«La vida
es una liana para soslayar el abismo»
Gregorio Morales ante uno de los castaños triplemente centenarios que jalonan la Rosandrá, en Aldeire (Granada) |
Más allá del tiempo
Cuando Napoleón ocupó España en 1808, el castañar de la
Rosandrá, en Aldeire, Granada, existía ya. En presencia de estos castaños
centenarios, sientes como si el tiempo pudiera ser vencido, como si pudieras
pasar a través de él y salir victorioso.
¿Y si el tiempo fuese una
ficción? Fue también Napoleón quien en 1898 arengó a sus soldados en Egipto
diciéndoles aquello de que 40 siglos de historia los contemplaban desde lo alto
de las pirámides. ¿Pero qué es esa cifra comparada con la vida de algunas
medusas que, teniendo la virtud de pasar de adultos a pólipos y de pólipos a
adultos, una y otra vez, sin descanso, viven miles de años? Napoleón se topó
con los siglos, pero si te bañas en la playa y te rozas con una medusa, puede
que te hayas topado con la eternidad.
Es fácil comprender que el reino
de Granada cumpla un milenio, pero ya cuesta más hacerse a la idea de que
algunas de las almejas que comemos tengan quinientos años. Hemos escuchado que
la muerte se cierne sobre todo lo viviente, estamos hartos de oír que una
persona a los 50 o 60 es un viejo, matamos en nuestra mente a quienes tienen 80
o 90… ¡por eso impacta que haya seres que conculquen tan magra concepción del
tiempo!
He vivido con la gente a mi alrededor
considerándose vieja cada año que pasaba, afirmando que con 30 años su cerebro
estaba en declive, que con 40 era difícil aprender nuevas cosas, que con 50 practicaban
poco el sexo, que con 60 no estaban para hacer montañismo, que con 70 tenían
que atiborrarse de pastillas y medirse obsesivamente la tensión, que con 80 eran
ya un venerable cadáver… ¿Podrían entonces entender que el pez roca
recientemente capturado por Henry Liebman en las costas de Alaska tenga 200
años? ¿Que una tortuga de Las Galápagos haya vivido 250?
Uno se siente tentado de pensar
que la evolución ha sido en realidad involución, y que la vida ha ido de lo
perfecto a lo imperfecto, y que árboles como los castaños de la Rosandrá o
criaturas como las medusas son superiores a nosotros. “¡Pero el hombre tiene
una mente!”, me replica Pepito Grillo, “¡y en esto es superior a todos los
seres vivos!”. ¿Pero y si precisamente la mente fuera la maldición? ¿Y si
fuésemos esclavos de lo que creemos? De este modo viviríamos los años que
nosotros mismos nos concedemos. Quien cree que es viejo a los 50, es viejo a
los 50. Quien cree que cada década que cumple le determina su comportamiento, se
comporta de manera diferente cada década. Pero si hay en el mundo una persona
que esté libre de convenciones, que se burle de lo que le toca por edad, que no
crea en los prejuicios sociales y que se piense eternamente joven, entonces
quizá podría ser eternamente joven. Tal vez ya viven entre nosotros individuos
así.
Cuando el martes pasado caminaba
admirado por la Rosandrá, los castaños clamaban ante mí: “¡Entérate de una vez!
Lo vivo no está a merced del tiempo, sino que existe para vencerlo. La vida es
una liana para soslayar el abismo. ¡No creas en el tiempo! ¡Cree en la vida!
¡Nada más que en la vida!”.
GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 30 de julio, 2013