«Pasamos
en sentido perpendicular a la eternidad»
2015 es un mito
Llega un nuevo año... ¿Pero es un nuevo año o un cambio de nombre? Al presente le hemos llamado 2014. Y ahora le llamamos 2015. Así tenemos la ilusión de que el tiempo fluye... Pero los únicos que fluimos somos nosotros. El tiempo no existe o está detenido o es un eterno presente. Pasamos por ese presente, una y otra vez, en un continuo camino, como un haz de luz que se cruzara con otro. La intersección de los dos haces, la del presente eterno y la de nuestro devenir interior, eso es el tiempo. Un relato subjetivo, la memoria de un imaginario camino que no se mueve jamás.
El presente desnudo nos produce
tanto pavor que hemos tratado de neutralizarlo con dos pueriles fábulas: el pasado
y el futuro. Pero tampoco existen. Llevamos el tiempo con nosotros y, si no
existiéramos, no existiría el tiempo. Sólo el presente, como ahora, como
siempre.
«¡Eh, existen edades geológicas
–argumentaría alguien–, estratos, movimiento de los continentes, cambios en el
cielo...». Mitos igualmente. Cierto que unos pueden ser considerados científicos
y otros fantásticos, pero todos son historias construidas por el hombre desde
el eterno presente. Lo que consideramos sucesivo es simultáneo. Y por eso, en
el mismo nivel, justo ahora, están estallando los volcanes y la Tierra se llena
de anhídrido carbónico y las bacterias liberan cantidades ingentes de oxígeno
desde el fondo de los mares y las plantas se poseen de los continentes y
absorben el anhídrido y los dinosaurios campan a sus anchas y el hombre surge
sobre la Tierra y hay 7000 millones de habitantes... Y el apocalipsis. Y la
nada. Y de nuevo la existencia. Todo sucediendo en un segundo infinito y
ubicuo.
Salvo que nosotros, que pasamos
en sentido perpendicular a la eternidad, únicamente podemos percibir el todo de
modo sucesivo, estando condenados a franquear el presente con la ficción de que
se desgrana ante nosotros... Los mitos, la ciencia misma, son el relato de
nuestras ilusiones, la proyección de nuestra imposibilidad de vislumbrar completo
ese segundo pánico al que sólo podemos tocar en uno de sus puntos y siempre gastándonos,
consumiéndonos...
Pero esto es también una
ficción. Si somos ahora es porque hemos sido y seremos siempre. La infancia, la
juventud, la vejez, son un espejismo. Hoy está conmigo el niño que fui como en
el niño que fui estaba el adulto que soy. El camino que he hecho es un camino
imaginario o, en todo caso, invisible, sólo he andado hacia mí mismo y cuanto
he conocido han sido mis paisajes interiores.
Comenzamos un nuevo mito al que
llamamos 2015 y nos creemos un año más viejos y pensamos que el mundo envejece
con nosotros y nos hacemos nuevos propósitos y celebramos efemérides y
centenarios, porque la humanidad es ingenua y los mitos resultan encantadores,
pero en los sueños, que son la voz de la verdad, seguiremos apareciendo como
niños, jóvenes y adultos simultáneamente, venceremos las leyes del tiempo
humano, iremos a la época de los saurios o volaremos a las más lejanas
galaxias... He aquí la realidad. Pero en cualquier caso, es hermoso el cuento de
creer que llega un nuevo año, es divertido cambiarle el nombre al presente, me
gusta la sonoridad de 2015. ¡Luego yo también iré a la plaza del Carmen a tomar
las uvas!
GREGORIO MORALES VILLENA
Diario IDEAL, martes 30 de diciembre, 2014