«Ruiz
Mata traza el retrato de cuantos impostores pululan por la vida
literaria nacional»
Uno de los muchos hambrientos de fama que pululan por el mundo literario, según la novela de José Ruiz Mata "Pordioseros de la gloria" (Pigmalión) |
Pordioseros de la gloria
Que las galaxias no se desvanezcan se explica por la
atracción de una extraña materia oscura, real y patente, como han demostrado
los astrofísicos. Y como todo en el universo se repite en la más ínfima parte, cada
persona se asienta también en una zona oscura sin la cual no habría existencia,
zona constatable para los científicos de la vida, los escritores.
¡Y esa materia es aún más
sombría cuando se trata de los propios escritores! El novelista jerezano José
Ruiz Mata ha entrado en ella para mostrarnos algo desolador, la fama efímera, la
inanidad que late bajo el aparente glamour, bajo muchos de los libros reseñados,
tras la mayoría de los premios literarios y en el envés de tantas amistades indisolubles.
Partiendo de Granada, Ruiz Mata
traza la ruta de aquellos que se ven obligados a sustituir la falta de genio
por la estrategia, la clientela, el poder y el mercadeo, utilizando en el
camino, si son necesarios, la mentira, la calumnia y el plagio. Ruiz Mata se ha
basado en hechos y tipos reales, pero ha logrado que su retrato se aplique a
cuantos impostores pululan por la vida intelectual, una vida agridulce en
ciudades como Madrid o Barcelona, pero siniestra en provincias. Son los
“pordioseros de la gloria”, título de su novela (Pigmalión), ofrecidos a todo
con tal de ser nombrados en una línea de un diario, invitados a un trivial evento,
leer un tópico pregón o hablar a un auditorio aunque sea de maniquíes. Pordioseros
de la gloria dispuestos a cuanto les exijan, desde el poema elogiando al
pionono hasta la loa del concejal de turno o la complicidad con los rivales
secretamente denostados. Un mundo de traiciones, de infatuación, de desdén, de
insolidaridad, de hipocresía, a años luz del conocimiento que se le supone a un
novelista o poeta. Es la titánica lucha de los segundones ¡pero atención! de
los segundones del talento, porque muchos de los retratados vivieron
opíparamente de la literatura (algunos siguen viviendo) durante la época de las
vacas gordas, es decir, aparentemente son los mejores y están en primera línea.
Cuando
esto además ocurre en un país corrupto como España, entonces la radiografía se
vuelve histriónica, parece venida de un mundo de pesadilla, de la imaginación
calenturienta de un literato rencoroso o enloquecido. Pero es tan real como la
materia oscura. Uno a uno el autor nos muestra los pilares en los que descansa
el mundo literario español. Aparecen así, con sus nombres reales o disfrazados,
la Universidad de Granada, los concursos literarios, la literatura de la
Experiencia y de la Diferencia, la Asociación Colegial de Escritores y su
filial andaluza, el ministerio de Cultura, la Asociación de Críticos Literarios…
y algunos sobresalientes popes de las letras.
Valiente
este alegato que no es una venganza ni una denuncia, sino la crónica vital de un
testigo de privilegio que no quiere jugar por más tiempo a que el rey está
vestido. Valiente también la apuesta del editor, Basilio Rodríguez Cañada, por
esta novela que levantará la ira de los mendigos mientras los príncipes sonríen;
saben que ni siquiera ellos pueden lanzar la primera piedra; saben, como lo
sabe Ruiz Mata, que no existe la perfección, pero sí la autocrítica. Por eso el
escritor de raza se adentra en la materia oscura.
GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 23 de septiembre, 2014
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