martes, 15 de octubre de 2013

EL EXORCISTA

«El exorcista no está ni se le espera» 

Alcaldes de toda España reunidos en Madrid el domingo 13 de octubre de 2013 para protestar por la Ley de Racionalidad y Sostenibilidad de la Administración Local (foto: europapress.es
El exorcista 

El domingo se reunieron en Madrid políticos de todo signo salvo del partido gobernante, aunque les habría dislocado estar. ¡No, no era para pergeñar el famoso y cacareado “pacto contra la corrupción”! ¡Tampoco para tratar de encontrar soluciones al salvaje paro que asola España! ¡Ni mucho menos para reflexionar sobre el analfabeto funcional en que sus leyes han convertido al pobrecito español! No, no ¡estaría bien! para nada de eso. ¡Es que han visto peligrar canonjías, mamaderos y reparto de poder con la ley de administración local que se avecina! ¡Y no pueden tolerar que ahora vayan a abrevar del erario público menos “compañeros”!
Disfrazada de defensa de la Democracia y de la autonomía local, esta causa defiende míseros intereses, y eso que sólo se trastocan levemente con la ley en ciernes. No quieren escuchar que la inflación de políticos es el gran obstáculo para la modernidad de España. El presupuesto de la mayoría de los ayuntamientos, sostenido a base de engorrosos créditos que seguirán pagando nuestros tataranietos, se va en los sueldos de personal. ¿Para qué sirve entonces esta legión de representantes si se jalan lo que deberían emplear en bienes y servicios? El dinero que debe revertir en los ciudadanos cae en bocas voraces mientras urbes y pueblos quedan abandonados a la entropía. De cada 100 euros recaudados, un ayuntamiento como el de las Gabias (Granada), de solo 18.000 habitantes, se merienda 63 para gastos de personal. Por el mismo concepto, el ayuntamiento de Granada, con jurisdicción sobre 239.000 habitantes, abonó en 2012 ¡106 millones de euros! La tercera parte de su presupuesto. Pero si a esto añadimos que en intereses por créditos está pagando una cantidad que ronda los 20 millones anuales, sólo le quedan para gestionar la mitad de los ingresos. Deben de haberse graduado en Harvard ante tamaña pericia administrativa.
¡Cuánto mejor no sería licenciar a quienes abducen de esta forma el erario público! En ningún país civilizado se permitiría tan nefasta gestión. Y ahora, cuando con la tímida racionalidad que trata de imponer el Gobierno ven peligrar sus kiosquillos y no les salen la cuentas, protestan airadamente y se concentran en Madrid y hacen declaraciones apocalípticas como las de Noel López, alcalde de Maracena, como si el mundo se fuese a acabar porque no estarán ellos, al menos no todos, identificando tristemente su sopa boba con la sopa de los españoles, cuando es bien al contrario, ¡su supresión es una garantía! Menos políticos, menos sueldos públicos, más eficiencia, economía más saneada, más inversiones, menos gravámenes.
Como los vanos demagogos que son, estos especímenes tratan de hacernos confundir Democracia con abundancia de munícipes, autonomía local con profusión de minúsculos ayuntamientos, buenos servicios con inflación de empleados públicos, y agitan ese espíritu de campanario que hunde sus raíces en la España profunda y que es el mismo de Mas y Urkullu, ya que Cataluña y el País Vasco son profundamente España.
Qué difícil es el camino de la modernidad para este país que vivió una República minada, una Dictadura castradora y una Democracia corrupta. Así que ahí se han ido, a Madrid, y ahí seguirán yéndose, a manifestarse como ajados espectros, defendiendo intereses obsoletos con los que mantienen un macabro maleficio sobre España. ¡Y el exorcista no está ni se le espera!

GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 15 de octubre, 2013

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