miércoles, 20 de marzo de 2013

LA ETOPEYA

«Una buena etopeya, aunque sea demoledora, confiere dignidad y enjundia al personaje»

Mayte Olalla durante su rueda de prensa del martes 12 de marzo de 2013, donde trazó una magnífica etopeya del alcalde de Granada. Click en la foto para ver el vídeo
La etopeya

El alcalde considera ofensas los calificativos que le dirigió Mayte Olalla en una reciente rueda de prensa, pero es porque en España no existe tradición parlamentaria. El franquismo cortó con ella. Como se votaba lo que imponía el jefe supremo, ¿para qué había que convencer a nadie? Hoy también se vota lo que dice el jefe supremo, pero hay varios y, además, existe una opinión pública libre. Por tanto hay que argumentar y convencer. Lo malo es que casi ningún político granadino lo hace con la riqueza, el ritmo y la claridad de Mayte Olalla.
 Lo que la concejal trazó fue una brillante etopeya. ¡Pero seguro que el alcalde piensa que la palabra es también un insulto! Normal en quien comenzó su primera legislatura convirtiendo cajas de libros en cajas de mantecados. Una etopeya es un retrato psicológico. Con pocas palabras pero certeramente hiladas, Mayte Olalla trazó un retrato psíquico del señor Hurtado. Y es que una etopeya no se hace con el lenguaje de los juristas ni del BOE, sino con metáforas, comparaciones, hipérboles, retruécanos y demás figuras literarias.
Recuerdo que en mi infancia nos sonreíamos de la literalidad de muchos europeos, que no entendían ni el doble sentido ni las exageraciones ni las ironías. A la pobre España contemporánea le sucede lo mismo. Que Mayte dijera que nuestro alcalde se levanta todos los días con una epifanía, que comienza a parecérsele al santón de Baza, que se comporta como un niño de papá jugando con la vida y el dinero de los demás… no son apotegmas ni sentencias, sino pinceladas para dibujar la personalidad del hombre que ha regido Granada durante una década. No hay que fijarse en el rojo, en el azul o el negro aislados, sino en la mezcla y en la composición. ¡Y cómo clavó el retrato!
No hubo insultos, por tanto, porque una buena etopeya, aunque sea demoledora, literaturiza al personaje, y esto le confiere dignidad y enjundia. Tras las palabras de Mayte, Torres Hurtado es más interesante hoy que ayer. Claro que también era interesante Nerón y quemó Roma.
Mayte debería vivir en la época dorada del parlamentarismo español y relacionarse con Castelar, con Azaña, con la Pasionaria, de cuya oratoria no desmerece, pero en su lugar se encuentra en la mermada Granada del siglo XXI junto a desmayados políticos a los que escandaliza su verbo preciso, vigoroso y singular. Que la pongan en la picota es un indicio del temor que inspira su don. Toda buena etopeya es un espejo que dice la verdad, ¡y eso resulta intolerable! Entonces la destierran y urden sacarle el corazón. Afortunadamente puedes hacer añicos un espejo, pero no puedes evitar que la imagen te persiga en sus fragmentos. Lo que para el alcalde ha sido insulto, para muchos granadinos ha sido la brillante explicación de uno de los peores decenios de la ciudad. El poder se va, pero las etopeyas son indelebles.

GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 19 de marzo, 2013 

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