sábado, 29 de diciembre de 2012

MENSAJE DE AÑO NUEVO

«No seas esclavo del tiempo. Es el tiempo el que debe ser tu esclavo»

Ve el mensaje en YouTube 
 
Mensaje de año nuevo
 
Los políticos dan siempre su mensaje de año nuevo, ¿por qué no los demás? Gracias a YouTube, ahora todos podemos hacerlo y es lo que yo voy a hacer. ¿Pero qué es lo que realmente te voy a felicitar? La verdad es que lo de “año nuevo” es una ficción. Cierto que la Tierra ha dado una vuelta más alrededor del Sol, pero, para los chinos, el año nuevo no comienza hasta el 10 de febrero, y no será el 2013, sino el 4711. Los musulmanes, sin embargo, lo celebraron el 15 de noviembre pasado, y se encuentran en el año 1434. Los judíos se anticiparon aún más, y celebraron el año nuevo el 16 de septiembre. Ahora se encuentran en el año 5773.
Te digo todo esto para que te des cuenta de que cualquier período de tiempo es convencional, depende de la cultura, y por tanto no hay objetividad en los años medidos, no es algo real, y, en consecuencia, nada irreal puede traerte algo real. Este período irreal que comenzamos hoy y al que llamamos 2013 no te traerá nada especial, ni bueno ni malo, que no provoques tú, que no esté en ti o en quienes te rodean. No hay por tanto números mágicos, fechas encantadas, períodos faustos o infaustos. Todo es más duro y, a la par, más emocionante: los únicos períodos reales son los que están en ti, de modo que puedes comenzar un nuevo período siempre y cuando lo desees. Con ocasión del año nuevo, sí, pero también con ocasión de una idea original, una nueva amistad, unos estudios que inicias, un amor que te envuelve, o simplemente porque sí. No eres tú el que está en los años, no son los años los que te llevan y te traen a su merced como un corcho sobre las aguas, sino tú quien los lleva a ellos, quien los tiene a tu antojo, quien puede manipularlos a capricho, troncharlos, dilatarlos o reducirlos.
¡No seas esclavo del tiempo! Es el tiempo el que debe ser su esclavo, el que debe estar permanentemente a tu servicio. No vuelvas a decir: “No tengo tiempo”. Tienes el que tú quieras, una legión de tiempo, una eternidad de tiempo, porque la cuenta del tiempo es infinita, y tú eres más infinito aún. Cuando dejamos de adorar al tiempo y éste se halla a nuestro servicio, se agranda de forma incalculable y todo se hace permanente, las cosas cobran un perfil inusual y se llena de plenitud.
Jamás como en la montaña he tenido esta sensación. En las ciudades somos esclavos del tiempo, pero, en la montaña, somos sus señores. ¡Extraño que ocurra así! Aunque tal vez hay una explicación: los humanos, como los grandes cuerpos celestes, tenemos gravedad, y cuantos más humanos estamos viviendo juntos, mayor es la gravedad que proyectamos, y, de esta forma, las grandes aglomeraciones humanas nos abducen en la vorágine del tiempo, nos atrapan en su remolino y caemos agitados en el vórtice, y las horas, los minutos y los días pasan de forma vertiginosa ante nosotros, y, al final, el agujero negro nos abduce y entonces se acaba nuestro tiempo. Pero lejos de las grandes aglomeraciones, somos libres, estamos ligeros, no hay curvatura del espacio que nos precipite al vacío, y el tiempo se pone a nuestro servicio.
Por ello, quienes se van a residir a grandes ciudades pensando que allí palparán más su tiempo, que serán más actuales, más “modernos”, son paradójicamente sacrificados al tiempo, se sumergen en él, es decir, en lo consabido, en el tópico, en el espíritu del tiempo, que siempre es mostrenco y está manido. Pero quienes se retiran de las aglomeraciones, se liberan del tiempo y hacen así emerger su propio espíritu, dando a la luz cosas siempre nuevas, cosas que marcan su tiempo. He aquí la verdadera proeza: no ser marcado por el tiempo sino marcarlo a él. Es entonces cuando se alcanza la verdadera modernidad. Como dijo Nietzsche, todo lo realmente importante sucede siempre fuera de la plaza pública. Quienes han impuesto su sello a los tiempos son quienes previamente se han deshecho de ellos.
Yo te deseo que comiences un nuevo año en el que te liberes del tiempo. No son los años los que pasan por ti, no son los años esos caballos salvajes que te pisotean, sino tú el que debe ser Atila sobre ellos, quien no debe dejar que la hierba del tiempo corroa tus pies.
Alégrate por tanto de que puedas pasar a través del tiempo y no padecer achaque alguno, no ser mordido por los meses, no ser amilanado por los años. ¿No ves en el campo o en los pequeños pueblos a esos hombres y mujeres centenarios que siguen realizando sus actividades como si nada? Están lejos del agujero negro que formamos los hombres apelmazados. ¡Yo te deseo que para ti sea igual! Si no puedes apartarte de la urbe, no estás perdido, pues igual que los hombres reconstruyen en la tierra espacios ingrávidos, hay técnicas para no ser aplastado por el tiempo mientras nuestros semejantes caen consumidos a nuestro lado. Una de ellas es la meditación: meditar unos minutos al día. Con eso basta. El arte es otra alternativa: cuando te entregas a él con toda la pasión y la iconoclastia de tu espíritu, te alejas del tiempo. Eso sí, no esperes ser reconocido. Quienes son reconocidos inmediatamente son quienes caen hacia el agujero negro con los demás. Quienes están en la gravedad no pueden reconocer a quienes se han zafado de ella, o bien les molestan o incluso les agravian, y la postura es la indiferencia, el rechazo o la condena. No, quienes se han zafado de la gravedad y van a una velocidad superior a la de la luz, sólo son entendidos cuando el paso del tiempo hace que sus siervos alcancen al héroe que se liberó de él. Y entonces comienza la admiración, lo ven como un ejemplo a seguir. Y es que son aquellos que se han liberado del tiempo los que nos sirven de guía e iluminación. Los grandes hombres y mujeres de la humanidad siempre se zafaron de la gravedad y por eso todos los tiempos les pertenecen: Cervantes, Shakespeare, Bulgákov, Frida Kahlo, Virginia Woolf, Borges…
Yo te invito a que no adores el nuevo año. Ese es mi mensaje. Aléjate de los sitios donde sopla la gravedad, donde hay pendientes y abismos que te atraen hacia la trivialidad y el tópico. Halla el año nuevo en tu mente. Ten el valor de trazar tu propio calendario. De esta forma, ¡feliz año nuevo! El que quieras, el que desees.
 
GREGORIO MORALES
1 de enero 2013


miércoles, 19 de diciembre de 2012

CHIN CHIN CON ESCÁNDALO

«¡Brindo por que escandalices en 2013!»
 
Añade escándalo a tu brindis de 2013 (foto: Gastronomía Molecular)
 
Chin chin con escándalo
 
Te deseo un feliz 2013 presidido por el escándalo. Un 2013 donde alteres a tus semejantes, los sulfures y hagas que se mesen los cabellos. ¿Por qué? Porque todo lo que escandaliza lleva en sí algo de verdad, una verdad necesaria pero que no queremos reconocer, algo que se necesita perentoriamente pero que se teme. España se encuentra en un estado crítico, entre continuar junto a las naciones desarrolladas o hundirse en la sumisión y el adocenamiento. Y la única forma de salir del atolladero es nombrando las verdades innombrables, las que generan condena, victimismo, apasionado debate y lucha; las verdades que provocan escándalo entre los biempensantes, los mojigatos, los integristas, esos santurrones contrariados que impregnan la vida política española. España necesita llenarse de escándalo, convulsionarse desde Finisterre a Gata, sacudirse de su torpe inercia, de su sopor anclado en los tiempos del pelotazo, del urbanismo salvaje, de la inflación de políticos, que curiosamente siguen siendo los mismos. España está en coma y anhela que la revivan miles de electrocks.

Brindo porque en 2013 sucedan cosas que subleven, que hagan alzar la voz, que agiten, que conmuevan. Si producen estos efectos, es que portan una realidad relegada, y en muchas de ellas está el único camino posible para superar la catatonia. Te deseo que tu vida se llene de Mas, de Werts, de Boadellas, de Guindos, de Gordillos, de Roucos. Quienes no escandalizan es porque están muertos, porque se acoplan a lo consabido, porque no intentan soluciones, porque quieren agradar y, de camino, aumentar su peculio. ¡Es a estos tibios de corazón a los que debes temer! Durante lustros te han estado regalando los oídos mientras se llenaban los bolsillos.

Que en 2013, pues, te rodeen tipos que generen resquemor, reticencia, desconfianza y canguelo. Ábreles la puerta para que digan todo lo que tienen que decir y se airee esta viciada nación. Brindo para que tú seas uno de ellos, para que te atrevas a decir lo que siempre has silenciado, lo que no es políticamente correcto, lo que crea verdugones, cuanto de verdad ves ante ti, porque, aunque siempre has callado, tú ojos no han podido dejar de ver. ¡Ahora debes nombrarlo! Apercíbete de que el poder utiliza la culpabilidad y el oprobio para contrarrestar la percepción. Atrévete a ser descalificado. Que al menos no lo seas a tú propios ojos. Si no das el paso, nadie a tu lado lo dará y todos nos iremos contigo al precipicio.

Allá donde veas una persona unánimemente condenada, repara en que porta algo ignorado y de alguna forma necesario. Puede que estés o no de acuerdo, pero el indicio de tu verdad será que tus opiniones generarán también escándalo. Dale un buche al cava y luego di unas palabras que escandalicen a tus comensales. Si lo logras, ¡feliz 2013! ¡Estás vivo! ¡España está viva!
 
GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 18 de diciembre, 2012


miércoles, 12 de diciembre de 2012

LA BASCA

«Antes los enemigos de España eran Francia o Inglaterra. Ahora son las regiones»
 
 
Diego Valderas conversa con José Antonio Griñán, que se ha convertido en un adalid de la España federal (foto: ABC)
 
La basca
 
Proponer un estado federal como desde hace un mes plantea el PSOE es un error tan grande como lo fue la instauración de las Autonomías. Las primeras se formularon como un modo de neutralizar las reivindicaciones independentistas del País Vasco y Cataluña, y nos han conducido a esta situación enloquecida: inflación de políticos, brutal déficit, período electoral permanente…
Hubo un tiempo en que los enemigos de España eran Francia o Inglaterra. Ahora los enemigos de España son sus regiones. Si el gobierno central dice A, en una región dicen B, y en la otra C, y en la siguiente D… Todo es un guirigay de deslealtades, insultos, traiciones y puñaladas. España es un circo lleno de victimismo barato, de demagogia de la peor calaña. No hay país que pueda avanzar de esta forma.
¡Y para salir del culo de saco se propone otro culo de saco! Si las Autonomías ningunean las leyes del país, ¿qué garantiza que no suceda lo mismo en un estado federal? No podemos convertir a España en una federación porque a un señor Mas se le ocurra pedir la independencia. Estamos hartos de leyes circunstanciales, que surgen en el momento de la emoción y luego conducen a que nos encontremos peor que antes de promulgarlas.
Seamos sinceros: los nacionalismos hispanos, en aras de su excelsa labor mesiánica, no respetan leyes; se las saltan ahora y se las saltarán posteriormente aunque dimanen de un estado federal. Proponerlo, por tanto, no sólo constituye una letal ingenuidad sino también un riesgo mayor que la propia secesión de Mas. Es como si, para atajar una herida en la muñeca, nos cortáramos el brazo. ¡Solucionado, claro! Los españoles somos muy dados a estas amputaciones carniceras para restañar arañazos. ¿Acaso no fue la Guerra Civil algo de esto? Con la excusa de restaurar el orden, se llevó al matadero a medio millón de personas.
La propuesta patentiza el abismo que se ha abierto entre la clase política y los ciudadanos. Cuando la gran mayoría de los españoles desea que se dé carpetazo a las Autonomías, vienen estos políticos desnortados y se sacan de la chistera el estado federal. Claro que  tal vez luchan confusos por su supervivencia y huyen hacia delante. En lugar de revertir las Autonomías, que es lo que necesita el país, ahondan en ellas para conservar codiciosos su ración de poder. Resulta patético ver sus cortas miras, su egoísmo patológico, lo errado de sus presupuestos, sus palos de ciego, lo precario de sus decisiones y el abominable desdén por las consecuencias.
Es ya milenaria la tradición española de no tener suerte con los políticos y que nos conduzcan cíclicamente a un callejón sin salida. Mientras nos pierden en retorcidos laberintos, la solución es simple y está al alcance de cualquiera. Pero esa solución pasa por achicar los kiosquillos autonómicos. ¡Y ahí con la basca hemos topado!
 
GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 11 de diciembre, 2012


martes, 4 de diciembre de 2012

LAS MOSCAS

«Ya no serán las moscas esas “amigas viejas” de las que hablaba Antonio Machado»
 
Una mosca a la búsqueda de su objetivo (foto: Sciencia y Technología)
 
Las moscas

¡Cuidado, una mosca! No, no lo digo porque vaya a posársete en la nariz o hurgue en la comida… ¡es que se trata de un drone! Como sabes, los drones son esos pequeños artefactos de algunos ejércitos modernos que vuelan sin piloto y reconocen terrenos, espían donde les da la gana y estallan sobre los enemigos sorprendidos. Pues bien, ahora, según afirma la revista Scientific American, se van a hacer en versión comercial. Es decir, que dentro de un par de años, por menos de 50 euros podremos comprar en cualquier tienda una mosca teledirigida con cámara incorporada y desvelar cuantos secretos nos apetezcan: lo que hace Fulanito al salir del trabajo, lo que Pepita y Nieves hablan cuando van al servicio, cómo tiene puesta la casa el vecino, qué está haciendo de comer la peña, si nuestra pareja nos es fiel o  nos la está dando… y cuanto anhele nuestra malsana curiosidad.

            ¡Y todo porque a los señores Koh y Wich, que estaban hartos de patearse las selvas de Sumatra para investigar a los orangutanes, se les ha ocurrido fabricar un avioncito con cámara y GPS, y les ha salido tan barato y con tal éxito que varios empresarios avispados han comprendido que los drones pueden ser también patrimonio de la gente corriente!

            Desgraciadamente las moscas ya no serán esas “amigas viejas” de las que hablaba Antonio Machado en su célebre poema. ¡Ahora habrá que recelar de ellas! Aunque, en realidad, casi todos llevamos una mosca con nosotros, salvo que va en el bolsillo o en el bolso: el smartphone. Con él, dejamos huella en todopoderosos ordenadores de los lugares por donde pasamos, de modo que podemos ser inmediatamente localizados aunque estemos en el fin del mundo, se sabe con quiénes nos reunimos, el tiempo que invertimos, cuando entramos y salimos de casa…

Eso sí, con los smartphones, son los gobiernos y las compañías los que nos controlan, pero, con la mosca-drone, ¡podemos ser cada uno de nosotros los que controlamos a los demás! ¿Que no tengo ganas de salir? Le digo a mi mosca que se dé un garbeo por Puerta Real y sacio mi curiosidad en la pantalla de la tele. ¡Hasta puedo husmear en los periódicos que leen los transeúntes y comprobar si están leyendo aterrados esta columna!

            La privacidad está obsoleta. Nuestra intimidad es ahora pública y lo será cada día más. El mundo se va a convertir en un gigantesco estudio donde se representará permanentemente Gran Hermano. Nada de secretos, nada de recogimiento, nada de reserva, nada siquiera de ir a comprar tabaco y desaparecer. ¡Los nuevos ojos de Dios lo ven todo!

            Ahora es cuando cobra sentido la expresión castellana “por si las moscas”. Así viviremos, por si las moscas. ¡Y yo que creía que don Antonio Machado lo había dicho todo sobre tan contumaces insectos!
 
GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 4 de diciembre, 2012


miércoles, 28 de noviembre de 2012

EL EDICTO DE LA ALHAMBRA

«Si la diáspora se ordenó en Granada, es de justicia que el retorno se proclame en Granada»

 
Gregorio Morales con la poeta safardí residente en Israel Margalit Matitiahu, a la que va dedicado el presente artículo, en un acto celebrado en marzo de 2011

El edicto de la Alhambra

A Margalit Matitiahu

Esta agridulce vida política que padecemos trae a veces inesperados regalos, como el que los sefarditas, descendientes de los judíos ibéricos expulsados en 1492, vayan a poder obtener automáticamente la nacionalidad española. A estas alturas, es un símbolo, pero los símbolos son muy poderosos, y a mí me llena de emoción. Es como si el sufrimiento de tantas y tantas generaciones crecidas fuera de su patria pero fieles a ella y a su lengua, fuera mío. Esta injusticia ha sido en mí una congoja permanente, por lo que ahora noto una exultante liberación.
            Mientras algunas formaciones políticas abogan por sajar a su región de España, una parte del mundo aboga por unirse a ella. Mientras el país sutura por numerosas heridas, antiguas heridas quedan restañadas. Mientras el español se ningunea en determinadas regiones, nos llega de fuera un español singular, rico y sonoro.
            ¡Pero sería más bello aún si el decreto que lo hará posible se aprobase en Granada! Porque fue en Granada, el 31 de marzo de 1492, tres meses después de la Toma, donde otro decreto, conocido como el Edicto de la Alhambra, expulsó a los judíos de la Península. Si la diáspora se ordenó en Granada, es de justicia que el retorno se proclame en Granada.
Los partidos políticos locales deberían pedirlo unánimemente al Gobierno. Si los símbolos son poderosos, este símbolo multiplicaría su fuerza proyectado desde la ciudad de la Alhambra. Dicen que la mancha de mora con otra verde se quita. La unión del nombre de Granada al triste edicto de expulsión seria conjurada convirtiéndola en incondicional anfitriona del regreso. En Granada, por tanto, debería tener lugar el Consejo de Ministros donde se apruebe el preceptivo Real Decreto. El Gobierno debe ser sensible a la Historia, y posibilitar que cualquier ciudad patria pueda convertirse, aunque sea por unas horas, en la capital de España. En este caso, en capital de las Españas, porque los judíos sefarditas se reparten por todo el mundo.
            Ayuntamiento, Diputación y Junta deben hacer una petición expresa en este sentido. El fin de la amputación y el acogimiento de los hijos pródigos sólo puede saldarse al pie del palacio rojo. Del Edicto de la Alhambra al Real Decreto de la Alhambra. La historia es una larga cinta, que puede ceder, estirarse, contraerse, pero que siempre vuelve a su tamaño original.
Cuando España ha estado en un tris de hacerse añicos, miles de españoles foráneos vienen con balsámica goma a unirla, sin odio, con el amor que nunca dejaron de tener. ¡Qué admirable ejemplo de persistencia y fidelidad! No somos nosotros quienes les tendemos la mano, sino ellos a nosotros. La otrora ingrata España recibe la gratitud de sus lázaros. Allá donde se forjó la impostura, se forja la reparación. El círculo se completa. ¡Perfecto símbolo!

GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 27 de noviembre, 2012 

miércoles, 21 de noviembre de 2012

EL "DEFUNTO"

«Franco está contento: en España, sigue habiendo un partido único»
 
Las historietas de Agamenón, en el Tío Vivo de la mítica editorial Bruguera, acababan siempre con la frase de la abuela: "Igualico, igualico, que el defunto de su agüelico". Esa frase se le puede aplicar a la España presente. Ilustración de El Maravilloso Mundo de los Tebeos 
 
El "defunto"
Desde su celestial atalaya, el abuelo Franco nos mira contento. A 37 años de su muerte, en España sigue habiendo un partido único. ¿PP, PSOE, IU? Sólo familias de un mismo partido. Como el Opus, los falangistas o los tradicionalistas eran familias del Movimiento. A aquéllos los unían los privilegios y el miedo a la democracia. A éstos los unen los privilegios y el miedo a la democracia.

Contados políticos han pedido que se reduzcan los políticos. Se reducen los sueldos, los transportes, las plantillas, las coberturas, pero los políticos son los mismos. Ahí los tienes, culpándose aparentemente los unos a los otros, vituperando a diestro y siniestro, quejándose airadamente de las supresiones y recortes de los contrarios, pero sin alzar la voz para decir que su puesto es superfluo, que debería eliminarse, que podrían reducirse los consejos, los consistorios, los parlamentos. Cuando alguien lo plantea, alzan irritadas voces, porque entonces no les salen sus cuentas de reparto de poder. Los hay que incluso se atreven a afirmar que eso menoscabaría la democracia. Pero cuando se trata de profundizar en esa democracia, de que haya listas abiertas, de que se establezca una escrupulosa división de poderes, entonces se quedan mudos.

Mientras el país es anegado por el desastre, ellos permanecen regaladamente en un alto palacio, a salvo del tsunami. Un solo partido, unido por los intereses y el canguelo, como en los malhadados tiempos de la Dictadura. El gran problema de España es esta inflación de personas públicas que consumen a mansalva los recursos disponibles. El dinero que queda en las exangües arcas va destinado íntegramente a sus nóminas, llegándose a la paradoja de que se les paga para gestionar lo que no se puede gestionar porque se les paga.

Se quejan de los desahucios, de las huelgas, de los bancos, de la educación, de España, de Merkel, del Fondo Monetario, ¡pero jamás de su propia existencia! Si los labios de estos políticos no expresaran continuamente una demagogia tercermundista que deja atrás incluso a la de los países bananeros, ya haría tiempo que los líderes mayoritarios se habrían reunido para menguar sus  rapaces huestes de potentados. ¡Pero no, no, faltaría más!

Después de haber desolado al país demostrando que, para progresar, no había que esforzarse ni estudiar ni trabajar, sino simplemente meterse a político, con cuantos menos estudios y más incultura mejor, ahora hablan de reconstrucción escondiendo que ellos son el problema. Un partido único con 450.000 cuadros altamente remunerados que gangrenan las arterias de España, las del erario, las de la Justicia, las de la Administración, las de la simple inteligencia. España, presa de un gigantesco partido que la asfixia como una legión de estranguladores. Igual que en la Dictadura, pero a lo bestia. Ya lo vaticinaba la entrañable abuelita en las jocosas historietas del Tío Vivo: “¡Igualico igualico que el defunto de su agüelico!”.nas exangl paados tiempos de la dictadura. ña me que se establezca una escrupulosa divisier

 GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 20 de noviembre, 2012manas exangl paados tiempos de la dictadura. ña me que se establezca una escrupulosa divisier


martes, 13 de noviembre de 2012

VELOCIDAD DE LA BELLEZA


«La belleza tiene velocidad como la luz y el sonido, pero no todos los artistas corren a su ritmo»
 
El edificio de la Fundación Rodríguez Acosta, en Granada, construido en los años 20 del pasado siglo, corre a una velocidad superior a la de la belleza (óleo de Nekane Manrique Mezquita)
 
Velocidad de la belleza
 
La belleza tiene velocidad, como la luz y el sonido, pero no todos los artistas corren a su ritmo. Como expresó el perspicaz poeta Jean Cocteau, hay  quienes corren a una velocidad inferior: son los epígonos, los pasados de moda. Sus seguidores están constituidos por nostálgicos y conservadores. Hay, sin embargo, quienes igualan la velocidad de la belleza: estos son quienes hacen un arte obvio y de tarjeta postal. Su éxito suele ser inmediato, aparecen profusamente en los medios y reciben sonados homenajes. Sus seguidores son las clases medias. Finalmente hay quienes van a una velocidad superior a la de la belleza: son los que causan escándalo, incomprensión o desdén, y son silenciados, ridiculizados o vilipendiados ¡hasta que la belleza se topa con ellos, y entonces sus obras se iluminan, resplandecen y revelan una despiadada hermosura! Sus seguidores son, primero, outsiders, locos, heterodoxos, y luego, simplemente, los hombres de todas las épocas.

            Cada creador, cada público, ama un tipo de velocidad. A mí me arrebata la última de ellas, la que sobrepasa como un bólido a la belleza. Allá donde me topo con algo o con alguien que viaja a esta velocidad, mi corazón percute aceleradamente, me emociono y me lleno de vértigo.

            Como un hambriento, busco en Granada esos cabos cañaverales desde los que surcar lo desconocido. El edificio de la Fundación Rodríguez Acosta es uno de ellos. Considerado en su día una construcción atrabiliaria y de mal gusto, hoy nos subyuga. A pesar de que se acerca al siglo de existencia, no ha perdido su osadía y exhibe orgullosamente desconcertantes rupturas, temerarias propuestas y una sorprendente unión de contrarios.

            El Cubo, sede de Caja Granada, es otra obra que fue concebida a una velocidad superior a la de la belleza. Motivo de mofas y execraciones en su día, hoy comienza a fascinarnos por la extraña conjunción entre lo sólido y lo etéreo, el sublime juego de sombras y luces, el misterio ancestral que componen columnas y lucernarios, y los impensados patios y sus íntimos pasadizos.

            Hay momentos históricos en los que toda una sociedad viaja a una velocidad superior a la de la belleza y entonces se producen los estallidos creativos, las edades de oro y de plata, la Barcelona modernista, la Generación del 27, el París de las vanguardias, el Nueva York de la posguerra. Otras épocas han igualado la velocidad de la belleza, como la España de la Transición, de la que emergió la Movida. Y otras, como la España de hoy, van a una velocidad inferior, y son un triste remedo de las Españas de otros tiempos. Pero agazapados en la oscuridad, en los recovecos, en las simas, invisibles a los contemporáneos, crecen los pilotos que retomarán el rumbo y, dejando audazmente atrás a la belleza, esperarán con sosiego a que ésta los encuentre.
 
GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 13 de noviembre, 2012


miércoles, 7 de noviembre de 2012

EL FLAUTISTA DE HAMELÍN


«Se ha cambiado su tratamiento de flautista de Hamelín por el de Mediador»

El flautista de Hamelín, que ahora se hace llamar mediador, finge llevarse tras de sí a las ratas de la crisis (ilustración: Guille
 
El flautista de Hamelín
 
Acecha los comercios de Granada, aunque, para mejor acomodarse a los tiempos, se ha cambiado el tratamiento de flautista de Hamelín por el de flautista Mediador. Pero en su caramillo suena la ancestral melodía: “¡Salvaré a las empresas y despeñaré a las ratas por el tajo del Pollero!”. Para que le encomienden tan trascendente misión, esgrime una amabilidad desbordante y se comporta a medias entre un piadoso confidente y un Jame Bond demodé. Cuando logra ser contratado por algún crédulo empresario, promete triunfal: “¡Tu negocio no será roído por la crisis!”

Primero habla con los empleados a solas, uno por uno, porque ésta es la forma de rendirlos. Se trata de reducirles el sueldo y ampliarles la jornada, pero este siniestro objetivo lo envuelve en almibaradas palabras, hace creer que es en interés del propio trabajador, lo mezcla sutilmente con el miedo, y logra así su resignado asentimiento. Cuando le ha metido el diente a cada sueldo, reúne a toda la plantilla, sabiendo que ahora no habrá oposición, y le hace creer que se trata de una decisión democrática. Si alguien formula alguna objeción, le plantea un despido barato. “Mil euros y te vas”. Cuenta con que la mayoría no está sindicada, no conoce sus derechos y puede ser confundida y manipulada.

Luego pilla por banda al empresario y lo convence de recortar el producto. Es decir, dar menos por el mismo precio. “Si reducimos en esta parte y menguamos en la otra, no se notará y te ahorrarás un pastón”. Y le mete mano a la mercancía, que de pronto comienza a pesar menos y a ser de inferior calidad.

A estas alturas, se jacta de que le ha ahorrado miles de euros a la empresa, pero su tarea prosigue indesmayable y se saca de la manga geniales proposiciones publicitarias, como regalarles a los clientes vales coleccionables con los que obtener productos gratis. O que los propios empleados publiciten la mercancía a voz en grito. “¡Es vuestra empresa! –los alecciona– ¡Tenéis que sacarla a flote!”.

Por fin ha salvado el negocio. Entonces extiende la mano y agarra cuanto ha sisado. El empresario se percata con asombro de que es lo comido por lo servido. Mientras tanto, el rencor y la desmotivación han cundido entre los empleados, y la empresa comienza a tambalearse; las promociones ridículas la han desvalorizado, revelando debilidad donde antes sólo había ligeros problemas económicos; y la merma del producto ha espantado a los clientes. En consecuencia, la empresa se hunde irremisiblemente.

Pero al tipo le da igual. ¡Ahora tiene la cartera llena! Con una sonrisa de suficiencia, se coloca una corona de laurel. ¡Nunca hubo tan magnífico flautista de Hamelín! O Mediador, vamos. Sólo hay una pequeña variación: a quienes realmente despeña es a los empresarios y trabajadores… ¡Así sus cómplices las ratas pueden cebarse en la ruina!
 
GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 6 de noviembre, 2012


miércoles, 31 de octubre de 2012

LOS MALOS MECÁNICOS

«Los mecanismos atascados acaban estallando y triturando entre sus engranajes a los malos mecánicos»
 
Los malos mecánicos no pueden mantener tan complicado engranaje
 
Los malos mecánicos
 
“Cualquiera de las provincias que forme una región autónoma o parte de ella podrá renunciar a su régimen y volver al de provincia directamente vinculada al Poder central”. Artículo 22 de la Constitución española de 1931.

Cuando nuestra Carta Magna es en gran parte un remedo de la republicana, ¿por qué no incluyó este artículo? La Constitución de 1931 se hizo desde una amplia visión de Estado, sin complejos, sin sumisión a los nacionalismos de campanario, estableciendo la igualdad de todos los españoles y, por tanto, despachando cualquier tipo de derechos históricos. Provincias limítrofes podían formar autonomías al igual que podían salirse de ellas. Almería, si lo hubiera deseado, se podría haber unido a Murcia. O Tarragona se podría haber salido de Cataluña. La Constitución de 1931 se redactó en libertad, con el orgullo y la ilusión de una España nueva. La Constitución de 1978 se pergeñó con el complejo de culpa de la Dictadura y la asunción implícita de que sentirse español era algo franquista.

            ¿Qué ocurriría si el artículo hubiera sido incluido? Esto: sólo serían decididamente autonómicas las capitales regionales, pero no el resto. Porque un centralismo feroz, voraz, megalómano, ha sustituido al centralismo madrileño. Y las llamadas “provincias”, han pasado de la categoría de primera división, cuando hablaban directamente con Madrid, a la de segunda, con celosas aduanas interpuestas.

            Que alguien me responda a esta pregunta: ¿Qué ganamos con que nos administren desde Sevilla y no desde Madrid? Me quitaré el sombrero ante quien me dé un argumento convincente. Pero no lo habrá, porque la contestación es simple: da igual. Salvo que la primera opción dobla los impuestos.

            Si se hubiera mantenido el artículo de la Constitución de 1931, ya habría provincias trabajando para salirse de su Autonomía. Granada sería seguramente una de ellas, aunque el clamor es general en todo el país. ¡Las capitales autonómicas no son diferentes del Madrid que desdeñan! Por eso, una gran parte de españoles preferiría simplemente que  los gobernara Madrid. Lo que, además de facilitar las cosas, suprimiría políticos y aliviaría el peso impositivo.

            Ahora, ¿cuántos de los que exhiben por doquier banderas tricolor estarían de acuerdo en restituir este artículo? La bandera tricolor lleva aparejada la Constitución de 1931. Pero la marca de la España actual es la impostura. Se esgrimen símbolos mientras se pisotea el contenido.

España se ha fragmentado en 17 irrevocables centralismos. Terrible vivir gobernados por una Carta Magna con engranajes descabellados, que políticos insensatos manipulan a ciegas, creyéndose relojeros suizos cuando sus conocimientos no pasan del Meccano.

Vivimos momentos miserables. Y se acercan tiempos difíciles. Pero de una cosa estoy seguro: todos los políticos que desde la Transición hasta ahora, nacionales o autonómicos, han gobernado España, serán borrados de la faz de la Tierra. Los motores obtusamente manejados se grillan, estallan y trituran entre sus engranajes a los malos mecánicos.
 
GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 30 de octubre, 2012


miércoles, 24 de octubre de 2012

EL FALSO ESCRITOR

«Cuando lee algo de quienes le rodean, lo hace como una palanca, para ganárselos, y, por ello, los pierde»
 
Los personajes de la ópera china no se definen por su comportamiento, sino por la máscara que portan, de la misma forma que el pseudo literato antepone siempre la palabra escritor al nombre, señal inequívoca de que le interesa más la función que la persona
 
El falso escritor
 
No ha publicado jamás un libro. Como mucho, un par de relatos en antologías colectivas y media docena de artículos en medios locales.  Pero se llama a sí mismo escritor y así lo consideran sus conocidos y amigos. No es que sea una lumbrera y hable como Sócrates, que nunca escribió nada y sin embargo fue un señero filósofo, sino que la desidia ambiente le permite la superchería. Nadie se ha molestado en buscar ninguno de los libros que cita en una biografía que ha pergeñado como encaje de bolillos, para dar la sensación de que tiene obra sin tenerla ¡e incluso premios! Aunque ha adquirido conocimientos en talleres literarios, se cuida mucho de citarlos. ¡Hace algo más efectista! Si Jesús Ferrero le impartió una charla, se declara discípulo directo suyo. Y así con José Mª Merino, con Muñoz Molina…

Ahí lo tienes, pontificando, infatuado, creyéndose un adalid, remedando lo exterior de la cultura, los saraos, las presentaciones, la gloria caduca de la que huye el verdadero creador, y eludiendo sin embargo la esencia, que es un acto de reflexión solitaria y de desmedida entrega a la escritura. Cuando lee algo de quienes le rodean, lo hace como una palanca, para ganárselos, y, por ello, los pierde, ya que nunca es sincero en sus comentarios, sino que todo son palabras grandiosas, edulcoradas, triunfales. Toda esta hoguera de vanidades se conjura como tinta de calamar para ocultar que el escritor no es escritor.

En su boca, siempre suenan nombres consagrados, que cita con la falsa ilusión de hacerse con su prestigio. Se unce desesperadamente a los lugares que frecuentaron, creyendo que la gloria está en el enclave, y no en el alma o en los libros. En las notas de prensa que pergeña para apuntalar su párvula fama, siempre antepone la palabra escritor: “El escritor Fulano impartirá hoy tal conferencia que será presentada por el escritor Mengano y coordinada por el escritor Zutano”. Es como en la ópera china, donde las máscaras hacen al personaje. Si el pseudo escritor ve que los grandes autores dan conferencias, que tienen público, que los rodea el glamour, él se monta con gran esfuerzo algo parecido, se programa sus propias conferencias, se rodea de un público que anhela lo mismo, y se fabrica un glamour con papel de aluminio y estrellitas adhesivas.

Si realmente importara la literatura, si se usaran las bibliotecas, si interesara lo que escriben quienes están a nuestro lado, hace mucho tiempo que el falso escritor habría sido desenmascarado. Sin embargo, ahí sigue, firme, sorteando con pericia las arenas movedizas del camuflaje, con una soberbia sólo pareja a la merecida fama de los narradores cuyo éxito remeda. ¿Cómo no va a sentirse seguro? Todo en la vida provinciana se asienta sobre arenas movedizas y, como no hay otra solería, prosperan quienes fingen andar por corredores de mármol.
 
GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes 23 de octubre, 2012


domingo, 21 de octubre de 2012

LA RED


«Curiosa paradoja que los hombres del futuro vayan a ser más chimpancés que los del pasado»

El gato salvaje es más inteligente que el gato doméstico

La red
 
Tengo el mejor ordenador, el más efectivo, el más rápido, el más duradero. Es tan avanzado que pueden pasar los años y jamás se queda obsoleto. Diminuto como es, va a todas partes conmigo. ¡Hasta me baño con él! Su red social gana por goleada a la de Facebook, a la de Twitter, a la de Linkedin... No tiene problemas de cobertura. Puedes estar en la más lejana selva o en la más solitaria cumbre. Puedes estar en el desierto o en medio del océano. Nunca falla. Su GPS no tiene pérdida. Jamás te equivocará de sitio, nunca te despeñará al abismo imaginando un sendero o una carretera que no existen o están cortados. Es un ordenador que no ofende a nadie restándole atención, y puedes manejarlo en una comida, en una declaración amorosa, en una reunión de trabajo, en una juerga, sin que nadie se percate de ello.
Este ordenador se llama Mind. En español, Mente. Pero no, no es el cerebro. Es la inteligencia que lo abarca todo. Y puesto que lo abarca todo, lo conecta todo. La mente es un campo de energía. Esto significa que todas las mentes están unidas al mismo campo. Así que, a través de él, puedes llegar a cualquier semejante, aunque se encuentre en las antípodas. Puedes saber lo que piensa el vecino. Con él, puedes captar lo que se cree en una época, cuáles son sus lapsus, sus énfasis, sus abismos. Puedes dirigir tu atención al pasado o al futuro, ya que, como sabes, en el mundo cuántico el tiempo es reversible.
Presumimos de nuestros ordenadores y smartphones como si los hombres de todos los tiempos no hubieran tenido a su alcance esta superior tecnología. ¿Cómo crees que se comunicaban? ¿Cómo encontraban los caminos? ¿Cómo se extendían las ideas? La velocidad de la mente es instantánea. Una inmensa red mental ha cubierto el mundo desde el comienzo de los tiempos, frente a la cual palidece nuestra red de fibra óptica.
Igual que se puede evolucionar, se puede involucionar. El gato doméstico es un ejemplo, ya que sus congéneres salvajes son mucho más inteligentes. Al confiar en la red de cables, la red mental se ha oxidado. ¡Millones de hombres y mujeres no pueden ya conectar sin artefactos! Y los tienes ahí, desesperados, con los ojos insomnes sobre las pantallas, buscando en ellas lo que antes tenían en sí mismos. Los ves con el aparato pegado a la oreja, con las manos ansiosas escribiendo mensajes, con el GPS amparando el miedo a lo desconocido, buscando sin conseguirlo lo que tiraron por la borda. Si un túnel del tiempo los hiciera retroceder doscientos años, parecerían monos asustados frente a la seguridad de sus coetáneos. Curiosa paradoja que los hombres del futuro vayan a ser más chimpancés que los del pasado. Sin mente, la animalidad superada hace 150.000 años vuelve por sus fueros.
GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 16 de octubre, 2012

miércoles, 10 de octubre de 2012

EL CIRCO


«¡Pena que hace siglos los hidalgos no denunciaran a Cervantes por convertir a uno de ellos en loco!»
 
Cartel de "Manicomio, circo de los horrores"
Manifestación de Agrafem en Granada el 5 de octubre de 2012 en contra de "Manicomio, circo de los horrores" (web Agrafem)
El circo
 
Es una maravilla de fantasía, truculencia, humor y pericia circense este “Manicomio, circo de los horrores” que se da en Granada hasta el 12 y que ya ha recorrido media España. Asistí movido por el pronunciamiento en contra que presencié el viernes en la Carrera: miembros de la Asociación Granadina de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (Agrafem) se oponían a la representación esgrimiendo motivos tan demagógicos como “las enfermedades mentales no son un circo”. Terrible esta falta de humor que, a la larga, sólo conduce a la verdadera locura.

¿No entienden que el circo es una metáfora de la vida? ¿Y que todo, por tanto, cabe en el circo? Al creer que la pista es sinónimo de vejación, ¿no podría la Asociación misma ser denunciada por los titiriteros? Actuar bajo la lona es ser ennoblecido. Por eso, Ramón Gómez de la Serna dio una conferencia montado en un trapecio. Cuando llamaron “payaso” a Dalí, lo tomó como un elogio, corrió a una tienda de disfraces y se vistió de clown, alegando que “era más difícil actuar como payaso que ser pintor”. Y si no, que se lo digan a Popov, que expresó en la carpa toda la gama de las emociones. Yo prometo presentar mi próxima obra en un circo, porque prefiero los payasos, las lentejuelas, los gráciles voladores del trapecio, el olor a cuadra y los rugidos de los leones, a las cansinas y domesticadas intervenciones de algunos literatos.

            Cuando leí las pancartas indignadas de esta asociación, llegué a pensar que era un montaje del circo. “Seguro que en cada ciudad ponen a un grupo para promocionar la función”, me dije. Pero cuando comprobé que la asociación existía realmente, no pude salir de mi estupor. “¿No se dan cuenta de que logran el efecto contrario?”. ¡Ni pagada existe una mejor campaña!

            Menos mal que hay libertad de expresión, porque los objetivos de estas asociaciones son el lápiz rojo y las equis. ¡Pues no pretenden que el espectáculo cambie de contenido! ¡Nada menos! Acatando sus admoniciones, no podríamos hablar de nada, como ya señaló Andrés Cárdenas en una clarividente columna. No se podrían escribir novelas. No se podrían hacer películas. Cualquier profesión o enfermedad o situación serían vistas como insulto por quienes se hallan en contextos semejantes. ¡Pena que hace siglos los hidalgos no denunciaran a Cervantes por convertir a uno de ellos en loco! ¿O tal vez el “Quijote” debería hoy eliminarse de la historia de la literatura?

            Pero el destino no se deja amilanar y hace salir siempre el tiro por la culata. Ante los censores, la gente siente el deseo de refocilarse en lo prohibido, respondiendo así a un innato instinto de libertad. Por muchas obras de arte que echen a la hoguera, el fracaso aguarda a los Savonarolas. Ninguna doctrina logra transformar el circo de la existencia en un piadoso internado.
 
GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 9 de octubre, 2012



miércoles, 3 de octubre de 2012

EL IMPERTINENTE

«Estas memorias son lo mejor que ha salido de la pluma de Melchor Saiz-Pardo»

Melchor Saiz-Pardo en torno a los 17 años

El impertinente

Las memorias que Melchor Saiz-Pardo ha publicado en este diario nos traen una Granada que parecía definitivamente perdida. Viene con su sabor, con su latido, con su aroma, como si el tiempo pudiera rescatarse a placer. Es profunda la memoria de este hombre inquieto, andariego, que transita de la mañana a la noche Granada como un Ulises a la búsqueda de Ítaca, recalando en los más variopintos puertos, desde los imperiales a los de baja estofa. Por ello, es uno de los más fieles testigos que ha tenido la ciudad. Soterrados secretos, indecibles, turbios, están en la memoria de este curioso impertinente.

Así, “memorias impertinentes”, las llama. ¿Pero son realmente impertinentes? No, para lo que podrían ser. Pero Melchor Saiz-Pardo es un hombre prudente. De otra forma, no habría logrado llevar a buen puerto la nave de su diario en los agitados estertores del franquismo. ¡Qué diestro almirante! Admiro esta capacidad en la que se alían el estratega con el bucanero.
            Están bien escritas estas memorias. Son amenas. Para mí, es lo mejor que ha salido de la pluma de este columnista indómito, que todas las mañanas nos libera del amargo peso de la realidad con su humor cervantino. Memorias puntuales, ensartando unos recuerdos con otros, como quien sueña o cuenta chistes o va de una atracción a otra en la feria, y precisamente por ello legibles, apasionadas, impactantes. Extraño misterio que usando todos las mismas palabras, haya textos planos, farragosos, adocenados, y otros llenos de relieve, vértigo y vida, como estas memorias.
Escribimos como somos, y Melchor no podía sino escribir así, porque sigue contemplando la realidad como si cada vez que la mira fuese nueva, distinta, como el niño que descubre un mundo inexplorado. De ahí que tenga apetencia de historias, de anécdotas, de hazañas, de proyectos y azares. Lo ves, y sigue siendo el adolescente que teñía de optimismo y suspense la vida de sus amigos.
            Me han sabido a poco estas memorias. Espero que el autor se ponga a la tarea y pronto las veamos reunidas y ampliadas en un libro. ¡Cuanto más gordo, mejor! Nada de esos escritos lights que apenas llegan desmayados a las cien paginillas. No, unas memorias en toda regla. ¡E impertinentes, sí! Pues la vida real es inconveniente, y es en esas inconveniencias donde se halla el atractivo y de donde surge la reflexión. Y es que nadie logra ser sublime hasta la sepultura. Recordarnos que somos humanos es la labor del cronista, y Melchor tiene la rara habilidad de lograrlo.
            He recortado estas memorias. Textos como los dedicados a los humoristas de IDEAL, o a sus linotipias, o a las diversas censuras franquistas, tienen la frescura de encontrarse en presente, de vivir ante nosotros. Los recuerdos de Melchor nos hacen eternamente jóvenes y muestran la vieja grandeza de una Granada que no había menguado aún.

GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 2 de octubre, 2012