«Yo
convocaría en un estadio una reunión de políticos corruptos y les haría
escuchar a estos monjes»
Algunos de los monjes budistas del monasterio de Ganden Ngari con sus anfitrionas de Montefrío (Granada) Foto: IDEAL Los monjes budistas |
Los monjes tibetanos del monasterio de Ganden Ngari, en
la India, han venido a Montefrío a hablar de amor y desapego en un momento en
que tanto necesitamos ambos. ¡Hurra por los vecinos que lo han hecho posible!
Yo habría aprovechado la visita
para conducirlos también a otros sitios. Los habría llevado ante los sacerdotes
acusados de pedofilia, esos farsantes que predican una cosa y hacen otra, que
hablan de amor y lastran con el desamor, que exaltan la pobreza y atesoran
propiedades, que ensalzan la humildad y esgrimen soberbia, que dicen plegarse a
la voluntad de Dios... ¡pero ay de quien tuerza su voluntad! Son estos clérigos
adulterados los que han llevado a muchos hacia monjes como los que han venido a
Montefrío, cuya esencia es tan parecida al cristianismo primigenio...
Yo convocaría en un estadio una
reunión de políticos corruptos y les haría escuchar a los monjes. ¿Qué codicia
les llevó a robar al pueblo? ¿No tenían suficiente con sus sueldos, dietas y
privilegios? ¿Cuándo y por qué comenzaron a sisar y a atesorar? ¿Qué miedo, qué
avidez les llevó a ello? Si me dieran a elegir entre un Pujol inquieto,
acojonado por su fortuna, amargado por la reputación perdida, y no tener nada
¡elegiría mil veces lo segundo! ¿Merece la pena una riqueza a costa de la
intranquilidad? Lo que Pujol y otros han robado, se cobra su parte en salud. ¡Y
la salud vale más millones que todos los millones suizos! El dinero amasado ilegalmente,
que creyeron sostén para los malos tiempos, es ahora un fardo que los aplasta.
¡Cuánto más les valdría no tener nada!
Libera el ejemplo de estos
monjes recorriendo el mundo para reunir la ridícula cantidad, si la comparamos
con lo afanado por otros, de 318.000 euros, con el objetivo de construir una escuela...
¡A ellos debería haberles donado su dinero la boticaria de Órgiva, en lugar de
dilapidarlo con los Romanones! ¿Qué cantidad se recaudaría en Montefrío? Sin duda
una suma modesta, pero inmensa para el corazón de estos monjes que, además,
transmitieron su mensaje de desapego y amor.
Yo los llevaría ante Bárcenas,
ese matón de barrio disfrazado de ejecutivo, gallito de pelea que amenaza con
morir matando, pero que sólo es el ladrido de un perro poco mordedor, porque lo
que busca es ser salvado perpetrando nuevas injusticias... ¿Qué pensará
Bárcenas del desapego? ¿De qué le sirve su inmensa y escondida fortuna tras el
abismo en que ha caído? Los monjes budistas lo verían con compasión, aunque no
podrían evitar representárselo como los ricos pompeyanos cuyos cadáveres fueron
encontrados aferrados a sus monedas... ¡En lugar de prepararse para la muerte próxima,
se abrazaron a su Dios de metal! Ya lo dijo otro “budista”: «Es más fácil que
un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el Cielo».
Lástima que la tournée de los
monjes haya sido tan breve. Alguien debería contratarlos para visitar desde las
más altas instituciones del Estado a las más bajas, desde los pomposos
organismos hasta el pequeño ayuntamiento, desde los palacios a las cárceles,
porque su mensaje es perentoriamente necesario.
Se trata de la felicidad, ¿acaso tenemos otro objetivo? ¡Y cuántas cosas
“civilizadas” no lastran la felicidad! Alegría que, en Montefrío, una chispa
haya iluminado las tinieblas. ¡Aunque sea por unos segundos!
GREGORIO MORALES VILLENA
Diario IDEAL, martes, 24 de febrero, 2015
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