martes, 19 de julio de 2011

LA MARIMORENA

Mar Moreno, consejera de Presidencia de la Junta de Andalucía

La Marimorena

Ahora entiendo por qué cientos de prejubilados fantasmas han afanado pastones mientras en la Junta de Andalucía no se coscaban de nada. ¡Es que estaban ocupados con el género! No el de la tienda de tejidos, sino el sexual. Mientras el latrocinio engordaba las cuentas privadas de militantes y familiares, ¡ellos estaban en sesudos debates pergeñando una nueva sintaxis!
Ya sabemos que los santurrones cuidan mucho las apariencias. Allá donde en la historia ha habido un ejército de gazmoños, siempre han hecho lo mismo: blanquear el lenguaje bajo pretextos morales.
Son los que esgrime la consejera Mar Moreno. Su teoría, como la de todos los beatos, es que, si cambias el lenguaje, cambias la realidad. Y allá que llevan al lenguaje sus realidades edulcoradas, bendecidas y triunfales. Son las “preciosas ridículas” de Molière, en vetusta versión moderna.
Ahora quieren plantar su mojigatería en los hoteles. Bajo el pretexto de conjurar el lenguaje sexista, contagian de sexo hasta el rótulo de los ascensores. Es lo que han conseguido siempre los moralistas: el efecto contrario. Cuanto más pacatas las leyes, más libertinaje.
“Todas las cuestiones de género y de lengua de género forman parte de nuestra legislación, son absolutamente normales y, desde luego, estoy convencida de que se van a ir abriendo paso con total sentido común”, ha dicho Mar Moreno, añadiendo por si no quedaba claro: “Lo encontramos absolutamente normal, absolutamente legal y estamos absolutamente convencidos de que los establecimientos hoteleros lo van a ir desarrollando con total sentido común”.
¡Ay! Esa abrumadora cantidad de “absolutos” y “totales” es el claro indicio de las alturas absolutas y totales en que creen encontrarse estos gobernantes iluminados. Y es que no hay santurrón que no crea que su doctrina es absoluta y total. Absoluta y totalmente andan obsesos puliendo el lenguaje mientras la realidad se les escapa a manos llenas.
Lo mismo ha hecho el Gobierno de España. ¿Qué más da que el país caiga por un precipicio? ¡A Aído la han nombrado asesora de género de la ONU! Es como cuando en España no había democracia, pero Massiel ganó en Eurovisión.
¿El dinero robado? ¡Bah! ¿El paro trágico? ¡Bah! ¿El nepotismo salvaje? ¡Bah! ¡Salvar el alma es lo importante! Y ello se logra pensando, escribiendo y rezando en lenguaje de género. Así, Andalucía será absoluta y totalmente beata, y se erigirá en la reserva de género de Occidente.
España es un país jesuítico y por eso, bajo el pundonoroso disfraz de la reserva espiritual, codiciosas manos han hecho y deshecho siempre a su antojo, saltándose leyes fundamentales y muñendo Matesas, Filesas y EREs.
La reserva espiritual nos dio el país más ateo del mundo. Y el género nos está dando el género chico. O el dramático. ¡Porque resulta trágico que contemporicen con la debacle pero, si se desliza un sexismo en el menú, armen la Mar y Morena!

GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 19 de julio, 2011

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