sábado, 16 de enero de 2010

PUERTA REAL 12 - I - 2010



El FIN DEL MUNDO HA LLEGADO

El mar habrá anegado Granada en 2040. Habrá largas sequías y copiosas nevadas y seremos masivamente invadidos por africanos sedientos. El fin del mundo, ni más ni menos.

Desde que el hombre está sobre la Tierra, el mundo se ha acabado cientos de veces. Parece que nos gusta esto de que se acabe el mundo. ¡Hay que ver lo que nos cuesta digerir que nosotros acabaremos para el mundo y no el mundo para nosotros!

El mundo se acabó en el año 1000. Y en el 2000. Y volverá a acabarse en 2012. Para Evangelistas y Testigos de Jehová, estamos ya en el fin de los tiempos. No hay culto sin Apocalipsis. Raelianos, Gnosis, Mormones, Iglesia de la Luz del Mundo... todos están esperando una inminente debacle.

También hay una versión laica del fin del mundo: el calentamiento global. Porque los laicos son religiosos. Su Dios es la ciencia. Un Dios que se ha equivocado tantas veces como el Dios de los profetas.

Los clérigos de sotana blanca nos angustian con las atrocidades que están a punto de ocurrir. ¡Desgraciados los granadinos que tengan apartamentos en primera línea de playa! La inundación será el castigo a su hedonismo. ¡Pobres andaluces invadidos por hordas africanas! Hasta tendremos que unirnos a ellas, a la conquista del Norte, porque Granada será un desierto.

Gracias al catastrofismo, la gente vive amilanada y, de esta forma, es fácilmente manipulable. No hay nada como la culpabilidad para acallar a los mortales. Parece que actualmente no nos basta con el ubicuo ojo de Hacienda ni con las leyes de género del Gobierno de España para crearnos culpabilidad.

Como los sacerdotes de bata negra ya no acobardan tanto, los de bata blanca han tomado el relevo: “¡El mundo se calienta y los más inimaginables desastres se abatirán sobre nosotros! ¡Convertíos!”. Desde luego, ¡cómo pecamos al arrancar el automóvil, encender la estufa o poner el frigorífico!

Nuestra maldad traerá el fin de los tiempos. Los nuevos sacerdotes no nos conceden respiro: si llueve, es que después vendrán largos años de sequía; si hace el frío natural en invierno, es que, en el futuro, habrá calinas insoportables; si tenemos una dulce primavera, es que nuestro clima se ha hecho desnaturalizadamente tropical. Para los iluminados, todo presagia lo que temen, que es lo que secretamente anhelan.

No hay profeta que no sea una máquina de culpar. Y así se asen a cualquier instrumento que les sirva para ello, ya sea el Apocalipsis o el calentamiento del planeta. Para ellos, nuestros nietos vivirán en el horror. De esta forma quieren que ya vivamos en él. Y así, mientras permanecemos petrificados de miedo, los poderosos hacen y deshacen a su antojo, amasando fortunas con las que vivirán opíparamente en 2040. Para entonces, el fin del mundo quedará un poco más lejos.
Diario IDEAL, 12-I-10

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