miércoles, 20 de enero de 2010

PUERTA REAL 19 - I - 2010


Antonio Ávila, consejero de la Presidencia
de la Junta de Adnalucía

GRANADA ES ÁVILA

Éste no será el Milenio de Granada, sino el de Ávila. No será el Milenio del oriente español, sino un milenio castellano más. No serán las murallas de Granada las que se abran al mundo, sino las murallas de Ávila, tan lejanas, las que cierren para siempre la ciudad de la Alhambra.

Nunca habrá Milenio. El Milenio aterroriza. Por eso no ha calado en Madrid. Ni mucho menos ha calado en la Junta, pues este nuevo presidente, alejado del corazón del Reino, no es una buena decisión; porque puede que sea un cargo importante, pero desde luego tendrá que consultar los libros de historia.

Nunca habrá Milenio. Y no lo habrá porque la efeméride no es una efeméride occidental, sino la de una cultura que muchos ven como ajena y otros hasta como peligrosa. Tienen miedo de que el Milenio sea una exaltación de la Granada islámica y que, con ella, surjan brotes secesionistas. Temen que el Islam reivindique con mayor fuerza y razón aún este trozo de Europa.

Nunca habrá una celebración tal y como debe ser, sino una apariencia de celebración, algo discreto, anodino, neutro, de modo que la conmemoración pase de puntillas, para dar el pego y la apariencia de que se han cumplido las promesas de Manuel Chaves.

Por eso han elegido a Ávila para representar a Granada. Después de todo, ¿no están ambas ciudades rodeadas de murallas? El nuevo nombramiento no es un impulso al Milenio, sino su defunción. No es sólo que el nombrado no tenga lazos significativos con Granada; es que, por otra parte, el toque institucional, especie de rey Midas, gangrena cuanto toca. Será un Milenio inmensamente oficial y, por tanto, un Milenio entre algodones, con el silencio de los buenos hoteles, el buen yantar, las palabras políticamente correctas y las verdades susurradas a medias.

No, David Aguilar no estuvo acertado cuando pidió que lo sustituyera un cargo institucional. Este David nuestro cree que Goliat es más fuerte que él. Pero no, el destino de los Goliat es caer fulminados de una pedrada. Los que de verdad levantan montañas son los David. David siempre vence a Goliat. El Milenio sigue necesitando un David, tan dulce como fiero, tan cándido como audaz, alguien que sepa enfrentarse a la indolencia de los gigantes. Pero un gigante se dormirá en los laureles. Y no habrá Milenio.

A tres años escasos de la conmemoración y, en vez de estar más cerca, estamos más lejos. En vez de fraternizar con el sur africano, fraternizamos con el norte castellano. Jamás habrá celebración del Milenio. Resulta imposible. No hay tiempo ni voluntad ni valor. Será un paripé, sólo eso. Ávila en lugar de Granada. La ciudad nuevamente capitulada. Como siempre. Capitulada a la Junta de Andalucía que, como sabemos, es Andalucía occidental. El resto es Ávila.

Diario IDEAL, 19-I-10

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