viernes, 6 de marzo de 2015

EL ATRIO Y EL CORRAL

«¿Qué alcalde en sus luces se opondría a un proyecto como el del Atrio que es como si la ciudad hubiera sido tocada por una varita mágica?» 

Diversas imágenes de lo que será la nueva puerta de entrada a la Alhambra o "Atrio de la Alhambra" en el proyecto de Álvaro Siza y Juan Domingo Santos
Fuente: vega solaz 

El atrio y el corral 

Cuando Torres Hurtado, el peor alcalde que ha tenido Granada, se opuso al proyecto Puerta de la Alhambra, supe que era correcto. Y es que este hombre, que ha sido perjudicial para la ciudad, opta sistemáticamente por lo peor y desdeña lo mejor. Sus decisiones han sido erradas unas detrás de otras, como cuando se fue a Nueva York a presentar el premio Lorca, o querer sacar la estación del AVE del centro, o la destrucción del transporte público por su obsesión cateta de contemplar a un mega autobús por la Gran Vía. Posee el síndrome de Otelo: celos patológicos de cuanto emprenden los demás e imposibilidad de hacer algo propio. No ama a Granada, sino que se ama a sí mismo, lo que implica su prepotencia con quienes cree le hacen sombra y sus altisonantes palos de ciego para evitarlo.
            ¿Qué alcalde en sus luces se opondría a un proyecto como el del Atrio que es como si la ciudad hubiera sido tocada por una varita mágica? En lugar de apoyarlo, ha conjurado los fantasmas del más rancio localismo, en un atentado más de los muchos que perpetra contra la ciudad. Y como el rancio localismo no es patrimonio de izquierdas ni derechas, sino que está inoculado hasta el tuétano en los ciudadanos de las urbes venidas a menos, IU y UPyD se han unido a él a favor del corral y en contra del Atrio. ¡Viva Graná!
            Los argumentos que esgrimen son falacias. Dicen que no es bueno ese gasto en tiempos de crisis. Pero es al revés. ¡Justamente en tiempos de crisis es bueno ese gasto! Un gasto que generará numerosísimos puestos de trabajo durante la ejecución y después. Dicen que los turistas no bajarán a la ciudad y que se quedarán en las zonas comerciales y de restauración. No tienen ni idea. ¡Es ahora cuando los turistas no bajan a la ciudad! Van directos de los autocares a la Alhambra y de la Alhambra a los autocares. Lo que conseguirán las zonas comerciales y restaurantes es que se gasten algo en Granada, máxime si en los negocios está representada la hostelería local. Por lo demás, los visitantes que bajaban a la ciudad seguirán bajando; puede incluso que la proporción aumente, porque cuando algo se hace digno de sí mismo, cuando se internacionaliza, gana el todo, no la parte, y gana Granada entera, no sólo la Alhambra. Es lo que ocurrirá con el auditorio de 300 plazas que se pretende construir. No sólo no le hará la competencia al Palacio de Congresos, sino que lo reforzará; no restará sino que sumará, haciendo que se intensifique el número de instituciones que deseen celebrar congresos en Granada: unos elegirán el marco privilegiado de la Alhambra; otros, el de la ciudad; el caso es que la adición de ambos y las posibilidades que brindan encenderá más el deseo de visitarnos.
También es una falacia lo del movimiento de tierras. Claro que lo habrá, ¿pero cuándo no lo ha habido? Ahí está el cementerio, en continuo movimiento y expansión. ¿Y qué decir del hotel Palace, construido aún más cerca de los palacios nazaríes y que, en su erección a comienzos del siglo XX, generó una enorme polémica. ¿Qué habitante de la ciudad no lo ve hoy integrado en el paisaje? ¿Sería mejor que no hubiera hotel Palace?
Igualmente es una falacia lo de que la Puerta de la Alhambra será un “secarral”, dada la belleza del proyecto y su integración en el ambiente. Si lo de “sostenible” se le puede aplicar a un plan arquitectónico, éste lo es sin duda. Su impacto en el paisaje no será mayor de cuanto existe ahora, pero será más armónico, más bello, más funcional y más útil.
            Cuando una ciudad decae y achica –como le ha ocurrido a Granada desde que, en tiempos nazaríes, llegó a ser la ciudad más populosa de Europa, y luego, con el Emperador, fue barajada como capital de España–, sus habitantes caen en el fatalismo. Por una parte, añoran lo grande y se sienten inferiores por comparación con otros; pero si lo grande se pone en su camino, no saben reconocerlo o les entra una pavorosa agorafobia o el apuro mojigato, y entonces añoran el villorrio que han conocido en su infancia, defienden con uñas y dientes el corral y se oponen con aspavientos a la gran plaza, al atrio, al ágora.
            Sería una tragedia para Granada que el proyecto no se llevara a cabo o que no se llevara a cabo completo, tal y como ha sido planificado. No podemos tener un corral-atrio, o un atrio-corral, entonces el proyecto se transformaría en algo kitsch, que, como se sabe, es un arte impostado, falso… y provinciano. Si el Patronato defiende el proyecto y logra ejecutarlo en su totalidad, será visto en el futuro como un paso hacia la Granada universal y se hará honor a sus impulsores. La Granada ilustrada y cosmopolita habrá ganado la partida al “granadinismo”. ¡El Atrio habrá batido en retirada al corral!

GREGORIO MORALES VILLENA
Diario IDEAL, viernes, 6 de marzo, 2015

2 comentarios:

  1. Pues debo formar parte de la Granada cateta y anticuada, pero no termino de ver el objetivo del proyecto (y eso que subí expresamente a verlo en el Palacio de Carlos V).
    Tengo el convencimiento de que una ciudad como Granada no debería soportar ni una sola profanación más, especialmente si se trata de un ámbito mágico, único e irrepetible como es la Alhambra. Aún me dura el mosqueo por que un estúpido tren para estúpidos turistas recorra el último edén que nos quedaba (los bosques alhambreños).
    Subo con frecuencia por Gomérez para llenar de magia mi tiempo de jubilado. Me veo como un privilegiado al compartir la subida temprana con unos cuantos cientos de japoneses madrugadores. No puedo explicar las sensaciones, pero las veo en peligro cuando se industrialice esta magia.
    Y lo que más me preocupa: coincido por una vez con nuestro nefasto alcalde. ¿Esteré caduco?

    Un saludo,

    AG

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querido Alberto, la magia está industrializada desde antes que nacieras, ¿es que no lo ves? Sube un día por el Caidero (o baja por él) y te toparás con el Palace… Donde tú ahora ves un trenecito había antes un tranvía de cremallera… Todo estaba industrializado, como ahora.
      Pero es que, además, el proyecto del Atrio no va a añadir nada nuevo, simplemente va a reurbanizar una zona que ya está urbanizada (con terrazas, escaleras, edificios administrativos), adaptándola a nuevas exigencias. Tu paseo seguirá siendo siempre el mismo, no se verá afectado.
      La falacia consiste en oponer Alhambra a Ciudad, es decir, pureza a impureza, castidad a obscenidad, exigiéndole a la primera que sea la novia núbil que nunca fue. La Alhambra y la Ciudad son lo mismo, están inextricablemente unidas e ir a la Alhambra es ir o venir a Granada.
      La polémica surge de una superchería, de una dicotomía falsa alimentada por ese hombre abstruso, falto de razón y de patético victimismo que es el alcalde. No hay profanación por tanto. Hay una adecuación de espacios que ya fueron profanados antes de que tú nacieras. Ahora, a mí me consta que tus recelos son porque amas Granada, y respeto tu opinión. Mi apoyo al Atrio es también porque amo Granada. Lo del alcalde es justamente porque odia Granada. Un hombre nefasto para la ciudad.

      Eliminar

Comenta este texto