miércoles, 8 de agosto de 2012

EL PATIO ENCANTADO

«El patio de los leones cambia y crece junto a ti»  






Cinco imágenes diferentes del patio de los leones. En la primera, de finales del siglo XIX, está cubierto de arena y la fuente tiene dos niveles. En la segunda, se ha reducido la fuente a unnivel y se han plantado árboles. En la tercera, de los años 70 del siglo pasado, se han sembrado arbustos. En la cuarta, los arbustos se han limitado a cuatro, uno en cada esquina, y la tierra ha sido sustituida por gravilla. En la quinta, la gravilla ha dado paso al mármol

El patio encantado

El patio de los leones cambia y crece junto a ti. Lo he visto metamorfosearse a la par que la ciudad, el país y yo mismo. ¿Cuántos patios he conocido? El primero tenía fuente de dos niveles y piso de arena. Luego sembraron un jardín y redujeron la fuente a una taza. Más tarde quitaron el jardín y plantaron arbustos. Después los limitaron a uno en cada esquina y sustituyeron la tierra por la grava. Ahora han cubierto el piso de impoluto mármol. Sin duda éste es el patio más bello de cuantos he conocido, pero tampoco es el que vieron los Reyes Católicos.
            Curioso: cada patio pretendía ser el original. Es como si los leones tuvieran la virtud de producir espejismos. ¡Patio encantado que refleja las mentes de quienes miran!
No, los Reyes Católicos no vieron este patio, ni fueron cegados por su prístina luz, sino por otra que era el arco iris elevado a la enésima potencia. Las bóvedas, los arcos, los mocárabes, los leones, estaban policromados. El patio era una sinfonía de dorados, rojos y añiles. Isabel y Fernando ya conocían la arquitectura árabe, pero esta visión debió de impactarles. ¡Era una película en tecnicolor, mientras nosotros vemos una en blanco y negro! El tiempo se ha comido los pigmentos. Ahora todo es blancura y umbría. A mí, si me dieran a elegir, elegiría este patio contemporáneo, pues, con los colores, sorprende y subyuga, pero, sin ellos, arrebata. Pedro Salmerón ha creado una obra maestra.
            El patio de los leones nos demuestra que el hombre no viaja en el tiempo, sino sólo hacia sí mismo. Mientras cree defender la pureza original, la soslaya en aras de su propia pureza. Todos los patios de los leones fueron puros porque todos reflejaban la cosmovisión de su época. En cada patio, está la sociedad que lo recreó.
            Y volverá a cambiar. ¿Acaso no es un patio encantado? Dentro de unas décadas, con otra sociedad y otros hombres, alguien volverá a encontrar en un libro una cita en la que nadie ha reparado, alguna descripción fantasiosa o real, y reconformará el patio a la medida de su imaginación. Es como si nuestro subconsciente residiera en el corazón del palacio de Mohamed V. ¿Por qué no devolverles, por ejemplo, a leones y mocárabes sus pigmentos originales? ¿Y volver al tecnicolor que vieron los conquistadores? Llegará el día en que esto ocurra, pero espero que sea lejano.
            Cuando el patio de los leones cese de cambiar, es que el mundo se habrá detenido. Es que ya no habrá vida. Entonces regresará a los verdaderos orígenes, una colina acariciada por pinos y aulagas. Y será tan bello como ahora. De su máxima plenitud habrá pasado a su máxima plenitud, demostrando que, en realidad, el tiempo es también un espejismo, y que hay muchos patios, pero todos están en éste.
GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 31 de julio, 2012

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