«La
España de hoy es el espejo de la China de ayer»
Salvador Dalí, "Mi mujer contemplándose a sí misma", 1945 |
Espejos
Todo lo que vivimos ha sido vivido ya. Creemos en las
novedades, pero el ser humano es el mismo y seguirá siendo el mismo aunque esté
en el siglo L. Sólo existe un número limitado de combinaciones que, al
alternarse, van dando la ilusión de cambio. Da igual el lugar, la época, la
técnica, el sistema político. Estructuras idénticas se repiten de un siglo a
otro, de una edad a otra. Para demostrarlo, reproduzco unas citas del “Jin Ping
Mei”, novela china coetánea del “Quijote”, en traducción de la profesora de la
Universidad de Granada Alicia Relinque:
«La degradación de la educación y
la cultura y la descomposición de las costumbres populares son consecuencia de
un sistema de selección incapaz de reclutar letrados de verdadero talento, lo
que priva a la educación y a la cultura de su sostén».
«Busca un apoyo seguro si una
carrera pretendes, para medrar en el cargo del poderoso dependes. Despósate en
un clan de viles para que todos te teman, arrímate bien al fuerte, ¿quién osará
maldecirte? ».
«No hay que permitir a los
jóvenes que sean arrogantes ni perezosos… Si tales cosas se les permiten,
acabarán metiéndose en líos, provocando problemas, llevando a sus familias a la
descomposición y la ruina. En familias que lo consienten, los hijos acaban ante
los tribunales y, en el peor de los casos, mueren y destruyen la familia; en el
mejor, los golpean y los encierran».
«Eran los tiempos de desgobierno
del emperador Huizong en el Imperio; ministros infames ocupaban cargos, y
calumniadores y aduladores llenaban la corte. En palacio, cuatro ministros
felones, Gao, Yang, Tang y Cai, vendían puestos y mercadeaban con la justicia;
aceptaban sobornos públicamente, promocionaban a los funcionarios con sus
balanzas en la mano, confirmando las prebendas mientras determinaban su precio.
Quienes traficaban con sus relaciones y buscaban favores alcanzaban a todo
galope las más preciadas posiciones; mientras que los dignos, los capaces, los
honestos y los rectos pasaban años sin ser nombrados. Y así decayeron las
buenas costumbres, y los oficiales bribones y los funcionarios corruptos se
extendieron por el mundo; las levas se multiplicaron y los impuestos se
agravaron; el pueblo se empobreció y aparecieron salteadores. El Imperio estaba
sumido en el caos, y todo porque traidores y rufianes se habían hecho con las
más altas jerarquías».
¿Es posible que hayan
transcurrido 400 años? La Historia es un sistema de espejos. Aquí y ahora se
refractan las imágenes que tuvieron lugar en el pasado. O el pasado reproduce
las imágenes de ahora. No existe el tiempo. No existen las distancias. Sólo
existe el corazón humano, idéntico a si mismo, tanto ahora como hace 100.000
años. Y sólo hay dos permutaciones: la sabiduría o el desastre. La primera
conduce a países como Estados Unidos o Alemania. La segunda, a la España de hoy.
Por eso es el espejo de la China de ayer.
GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 19 de junio, 2012
Cuanta razón llevan tus palabras.
ResponderEliminarHoy hemos coincidido con las entradas de espejos Gregorio.
Un abrazo
¡Pues sí! También coincido en lo que tú piensas: sólo nos vemos a nosotros mismos. Muy pocas personas comprenden este hecho crucial. Me alegro de que seas una de ellas.
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