miércoles, 1 de agosto de 2012

EL DIARIO

«El que fui estaba en el que soy»  

Al cumplir 15 años, en un guateque, con Mariam

El diario

Leo el diario que comencé a escribir a los 15 años. ¡Por los cielos, yo ya estaba ahí! Suponía que cambiábamos, que evolucionábamos, que nos transformábamos, pero nada de eso es verdad. Como una Constitución, todo lo que soy estaba impreso ya en mí. La pasión por el arte y el conocimiento, la independencia visceral, el no importarme lo que piensen de mí, la necesidad siempre incumplida de una integridad moral, el deseo de coherencia, la pasión por la aventura psíquica. Estaba tan seguro entonces, que siento envidia de aquel adolescente. Ahora también estoy seguro, pero la fortaleza se ha hecho habitual. Lo que entonces era reto, hoy es conquista. Y lo conquistado, a veces, aburre. ¡Con qué ganas lanzaría mi coraza al precipicio y volvería a ser aquel guerrero desnudo!
            Pero el guerrero perseguía lo mismo que hoy tiene el conquistador. Quería las mismas luchas, los mismos paisajes, los mismos castillos. El que soy estaba en el que fui. El que fui está en el que soy. Me sobrecoge esta identidad. Ni un ápice de diferencia, ni un ápice de desviación. No se sabe bien si esto es libertad o esclavitud. ¿Para qué estamos aquí? Si el mundo no nos cambia, ¿estamos para cambiar el mundo? Pero el mundo no ha cambiado. Ni yo he cambiado. ¿Entonces?
            Existimos quizá para probarnos. Venimos para perseverar en lo que somos. Unas ideas, un carácter, una idiosincrasia nos son dadas, y, una vez conferidos, somos lanzados al mundo. ¿Seremos capaces de llegar con este bagaje al final de la ruta? No es que no me haya traicionado. La vida es traicionarse una y otra vez. Pero la virtud consiste en darse cuenta y volver a recuperarnos. Me he traicionado muchas veces, pero las mismas veces he vuelto a mí mismo. Y cada vez que he vuelto, ha sido más difícil dejar de ser el que soy. ¿Y al final todo para qué? ¡Para parecerme cada vez más al adolescente que fui! La meta estaba al comienzo. Lo tuve todo, lo perdí todo, e hice el camino para alcanzar lo que había perdido.
            Si no hubiera escrito un diario, jamás habría reparado en ello. Pero comencé a escribirlo siguiendo un imperioso mandato, y ya no he dejado de hacerlo a lo largo de mi vida. Puedo bucear en el tiempo en los montones de cuadernos apilados. Cale donde cale, ¡la melodía es siempre la misma! Como una tocata y fuga de Bach.
            El camino es circular. No se sabe cuál es el comienzo ni donde está el fin. Siempre venimos de nosotros mismos y vamos hacia nosotros mismos. Quienes no señalan la ruta viven en el espejismo de avanzar. Mi diario son los hitos que puse en el camino. Avanzo y veo los hitos de otras épocas. El futuro es el pasado. El pasado es el futuro. ¡Fui el que soy!

GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 7 de agosto, 2012

3 comentarios:

  1. Siento lo mismo que tù, soy la que fui, no he cambiado nada. Eso sì, al principio creía que todos eran como yo (ingenua), el tiempo me demostró las diferencias, quizás vine a aprender eso mismo. También el tiempo me ha hecho aprender a utilizar mejor mis seis sentidos.
    Muy bueno con tu estilo tan propio y original.
    Un abrazo Gregorio. Comparto

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    Respuestas
    1. ¡Esas diferencias son las que a mí me gustaría que me contaras, Marian! Quedas emplazada para una próxima conversación. Por lo demás, me alegra inmesamente que coincidamos, porque tu independencia y sinceridad son un acicate. Un honor figurar de nuevo en tu popular muro.

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  2. Querido Gregorio, las diferencias son evidentes.
    Están por todas partes, cuando uno es genuino, la pieza es artesanal. Tallada a golpe de martillo y cincel jejeje
    Cada muesca es una herida.
    Un beso desde Paris

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