viernes, 25 de abril de 2014

HAZ HUMOR DE TODO

«No hacer humor de todo es una forma de acoso» 

Los humoristas norteamericanos y autores del presente artículo  Keel & Peele
(Foto: SPLITSIDER

Me ha impactado el presente artículo, publicado en uno de los últimos números de la revista TIME. Por una parte, demuestra hasta qué punto la censura ideológica es cada vez más férrea en nuestro mundo y, por otra, que hay valientes como estos dos humoristas que se atreven a desafiarla y, además, tienen éxito en el empeño. En un mundo desecado por las convenciones, son un turbión de oxígeno, la llama de esperanza de un futuro más humano. 
GREGORIO MORALES 

Haz humor de todo 

¿Harías chistes de una persona quemada? Bueno, nosotros los hacemos. Más o menos…
            Somos humoristas. En la reciente temporada de nuestro programa televisivo, en un sketch titulado “Insulto Cómico”, un señalado humorista proclamó que “iba a servirse de todo” en sus guiones (el chico de enfrente con grandes orejas, el gordo reventón, la mujer de pechera gigantesca…). ¿No debe ser esta la respuesta cuando un crítico increpa a un humorista por la temeridad de sus temas? ¿Cuando le reprocha que “lo pisotea todo”? ¿Que “no respeta nada”? En nuestro espectáculo, uno de los patrones del club es, sin embargo, un minusválido por quemaduras prendido a una silla de ruedas. “¡Habéis pasado de mí!”, protestó ante la audiencia con el sonido robótico de su laringe artificial. “¡No tengáis miedo!”, nos animó. “¡Puedo soportarlo!”.
            ¿Pero podemos nosotros, como sociedad, soportarlo también?
            Parece que hoy día vivimos en un mundo de extremos. En una parte del espectro, tenemos los anónimos trolls de Internet buscando un descuido para espurrear crueldad impunemente. Pero en la cultura dominante, parece a menudo que nos ahogamos en el mar de una corrección política que comenzó a lamer nuestras orillas hace un par de décadas y que aún no ha retrocedido.
            Resulta sorprendente preguntarse cómo podría irle a un show popular de televisión como All in the family y Good Times en una reunión de creativos de Hollywood. Películas como Blazing Saddles y Silver Streak no habrían siquiera superado la fase de desarrollo en estudio. Demasiado provocadoras.
            En algún lugar de la línea, hemos olvidado el verdadero propósito del humor: ayudar a la gente a enfrentarse a los temores y horrores del mundo.
            Seguro, a veces en Key & Peele, nuestro programa, navegamos en las triviales aguas de la cagada, abundamos en generalizaciones tópicas o nos servimos de la vieja escuela de los juegos de palabras. Pero lo que perseguimos, y lo que pensamos que muchísima gente debería perseguir, es más profundo: divertirnos con todo.
            Puede dar miedo. Nosotros no queremos perder nuestra audiencia. ¿Podemos hacerles reír con un sketch sobre la esclavitud? ¿Sobre el terrorismo? ¿Sobre el Holocausto?
            Al mismo tiempo, además, es nuestro deber. No hacer humor de todo es, estamos convencidos, una forma de acoso. Cuando un humorista toma la decisión consciente de excluir a un grupo de su repertorio, ¿no está asumiendo que los miembros de ese grupo no son capaces de auto reflexión? ¿Que no poseen las facultades mentales para reconocer los matices de  la sátira? Un grupo excluido no alcanza nunca la oportunidad de integrarse en la conversación humana.
            Felizmente un montón de personas lo entienden, al menos en el contexto de su cultura. Como el quemado en nuestro sketch, nos reprochan: “¡Has pasado de mí! ¡Inclúyeme!”.
            Está el hombre medio hispánico y medio americano nativo que hace poco le dijo a Keegan cuánto provecho humorístico podría obtener de su cultura híbrida. Un joven árabe nos contó cuánto le gustaban Karim y Jahar (la pareja de árabes sexualmente reprimidos que representamos). “¡Haced más cosas con ellos!”, nos rogó. Parejas gays y lesbianas nos encarecen que “continuemos”, aduciendo que “hay un filón de humor en nosotros… ¡creednos!”.
            Paradójicamente la gente comienza a ponerse nerviosa cuando el humor versa sobre otras culturas o sobre quienes son percibidos como débiles. Es entonces cuando se nos suele tildar de insensibles o crueles.
            Pero preguntémonos de nuevo qué es peor: ¿Hacer humor de todo tipo de gente o asumir que algunos son demasiado débiles para soportarlo?
            La ballena blanca de la comedia está todavía fuera. El día en que podamos reírnos de una enana negra lesbiana con síndrome de Down que va en una silla de ruedas y alguien que no es una enana negra con síndrome de Down sea capaz de reír en lugar de tratar de proteger los sentimientos de los enanos, entonces podremos empaquetar nuestras faringes artificiales y retirarnos.

Keegan-Michael Key*
Jordan Peele*
TIMES, 24 marzo, 2014
Traducción de
Gregorio Morales

* Ambos articulistas son los creadores del programa humorístico televisivo norteamericano de su mismo nombre.

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