«Te dan
agua y tú, a cambio, les das sangre»
"Emasangra"
¡Qué milagro el de Emasagra, la empresa municipal
potabilizadora, convirtiendo el agua en sangre, hasta el punto de que el pueblo
raso la llama “Emasangra”! Seguro que está regida por esos beatos
prestidigitadores que en una mano enarbolan un crucifijo procesional y, en la
otra, sangran para su loor y gloria a los ciudadanos. Te dan agua y tú, a
cambio, les das sangre. El milagro de la eucaristía ante el que se arrodillan
los domingos y fiestas de guardar, pero llevado fundamentalísticamente a la Administración.
¡Es que se pirran por imitar a
los sacerdotes preconciliares! Desde luego, su sede debería estar en el Palmar
de Troya, lástima que sea un secarral y le falte materia prima. Aquí, sin
embargo, la tienen en abundancia, por lo que pueden transubstancializar el agua
en sangre y, de esta forma, amasar un capitalito para sus múltiples mandamases,
que de algo han de nutrirse dada su incompetencia en otras ramas, que no en la
del agua (de borrajas), no, en esa se han licenciado cum laude por la
Universidad de la Siesta.
En otras ciudades de nuestro
bizarro país, se paga el agua, naturalmente, pero sólo aquí cuesta sangre. Yo,
que comparto residencia con los madriles, pago allí, por el mismo consumo e
incluidas basuras, un tercio de lo que pago a Emasangra, perdón, Emasagra, no
sé por qué algunos apodos son tan pegadizos, y sobre todo éste, tal vez porque
cada vez que abres el grifo es como si te abrieras una vena, o porque cada vez
que pagas un impuesto o un canon te acuerdas de Emasangra, que despliega en el
escaparate de su factura tal variedad de gravámenes que deja atrás incluso a
los almacenes más surtidos del mundo, como los Harrods.
Seguro que a los suecos, que
hasta ahora eran los que apoquinaban más exacciones de Europa, les da envidia.
¡Es que somos la avanzadilla del mundo! A ver, si no, que me digan en qué
ciudad el recibo del agua ha logrado equiparar al de la luz. ¡Pues en Granada!
Debemos suponer por tanto la gran industria que hay tras la empresa: máquinas
inmensas formadas por los otrora ociosos dedos de manos inservibles,
ensambladas ahora por maravillosos mecánicos como el alcalde de las Castizas
Torres, o el lacerado mártir diputativo, Sebastián Alpujarreño, genios de la
mecánica de recursos humanos.
Drácula ha encontrado su Paraíso
en Granada, porque el agua de los Cárpatos es pura y cristalina, de modo que el
pobre se ve obligado a hincar los colmillos en víctimas propiciatorias para
libar sus glóbulos rojos. ¡Pero aquí la sangre corre libremente por acequias y
tuberías, por lo que le basta con abrir el grifo! Y es que Emasangra ha
construido una inextricable red de tentáculos que te chupan la sangre cada vez
que bebes. ¿Adivinan que el conde rumano está recibiendo lecciones del Consejo
de Administración?
En realidad, vivimos una película
de terror y, bajo el aspecto bonachón de muchos de nuestros dirigentes, se
esconden pérfidos draculines que nos hienden con millones de multas, servicios
en el quinto coño, precario sistema de transportes (para montar por toscos
módulos), bancarrota de las arcas municipales… y todo a cambio de un agua regada
con nuestra sangre. ¡Que pongan a Emasangra en el escudo de Sangrada, perdón, de
Granada!
GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 29 de abril, 2014
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