«El gas
radón es peligroso, pero el gas griñán resulta mortífero»
El gas radón enrarece la atmósfera y tiene efectos nocivos para la salud, pero todavía es más letal el gas "griñán" (foto: Quival.it) |
El radón y el "griñán"
El gas radón nos amenaza. Sube desde los miasmas de la Tierra hacia las casas y las envuelve en una atmósfera letal, produciendo cáncer de pulmón aunque no hayas aspirado jamás un solo cigarrillo. ¡Hay pues que ventilar las habitaciones para que este gas inmundo se disipe! La amenaza es flagrante en Andalucía Occidental, y se espera que nuevos estudios la constaten también en la Oriental.
El gas radón nos amenaza. Sube desde los miasmas de la Tierra hacia las casas y las envuelve en una atmósfera letal, produciendo cáncer de pulmón aunque no hayas aspirado jamás un solo cigarrillo. ¡Hay pues que ventilar las habitaciones para que este gas inmundo se disipe! La amenaza es flagrante en Andalucía Occidental, y se espera que nuevos estudios la constaten también en la Oriental.
Los expertos avisan, y hacen
bien, porque el radón proviene de una radioactividad telúrica, larvada, débil
pero terca, que al final siempre taladra la carne. Sin embargo, los expertos no
alertan de que en Andalucía hay también otro gas más tóxico si cabe, el gas “griñán”,
una aviesa variante del grisú como su raíz bien indica, por lo que la población
está inerme ante él.
Si el radón se disfraza de aire
normal para mejor cebarse en los tejidos pulmonares, el griñán se disfraza de
ERE para mejor cebarse en los fondos públicos. El griñán es un gas dulzón que
quiere parecer pastel cuando en realidad es un veneno sutil e implacable. Tú
estás tan a gusto, arrellanado en el sofá, cuando este gas artero te coge a
traición y sisea en tus oídos “democracia”, “igualdad”, “solidaridad” y otras
lindezas protocolarias, pero lo que en realidad se propone es “endogamia”, “arbitrariedad”,
“clientelismo” y otras trapacerías propias de quien ama los ambientes cerrados.
Si Andalucía debe ser ventilada
del radón, ¡también del griñán! Pero las bisagras de los ventanales están
oxidadas por falta de uso. El orín lo agarrota todo. El ambiente atufa. ¡Nada
que hacer! El griñán engaña los sentidos, imita ser lo contrario de lo que es y
se sirve de sus muchos contaminados para que le hagan de heraldos y palmeros.
El griñán gangrena pestillos y
picaportes, pero los abducidos hablan maravillas de él. Bajo los efectos del
griñán, un partido eligió sin primarias a los peores candidatos posibles en las
últimas elecciones municipales. Bajo los efectos del griñán, ahora se ha
escenificado una representación de primarias en el mismo partido. Todo ladino, marrullero,
taimado, como le corresponde a un gas cuya ambición es infestar hasta la última
partícula de aire.
Necesitamos que salten los goznes
aherrojados, que se arranquen las ventanas enquistadas, que entre a raudales el
oxígeno, ¡aunque hay que tener cuidado! Ante el aire libre, el gas griñán se mezcla
con otros gases menos nocivos para escamotearse mejor, y entonces puede parecer
que ha entrado un poco de oxígeno, pero es todo lo contrario ¡todavía hay
menos! El griñán anda difuminado ahora con el gas “valderas”, y hasta podría
fundirse con el “zoido”, ¡todo antes que volatilizarse!
El gas griñán se parece a los
virus: cuando crees haber vencido una cepa, se reproduce otra nueva indemne a
los antibióticos. Susana Díaz es la nueva cepa, pero no debe llevarnos a
engaño: es gas griñán en estado puro.
Si los expertos no se dan prisa y
no nos dicen cómo neutralizarlo, pronto Andalucía será la región más feliz,
próspera y democrática del planeta. No porque sea verdad ¡ay! sino porque el
veneno campará a sus anchas, se cebará en la gente e inoculará triunfalismo imperial
andaluz en sus pensamientos. ¡Hay que ver cómo se complace este gas fétido en los
muertos vivientes!
GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 23 de julio, 2013
Diario IDEAL, martes, 23 de julio, 2013
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