martes, 31 de marzo de 2015

LA CAUDILLA

«Lo de Susana Díaz hace mucho tiempo que fue inventado y se llama caudillismo» 

Extrañas concomitancias entre el discurso de Susana Díaz y el que sostenía Franco en tiempos de la Dictadura 

La caudilla 

Si Susana Díaz fue arrogante con sus adversarios en el debate electoral, ¿qué no será en privado? Se cree insuflada de una alta misión, en posesión de la verdad, con derecho a juzgar quién miente aunque para ello deba vulnerar las normas de juego, de cuyo cumplimiento se considera exonerada, porque, en propias palabras, «su compromiso  es con los andaluces». ¡Claro que no dice cómo, cuándo y dónde ha establecido tan sagrada alianza y qué contenido tiene!
Lo de Susana Díaz hace mucho tiempo que fue inventado y se llama caudillismo. El énfasis de la campaña en su persona, más allá del equipo o del partido, es el típico mesianismo salvador de los dictadores o aspirantes a serlo. No es la educación, no es el país, no son las instituciones los encargados de velar por el pueblo, sino una persona concreta sobre la que los turiferarios de turno van tejiendo todo tipo de virtudes, cualidades, capacidades, milagros, como están haciendo estos días, atribuyendo a una victoria pírrica la gloria de Lepanto.
Y es que, para mal de males, la caudilla no ha arrastrado a las masas como esperaba y su posición es ahora más débil que lo era antes de las elecciones, con un gobierno que estará a merced de constantes tsunamis y que representará un desastre para Andalucía. Cuanto más proceloso sea el mar político al que se enfrenta, más altisonantes llamadas a la vida o a la muerte hará: «¡O luz conmigo o tinieblas sin mí!». Está en el manual del caudillo. En lugar de ponerse a trabajar para realizar los pactos que le proporcionen estabilidad, invoca la entrega sin condiciones. «¡Si no me apoyáis, traeréis el caos!».
Para los iluminados, siempre son malos los demás, siempre la responsabilidad está en el tejado ajeno, ¡ellos son buenos y están libres de culpa y el que no los apoya es un felón! Como los caudillos se erigen a costa del pueblo, Susana Díaz no dudará en poner a Andalucía en un brete. Ya lo ha hecho con la convocatoria de unas elecciones anticipadas por la seguridad que tenía de ser unánimemente aclamada, y que extrañamente sigue teniendo, ya que la venda en los ojos es otra característica mesiánica.
Vienen por tanto muchísimos problemas para Andalucía, viene una dura etapa de “experimentos con los andaluces”, en la que la presidenta pondrá como única razón sobre el tapete su carisma y pedirá que todo le sea entregado a cambio. «¡Andalucía soy yo!», ha emitido continuamente durante la campaña. Franco también era España, y quien se oponía a él, antiespañol. También tenía un compromiso con los españoles, por lo que abominaba de los partidos. También se creía ungido por el Destino para salvarnos. También se daba baños de multitudes cuando surgían problemas. E igualmente ponía la Verdad por encima de las normas.
Las últimas elecciones han traído la derrota del PP más que la victoria de Susana Díaz, pero han traído sobre todo la derrota de los andaluces, porque Susana se cree que ha ganado, se cree los panegíricos de los gacetilleros, se cree los aplausos de su agradecida e hipertrofiada Administración, y, más aún, se cree que «ha pactado con los andaluces» y, por tanto, podrá saltarse cualquier mecanismo con esta pértiga. La tragedia está servida. A costa del pueblo. ¿Hay algún caudillo que no sea caníbal?

GREGORIO MORALES VILLENA
Diario IDEAL, martes, 31 de marzo, 2015

martes, 24 de marzo de 2015

LA SACARINA ENGORDA

«¿Por qué privarme del maravilloso par de cucharaditas de azúcar en el oloroso café matinal?» 

¿Quién nos iba a decir que una acción tan inocente como verter sacarina en nuestro café diario podía estar relacionada con la obesidad y la diabetes?
Foto: Libertad Digital

La sacarina engorda 

Resulta ahora que la sacarina no adelgaza, ¡sino que engorda y puede hasta producir diabetes! Lo dice claramente el último número del Scientif American (abril, 2015) con este nada ambiguo titular: “Los edulcorantes artificiales se cobran su parte en los intestinos” (“Artificial Sweeteners Get a Gut Check”). Incluso ha comenzado a considerárseles uno de los principales responsables de la epidemia de obesidad. Sin ir más lejos, uno de los investigadores del estudio, Eran Segal, ha sustituido los comprimidos de sacarina de su café matutino por el par de tradicionales cucharaditas de azúcar.
Qin Shi Huang, primer emperador de China, estaba obsesionado con prolongar su vida y tomaba diariamente una poción que contenía mercurio, lo que malogró su salud y aceleró su muerte. El pobre creía tanto en el bebedizo que, aun en sus últimos momentos, débil, achacoso, moribundo, no dejó de tomarlo, conservando ingenuamente la esperanza de que le devolviera la salud. ¡Lo que creía una medicina prodigiosa era un veneno en realidad!
Desde nuestra perspectiva actual, podemos mirar su proceder con indulgencia y superioridad, sin apercibirnos de que ¡estamos obrando de manera idéntica! Hace unos días nos avisaban de los peligros del ibuprofeno y del paracetamol, que producen problemas gástricos, renales y hasta derrames de sangre en forma de ictus y trombosis. No, no hay medicina, remedio o alimento milagroso que no tenga sus efectos colaterales, su lado de sombra, de modo que, al mismo tiempo que sana algo, enferma algo.
¡Tener ojos para ver! ¿Cómo es posible que el azúcar engorde menos que la sacarina? ¿Luego quienes la hemos repelido estábamos equivocados? Según explica el artículo, la sacarina y otros edulcorantes como el aspartamo y la sucralosa estimulan la flora intestinal que convierte los alimentos en grasa, en detrimento de las bacterias que la transforman en energía. De pronto resulta que nuestro café con sacarina, las bebidas lights, los yogures edulcorados, los dulces para diabéticos... son precisamente los que producen obesidad ¡y diabetes! No somos diferentes de Qin Shi Huang. Todos buscamos ser más saludables y vivir más. ¡Y acabamos haciendo lo contrario!
La flora intestinal está en su 90% formada por dos tipos de bacterias: las bacteroidetes, que transforman los alimentos en energía, y las firmicutes, que transforman los alimentos en grasa. Pues bien, la ingesta de sacarina reduce las primeras hasta un 50% e incrementa las segundas en la misma proporción. Encima, inhibe la producción de leptina, la hormona de la saciedad, fomentando el hambre permanente y la consecuente alimentación desordenada y excesiva.
Como hasta el momento el estudio se ha hecho principalmente en ratones, los científicos indican que aún es pronto para extenderlo sin más a los humanos, pero de lo que no tienen duda es de que la sacarina desnivela la flora intestinal en sentido negativo. Como afirma tajantemente Eran Segal: «Las evidencias son abrumadoras». Tanto que lo que hoy es un artículo en una prestigiosa revista, se hará pronto noticia general. ¡A no ser que los lobbies de la industria muevan sus arteros tentáculos!
¿Cuántas otras grageas, alimentos probióticos, naturistas, homeopáticos, no tendrán efectos nocivos? «En mi hambre mando yo», decían con orgullo los antiguos honrados. «¡En mi salud mando yo!», digo. ¡Así que fuera atajos y sucedáneos! Haré como Segal: ¿Por qué privarme del maravilloso par de cucharaditas de azúcar en el oloroso café matinal?

GREGORIO MORALES VILLENA
Diario IDEAL, martes, 24 de marzo, 2015

martes, 17 de marzo de 2015

SOLO ANTE EL PELIGRO

«Imposible contener a Fernando de Villena en algún esquema al uso» 

Portada del libro "La revolución pacífica y otros artículos conflictivos" (Ediciones Carena), de Fernando de Villena 

Solo ente el peligro 

Lo  normal es ser revolucionario en la juventud y conservador en la madurez, pero al escritor granadino Fernando de Villena, como a Valle Inclán, le ha ocurrido al contrario: ha pasado de ser un esteta a un hombre fieramente comprometido con su tiempo, como demuestran las combativas reflexiones que presenta mañana en la librería Picasso y que ha reunido en “La revolución pacífica y otros artículos conflictivos” (Carena). Tan conflictivos que no desea embarcar a nadie en la presentación, de modo que estará solo ante el peligro, como los valientes, con sus ideas utópicas y radicales que lo han decantado hacia movimientos como el 15M.
“La revolución pacífica” es una bomba envuelta en papel de regalo. Lo segundo porque descuella la solidaridad con los desfavorecidos, con los masacrados por el sistema, y, aunque esta empatía es verdad, suena a dejá vu por la repetición hipócrita de políticos y clérigos, siendo el lado más amable de su reivindicación, el que nadie osaría impugnar. Pero más allá de esta empatía universal hacia los perdedores, están las opiniones incómodas, hasta el punto de que a mí mismo me han hecho chirriar. Y es que, para Fernando de Villena, el problema del mundo radica en el FMI, en la extracción no democrática de sus miembros, y lo que resulta más controvertido, en que son judíos y apoyan por tanto el sionismo internacional, fomentando la humillación de los países árabes y la esclavitud global mediante el hundimiento de las economías locales y el forzamiento de draconianos rescates financieros. Esto lo afirma Fernando de Villena dejando clara su simpatía por los judíos que buscan la paz y critican lo que él denomina “holocausto del pueblo árabe”. Pero, a pesar de todo, yo veo en sus denuncias el peligro del antisemitismo, me parece correcto que critique al FMI pero no que lo haga por la condición judía de sus miembros, lo que nos conduciría al pogromo… ¡Y, además, el dinero está por encima de cualquier religión, tiene su propia lógica, su propia codicia!
Disiento, pues, en este aspecto de Fernando de Villena y, sin embargo, admiro su falta de acritud pensando como piensa, su hermoso hincapié en la fraternidad (junto a la libertad y la igualdad) y su defensa a ultranza del pacifismo, un pacifismo, sin embargo, tan revolucionario como el de Gandhi o Luther King. «Se intentará extender la revolución pacífica fuera de nuestras fronteras. Se exigirá la total disolución del FMI del cual nacen todas las injusticias sociales de nuestro tiempo y se pedirá que sean llevados a juicio los miembros de su concejo ejecutivo», escribe a los militantes del 15M.
De lo que no cabe duda es de la clarividencia de Fernando de Villena: fue uno de los primeros en denunciar la venta del oro del Banco de España por Zapatero y el peligro del papel-moneda; previó con lucidez que la guerra de Irak se extendería al resto de los países árabes; y fue el único en vislumbrar entre los intelectuales españoles la sombra alargada de los servicios secretos en la vida cultural.
¡Imposible contener a Fernando de Villena en algún esquema al uso! Nos hallamos ante un consumado francotirador, audaz y temerario. Mañana estará con las botas puestas, solo ante el peligro, con el pacífico pero inquietante revólver de su libro en la mano.

GREGORIO MORALES VILLENA
Diario IDEAL, martes, 17 de marzo, 2015 

martes, 10 de marzo de 2015

SARA

«Sara Baras es un punto incandescente donde se unen los contrarios» 

La bailarina gaditana Sara Baras 

Sara 

Es el erotismo profundo, el lado oscuro, la serpiente libidinosa, el deseo desatado, tentador, es la belleza sublime, es Sara Baras, la bailarina gaditana que presentará en Granada su espectáculo “Voces” el 29 de mayo. Es un agujero negro que sale a escena y subyuga con su gravedad. Nadie puede permanecer ajeno. Sara Baras lleva en cada pie un big-bang, crea universos con cada taconazo, uno siente en su frenético ritmo el sonido de la creación, sus brazos se adentran en desconocidas dimensiones, y, si contemplas su rostro, ves sensualidad y placer, como si flirteara con el público, lo soliviantara, hiciera el amor con él. Es honda y oscura Sara Baras, un imán que todo lo torna satélite, un punto incandescente donde se unen los contrarios.
Para cuando Sara Baras venga a Granada, hará cuatro días de las elecciones municipales y dos meses de las autonómicas, tendremos, pues, nuevo parlamento y nuevo consistorio, y será hora de proponer acuerdos, de formar pactos, de mirar por los ciudadanos… ¿y qué mejor forma que asistir al espectáculo de Sara Baras? La danza que ha coreografiado es un descenso a las sombras dionisíacas, al magma informe, al cieno primordial del que han surgido las cosas. Es un big-crunch. ¿Qué mejor que los políticos se fundan en él? Que se hagan papilla en el légamo, que limen sus pijas diferencias, que sofoquen su egolatría, que batiboleen su prepotencia, que se hagan uno con el ritmo y la belleza, con la singularidad, para emerger renacidos y aunados.
La danza de Sara Baras es una catarsis, la catarsis sanadora de los anfiteatros helenos, el sentimiento sagrado y pánico de los coros griegos. A nuestra política le falta belleza, le falta ritmo, le falta hondura, porque la cultura española se ha alejado de los clásicos, ya no estudia latín ni griego, ya no sabe del efecto purificador de la tragedia, ha olvidado la parte abisal, no sabe descender a los infiernos, no comprende las raíces que nos anclan al abismo, sus oficiantes parecen pobres y desvalidos corchos a merced de las olas. ¡Que vengan a sumirse en la taumaturgia de Sara Baras!
El flamenco conserva fehacientemente el espíritu de Sófocles y Esquilo, se ha traído la conmoción y el terror sagrados de las noches áticas, aquéllas de las que emergió la primera democracia del mundo. No puede haber democracia sin entender las sombras. Cuando no se ve el lado oscuro, somos títeres de la oscuridad. Sara Baras pone en escena el lado oscuro, las tinieblas, el compás mágico, el fuego diabólico, para que ascendamos del barro, para que seamos bellos y apolíneos como lo es la democracia.
Lo de Sara Baras es una lección de arte y de vida, es una danza primitiva y un discurso civilizador, una quema de la fealdad para que descuelle la parte inmortal, es un paseo por la corrupción y la mentira para que queden la vida y la verdad. Lo de Sara Baras es nuestro rock. Y es que cada pueblo tiene el suyo, y por eso el rock importado ha producido políticos de la piqueta, hipócritas corruptos, pero el rock que viene de los pies jondos de Sara Baras habla a nuestra alma ancestral, es la medicina que necesitamos, es la mente milenaria del pueblo. Un pueblo al que hay que amar sobre todas las cosas.

GREGORIO MORALES VILLENA
Diario IDEAL, martes, 10 de marzo, 2015

viernes, 6 de marzo de 2015

EL ATRIO Y EL CORRAL

«¿Qué alcalde en sus luces se opondría a un proyecto como el del Atrio que es como si la ciudad hubiera sido tocada por una varita mágica?» 

Diversas imágenes de lo que será la nueva puerta de entrada a la Alhambra o "Atrio de la Alhambra" en el proyecto de Álvaro Siza y Juan Domingo Santos
Fuente: vega solaz 

El atrio y el corral 

Cuando Torres Hurtado, el peor alcalde que ha tenido Granada, se opuso al proyecto Puerta de la Alhambra, supe que era correcto. Y es que este hombre, que ha sido perjudicial para la ciudad, opta sistemáticamente por lo peor y desdeña lo mejor. Sus decisiones han sido erradas unas detrás de otras, como cuando se fue a Nueva York a presentar el premio Lorca, o querer sacar la estación del AVE del centro, o la destrucción del transporte público por su obsesión cateta de contemplar a un mega autobús por la Gran Vía. Posee el síndrome de Otelo: celos patológicos de cuanto emprenden los demás e imposibilidad de hacer algo propio. No ama a Granada, sino que se ama a sí mismo, lo que implica su prepotencia con quienes cree le hacen sombra y sus altisonantes palos de ciego para evitarlo.
            ¿Qué alcalde en sus luces se opondría a un proyecto como el del Atrio que es como si la ciudad hubiera sido tocada por una varita mágica? En lugar de apoyarlo, ha conjurado los fantasmas del más rancio localismo, en un atentado más de los muchos que perpetra contra la ciudad. Y como el rancio localismo no es patrimonio de izquierdas ni derechas, sino que está inoculado hasta el tuétano en los ciudadanos de las urbes venidas a menos, IU y UPyD se han unido a él a favor del corral y en contra del Atrio. ¡Viva Graná!
            Los argumentos que esgrimen son falacias. Dicen que no es bueno ese gasto en tiempos de crisis. Pero es al revés. ¡Justamente en tiempos de crisis es bueno ese gasto! Un gasto que generará numerosísimos puestos de trabajo durante la ejecución y después. Dicen que los turistas no bajarán a la ciudad y que se quedarán en las zonas comerciales y de restauración. No tienen ni idea. ¡Es ahora cuando los turistas no bajan a la ciudad! Van directos de los autocares a la Alhambra y de la Alhambra a los autocares. Lo que conseguirán las zonas comerciales y restaurantes es que se gasten algo en Granada, máxime si en los negocios está representada la hostelería local. Por lo demás, los visitantes que bajaban a la ciudad seguirán bajando; puede incluso que la proporción aumente, porque cuando algo se hace digno de sí mismo, cuando se internacionaliza, gana el todo, no la parte, y gana Granada entera, no sólo la Alhambra. Es lo que ocurrirá con el auditorio de 300 plazas que se pretende construir. No sólo no le hará la competencia al Palacio de Congresos, sino que lo reforzará; no restará sino que sumará, haciendo que se intensifique el número de instituciones que deseen celebrar congresos en Granada: unos elegirán el marco privilegiado de la Alhambra; otros, el de la ciudad; el caso es que la adición de ambos y las posibilidades que brindan encenderá más el deseo de visitarnos.
También es una falacia lo del movimiento de tierras. Claro que lo habrá, ¿pero cuándo no lo ha habido? Ahí está el cementerio, en continuo movimiento y expansión. ¿Y qué decir del hotel Palace, construido aún más cerca de los palacios nazaríes y que, en su erección a comienzos del siglo XX, generó una enorme polémica. ¿Qué habitante de la ciudad no lo ve hoy integrado en el paisaje? ¿Sería mejor que no hubiera hotel Palace?
Igualmente es una falacia lo de que la Puerta de la Alhambra será un “secarral”, dada la belleza del proyecto y su integración en el ambiente. Si lo de “sostenible” se le puede aplicar a un plan arquitectónico, éste lo es sin duda. Su impacto en el paisaje no será mayor de cuanto existe ahora, pero será más armónico, más bello, más funcional y más útil.
            Cuando una ciudad decae y achica –como le ha ocurrido a Granada desde que, en tiempos nazaríes, llegó a ser la ciudad más populosa de Europa, y luego, con el Emperador, fue barajada como capital de España–, sus habitantes caen en el fatalismo. Por una parte, añoran lo grande y se sienten inferiores por comparación con otros; pero si lo grande se pone en su camino, no saben reconocerlo o les entra una pavorosa agorafobia o el apuro mojigato, y entonces añoran el villorrio que han conocido en su infancia, defienden con uñas y dientes el corral y se oponen con aspavientos a la gran plaza, al atrio, al ágora.
            Sería una tragedia para Granada que el proyecto no se llevara a cabo o que no se llevara a cabo completo, tal y como ha sido planificado. No podemos tener un corral-atrio, o un atrio-corral, entonces el proyecto se transformaría en algo kitsch, que, como se sabe, es un arte impostado, falso… y provinciano. Si el Patronato defiende el proyecto y logra ejecutarlo en su totalidad, será visto en el futuro como un paso hacia la Granada universal y se hará honor a sus impulsores. La Granada ilustrada y cosmopolita habrá ganado la partida al “granadinismo”. ¡El Atrio habrá batido en retirada al corral!

GREGORIO MORALES VILLENA
Diario IDEAL, viernes, 6 de marzo, 2015

martes, 3 de marzo de 2015

EL CARTERO MANGÓN

«El cartero seguirá siendo para mí el heraldo de los Reyes Magos» 

El cartero de toda la vida
Foto: El Comercio Blogs 

El cartero mangón 

Afanó el móvil última generación que venía certificado y lo sustituyó por el suyo troglodítico. El receptor no daba crédito: «¡Éste no es el móvil que ha costado doscientos euros!». No se trataba de una broma ni de que un vecino cleptómano hubiera permutado el paquete… ¡era el cartero! Se había hecho presuntamente con lo que no le pertenecía, le había puesto su tarjeta SIM… ¡y a fardar!
Lástima. ¡Mira que el cartero llegó a estar considerado en España! Podías recelar de los concejales, de los parlamentarios, de los ministros… ¡pero por el cartero habrías puesto la mano en el fuego! Había en torno a las cartas y a sus ángeles custodios un aura de heroicidad, de lealtad, que hacía sagrada la correspondencia. El cartero era el divino Hermes. Jamás me perdió una carta, un telegrama, un aviso, un certificado… En una estancia en Dublín, quise contactar con el poeta irlandés Pearse Hutchinson, pero, como no tenía su dirección, puse simplemente en el sobre: «Pearse Hutchinson. Poet. Dublin». ¡La carta llegó! A los pocos días me llamaba por teléfono y concertábamos una cita.
Nunca he podido creer lo que contaba el escritor norteamericano Henry Miller, cartero en una etapa de su vida: que, harto de distribuir correspondencia, tiraba diariamente montones de cartas a las alcantarillas… No, para mí la figura del cartero era la integridad y rigurosidad, quien nunca faltaba a la cita, quien en Madrid acudía mañana y tarde en mi domicilio, el que en Londres depositaba las cartas en las casamatas con un castrense recorrido en zigzag, el que en Granada sabía de memoria los nombres de la familia…
Llegó el correo electrónico, los sms, los whatsapps,  y uno dejó de recibir cartas, y Correos quiso “modernizarse”, y el cartero de toda la vida se quedó sin tierra bajo los pies, y un día veías a un individuo, al siguiente era otro, y ya no sabían los nombres y trabucaban las cartas y la legendaria figura del Santa Claus postal comenzó a resquebrajarse… hasta dar en este cartero mangón.
Diría que al menos nos queda Internet. ¡Pero ni siquiera! Porque parece que resulta sencillísimo violar nuestros emails, y que lo hacen desde los hackers hasta los servicios de inteligencia, así que ya no se trata sólo del cartero granadino, sino que hay cientos de mangones, miles de ojos impertinentes que descubren nuestros secretos, de programas que cotillean los ordenadores, rateros que se quedan con nuestros datos, se sirven de nuestra información, sacan dinero con nuestras tarjetas, oídos que escuchan las conversaciones, fichan nuestros whatsapps, nos escrutan a través de las redes sociales... Después de todo, el cartero mangón se comportó ingenuamente: hizo de ladrón de poca monta, sisó doscientos euros. ¿Merece la pena?
Quiero creer que en muchos carteros sigue existiendo el viejo espíritu. En lo que a mí respecta, no tengo queja de mi cartera, que trabaja en la zona de Cervantes y sigue siendo el hada que me deja misivas tan valiosas como la reciente de Antonina Rodrigo, donde venía una foto que nos muestra juntos en su investidura de la Academia de Buenas Letras. ¡Una amiga que aún usa sobres, pone sellos y envía fotos en papel! Uno rejuvenece. Por muchos mangones que haya, creo que el cartero seguirá siendo para mí el heraldo de los Reyes Magos.

GREGORIO MORALES VILLENA
Diario IDEAL, martes, 3 de marzo, 2015