«No hacer
humor de todo es una forma de acoso»
Los humoristas norteamericanos y autores del presente artículo Keel & Peele (Foto: SPLITSIDER) |
Me ha impactado el presente artículo, publicado en uno de los últimos números de la revista TIME. Por una parte, demuestra hasta qué punto la censura ideológica es cada vez más férrea en nuestro mundo y, por otra, que hay valientes como estos dos humoristas que se atreven a desafiarla y, además, tienen éxito en el empeño. En un mundo desecado por las convenciones, son un turbión de oxígeno, la llama de esperanza de un futuro más humano.
GREGORIO MORALES
Haz humor de todo
¿Harías chistes de una persona quemada? Bueno, nosotros los
hacemos. Más o menos…
Somos
humoristas. En la reciente temporada de nuestro programa televisivo, en un
sketch titulado “Insulto Cómico”, un señalado humorista proclamó que “iba a
servirse de todo” en sus guiones (el chico de enfrente con grandes orejas, el gordo
reventón, la mujer de pechera gigantesca…). ¿No debe ser esta la respuesta
cuando un crítico increpa a un humorista por la temeridad de sus temas? ¿Cuando
le reprocha que “lo pisotea todo”? ¿Que “no respeta nada”? En nuestro
espectáculo, uno de los patrones del club es, sin embargo, un minusválido por
quemaduras prendido a una silla de ruedas. “¡Habéis pasado de mí!”, protestó
ante la audiencia con el sonido robótico de su laringe artificial. “¡No tengáis
miedo!”, nos animó. “¡Puedo soportarlo!”.
¿Pero
podemos nosotros, como sociedad,
soportarlo también?
Parece que
hoy día vivimos en un mundo de extremos. En una parte del espectro, tenemos los
anónimos trolls de Internet buscando un descuido para espurrear crueldad
impunemente. Pero en la cultura dominante, parece a menudo que nos ahogamos en
el mar de una corrección política que comenzó a lamer nuestras orillas hace un
par de décadas y que aún no ha retrocedido.
Resulta
sorprendente preguntarse cómo podría irle a un show popular de televisión como All in the family y Good Times en una reunión de creativos de Hollywood. Películas como
Blazing Saddles y Silver Streak no habrían siquiera
superado la fase de desarrollo en estudio. Demasiado provocadoras.
En algún
lugar de la línea, hemos olvidado el verdadero propósito del humor: ayudar a la
gente a enfrentarse a los temores y horrores del mundo.
Seguro, a
veces en Key & Peele, nuestro
programa, navegamos en las triviales aguas de la cagada, abundamos en
generalizaciones tópicas o nos servimos de la vieja escuela de los juegos de palabras.
Pero lo que perseguimos, y lo que pensamos que muchísima gente debería
perseguir, es más profundo: divertirnos con todo.
Puede dar
miedo. Nosotros no queremos perder nuestra audiencia. ¿Podemos hacerles reír
con un sketch sobre la esclavitud? ¿Sobre el terrorismo? ¿Sobre el Holocausto?
Al mismo
tiempo, además, es nuestro deber. No hacer humor de todo es, estamos
convencidos, una forma de acoso. Cuando un humorista toma la decisión
consciente de excluir a un grupo de su repertorio, ¿no está asumiendo que los
miembros de ese grupo no son capaces de auto reflexión? ¿Que no poseen las
facultades mentales para reconocer los matices de la sátira? Un grupo excluido no alcanza nunca
la oportunidad de integrarse en la conversación humana.
Felizmente
un montón de personas lo entienden, al menos en el contexto de su cultura. Como
el quemado en nuestro sketch, nos reprochan: “¡Has pasado de mí! ¡Inclúyeme!”.
Está el
hombre medio hispánico y medio americano nativo que hace poco le dijo a Keegan
cuánto provecho humorístico podría obtener de su cultura híbrida. Un joven
árabe nos contó cuánto le gustaban Karim y Jahar (la pareja de árabes
sexualmente reprimidos que representamos). “¡Haced más cosas con ellos!”, nos
rogó. Parejas gays y lesbianas nos encarecen que “continuemos”, aduciendo que “hay
un filón de humor en nosotros… ¡creednos!”.
Paradójicamente
la gente comienza a ponerse nerviosa cuando el humor versa sobre otras culturas
o sobre quienes son percibidos como débiles. Es entonces cuando se nos suele
tildar de insensibles o crueles.
Pero preguntémonos
de nuevo qué es peor: ¿Hacer humor de todo tipo de gente o asumir que algunos
son demasiado débiles para soportarlo?
La ballena
blanca de la comedia está todavía fuera. El día en que podamos reírnos de una
enana negra lesbiana con síndrome de Down que va en una silla de ruedas y
alguien que no es una enana negra con síndrome de Down sea capaz de reír en
lugar de tratar de proteger los sentimientos de los enanos, entonces podremos
empaquetar nuestras faringes artificiales y retirarnos.
Keegan-Michael Key*
Jordan Peele*
TIMES, 24 marzo,
2014
Traducción de
Gregorio Morales
* Ambos articulistas
son los creadores del programa humorístico televisivo norteamericano de su
mismo nombre.
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