circulación de la sangre, la rotación de la Tierra, los pantalones en la mujer,
el Cubismo, la Teoría de la Evolución… Las legiones de agraviados les
imprimieron tal fuerza que los convirtieron en hitos de la humanidad.
Lo mismo pasará con la Toma de
Granada. La ceremonia será cada vez más nombrada, seguida y estimada, hasta ser
considerada una obra de arte y preservada para los siglos venideros. Lo que era
una curiosa efeméride local, que languidecía y a la que asistían cuatro gatos,
se ha robustecido y luego se ha internacionalizado y cada vez vienen más
periodistas y televisiones para difundirla a los cuatro vientos. ¡Éxito de
márketing!
A enemigos así, puente de plata
para que se arrimen, para que cada año jaleen más, para que apesadumbren nuevas
conciencias y aumenten el número de prosélitos escandalizados. La repercusión
que no han conseguido ni instituciones ni políticos nos la traen los molinetes de
esta insuflada clerigalla. ¡Larga vida a enemigos así!
GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 22 de enero, 2013
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