martes, 16 de diciembre de 2014

CERCO AL CENTRO

«La LAC resulta risible y delata una mentalidad naif y aldeana» 

Telesfora Ruiz, concejal de Movilidad, y José Torres Hurtado, alcalde de Granada, han eliminado los autobuses del centro de la ciudad para jugar con un cochecito al que llaman pomposamente LAC 

Cerco al centro 

Los señores Hurtado y Telesfora, alcalde de Granada y concejal de Movilidad respectivamente, deberían ser juzgados por el desastre que han producido a Granada con sus decisiones abstrusas, cambiantes, erráticas. Deberían ser juzgados porque han destruido el corazón de una ciudad moderna, su movilidad, para implantar un capricho cateto, un autobús grandioso y cortoplacista, candado contra la movilidad general, que, por su desproporción histriónica y microscópico trayecto, resulta risible y delata una mentalidad naif y aldeana.
El plan de Movilidad, a pesar de los parches posteriores, sigue siendo un plan delirante, una puñalada al desarrollo de la ciudad, un robo del transporte público. Han puesto dos autobuses de largo recorrido para acallar el clamor contra su arbitrariedad, pero el paso natural sigue siendo el centro, Reyes Católicos y Gran Vía, constituyendo un dislate desviarlos por el Palacio de Congresos y Camino de Ronda. Pero el dislate, si cabe, es más grande ahora que antes, porque, aunque por fin es posible atravesar la ciudad en un solo autobús por más que sea a través de caminos torcidos, no ocurre lo mismo con el centro, donde hay que hacer dos o tres transbordos. Si te encuentras en Puerta Real y quieres ir a la Chana o a la Bola de Oro, tienes que hacer dos. Si estás en el Salón y quieres subir a Cartuja, tres…
Se ha cavado así un foso en torno al centro, se le ha marcado como territorio inhóspito, non grato. La gente toma los autobuses de largo recorrido y elude cuanto puede esta estulta LAC de pomposo nombre, como todos los sueños de gloria palurda. Por eso este año hay mucha menos gente en el centro. Paseas un día normal por las calles de Granada, víspera de Navidad, y tienes la sensación de encontrarte en un pueblo abandonado. La gente ha sido raptada para perderla por laberintos y aledaños. Los comerciantes lo están notando. Personas que han invertido su dinero en levantar comercios confiando en el flujo ciudadano natural y que de pronto ven las calles ralas, medio vacías, como si la peste se hubiera cebado en la población. Lo que unido al descenso del número de viajeros con la consiguiente deuda municipal, es un desastre absoluto para Granada.
El mejor sistema de transporte, el único eficiente, es el que había antes de la suicida reforma y habrá que volver a él si no se quiere producir más daño a la ciudad, reutilizando los dinosaurios LACs para las líneas de más kilometraje y viajeros. Pero es perentoriamente necesario un transporte que dé una coz a los transbordos, que lleve pronto a los ciudadanos a sus destinos y que no hunda el centro en la miseria.
¡Hay que restañar pues los navajazos al transporte público asestados por el desquiciado tándem Hurtado/Telesfora! Claro que deberían ser juzgados por tan nefasto despropósito, por el tiempo atracado a los granadinos, por el gasto desorbitado que están produciendo, por las molestias causadas a los ciudadanos, por la ruina inducida a los comerciantes. No se puede jugar con la población. No se pueden hacer experimentos con su bienestar. No se puede arrebatarle el tiempo o causarle ruina por divertirse instaurando avenados caprichos. Por supuesto que deberían ser juzgados. Desgraciadamente  las leyes no contemplan los juicios por mal gobierno. ¡Espero al menos que dictaminen las urnas!

GREGORIO MORALES VILLENA
Diario IDEAL, martes, 16 de diciembre, 2014

6 comentarios:

  1. Hace tiempo que he descubierto que estamos goberados por incultos ignorantes, que lejos de poder calificar de catetos, por que el catetismo no es cuestion de inteligencia si no de entorno social, podemos calificarlos de tontos, absolutamente tontos. Se deslumbran en su viajes por las ciudades que visitan queriendo traer en sus delirios aquello que ven en otros entornos, en lugar de planterse seriamente cómo solucionar los problemas que tenemos con soluciones adaptadas a las ciudades que tenemos. debio estar en Finladia donde circulan en invernales pasadizos bajo tierra porque por arriba es imposible cuando pretendia robar las vistas a la subida a La Alhambra, con el metro no se bien donde estubo y lo de los buses gigantescos ... en fin minimos niveles de inteligencia en unos personajes añejos, anclados en su propia ignorancia. ¡ojala fueran naif!

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    1. Exacto, Ana María, debió de estar en un país europeo como el que citas y se vino con la "maravillosa" idea... El catetismo del que yo hablo consiste en querer imitar sin tener ni idea del contexto. Por ejemplo, un rascacielos en Nueva York puede ser bello, es cosmopolita... pero situado en un pueblo de la Mancha de 1000 habitantes es una aberración, una catetez. Es lo que ha ocurrido en Granada. Estamos gobernados por incultos, por zafios, por palurdos.

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    1. ¿Quieres decir que doña Telesfora o el ínclito Hurtado estuvieron en Finlandia y se trajeron la peregrina idea que está arruinando Granada? Apoyando la deducción de Ana Mª Loureiro yo diría ambién que ¡SÍ!

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  3. Que encuentres el modo de sobrevivir a tanta estupidez navideña. Ya sólo faltan quince días y la gente volverá a comer lo que ha comido siempre, a beber el riojilla del supermercado de siempre, las parejas se amarán porque la piel es siempre un desafío, no por el efecto de colonias caras y con nombres cursis, pasearemos sin luces estúpidas y podremos oír, ¡al fin!, música diferente a los villancicos americanizados de las películas.
    Que encuentres el modo, Gregorio. Es mi deseo para ti.
    Un abrazo,

    AG

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    1. Querido Alberto, ¡sobreviviré! Y lo haré porque me gustan los tópicos navideños. El adulto frío y razonador comprende que es como tú dices, pero el niño que vive dentro de mí se sigue admirando por las luces, los villancicos, los regalos, es embargado hasta los tuétanos por el espíritu de la Navidad, y la vive con la misma ilusión de los tiempos en que crecía y aguardaba a los Reyes Magos. Esto de la Navidad es como el fútbol. Es irracional. Y se ama o no simplemente porque sí. ¡Gracias por tus palabras y tu felicitación!

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