martes, 28 de mayo de 2013

EMILIOS

«Emilio Herrera y Emilio Atienza no sólo están hermanados por el nombre»

El científico, aeronauta y presidente de la República española en el exilio Emilio Herrera Linares (fuente: La Murga de Nito).
Emilios

Al historiador granadino Emilio Atienza le ha tocado la lotería. No porque le hayan premiado un décimo, sino más difícil aún: le están siendo reconocidos sus trabajos sobre uno de los hombres más singulares y universales del siglo XX, Emilio Herrera Linares, científico, pionero aeronauta y presidente de la República española en el exilio.
Es como si los dos Emilios fueran juntos: la audiencia del uno repercute en la del otro. Curiosamente los dos han estado prácticamente silenciados durante lustros y de los dos se ha descorrido el espeso velo a la par. La veda la levantó el pasado octubre la periodista de IDEAL Inés Gallastegui, que nos regaló un precioso reportaje acompañado de imprescindibles fotografías. Luego, en este mes de mayo, han seguido dos de los más importantes periódicos nacionales: El País, con un emotivo artículo de Rafael Argullol, y El Mundo, en una larga semblanza de Juan García López. Los tres se basan profusamente en las investigaciones de Emilio Atienza, cuyas citas no escatiman. En un país donde hasta la televisión pública saja los títulos de crédito, donde se ocultan las fuentes, se copia sin rubor y se plagia con descaro, no es sino un poderoso espaldarazo.
Emilio Herrera y Emilio Atienza no sólo están hermanados por el nombre o por el tema de investigación, sino que esgrimen un idéntico espíritu, y no por ser granadinos, que lo son de pura cepa, sino por ser curiosos, audaces y de una rigurosidad ética que era connatural en algunos de los hombres de la República, pero que hoy es tan difícil de encontrar como una mota de polvo en los confines de la galaxia.
Emilio Herrera ha estado tan silenciado que no recuerdo haberlo oído nombrar a ningún político en los últimos 20 años, tanto que, a pesar de ser uno de los científicos e inventores españoles más importantes del siglo XX, su nombre no consta ni en un rinconcito de nuestro parque de las Ciencias. Y Emilio Atienza ha estado tan silenciado que, a pesar de haber militado durante décadas en un importante partido político, lo han mantenido en retaguardia.
            Vivimos en una ciudad pueblerina en un país provinciano, por lo que, para que algo sea tenido en cuenta, primero debe ser reconocido en el extranjero. De este modo, la admiración que Emilio Herrera generó en el mundo antes y después de su muerte, en Francia, en Alemania, en Estados Unidos, ha ido calando lentamente en España, y ahora es ya imparable. Intelectuales y políticos descubren con sorpresa y estupor a este gigante escondido.
            El hombre que diseñó el traje espacial 30 años antes que la NASA, que voló en un globo de Berlín a Nueva York, que se carteó con Einstein, que plantó las bases de la aeronáutica, que prefirió la pobreza a la indignidad, es parejo a este otro hombre que ha estudiado física y aeronáutica e ingeniera nada más que para seguir al primero, y para quien la integridad ha estado antes que la obediencia al sectarismo político.
Cuando todo se derrumba, sólo lo firme queda en pie. Se derrumban la cultura, los partidos, España, y tal vez por eso, entre los cascotes, emergen solitarias algunas figuras, como estos dos Emilios. ¿Puede extrañar que sea ahora cuando comienza a hablarse de ellos?

GREGORIO MORALES
Diario IDEAL, martes, 28 de mayo, 2013

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